Archivo para febrero, 2020:
POR RAQUEL ILEANA ALEJANDRO JUÁREZ y ALEXANDRA ENRÍQUEZ ROQUE *
Este año se conmemoran los 100 años del nacimiento del gran director y guionista italiano Federico Fellini (Rímini, Italia, 20 de enero de 1920- Roma, Italia, 31 de octubre de 1993), quien llegó a ser un gran cineasta capaz de retratar la belleza cotidiana de Italia, crear una nueva manera de contar el mundo desde sus sueños y llevar a la pantalla grande el lado más grotesco de sus propios recuerdos.
En la filmografía de Federico Fellini destacan: Las noches de Cabiria (1957), La Strada (1954), La Dolce Vita (1960), 8½ (1964), Roma (1972), Amarcord (1973), Julieta de los espíritus (1965), Casanova (1976), Ensayo de orquesta (1978), Y la nave va… (1983).
En cada una de sus películas utiliza los mismos elementos y resalta el protagonismo de sus personajes “de circo, payasos, mujeres gordas, porque justamente de esto se trataba el cine de Fellini, de tener ahí la presencia de estos personajes que él veía como de la vida real y cotidiana, para meter una dosis de burla, de divertimento, pero también otra forma de ver lo cotidiano”, como lo explica en entrevista para CineAdictos (CA) el profesor José Antonio Íñiguez Martínez (JAIM), quien por más de tres décadas ha formado a generaciones de profesionales de las licenciaturas de Comunicación y Diseño Gráfico.
José Antonio Iñiguez Martínez, experto en materias como Fotografía, Diseño Editorial por Computadora, Cine y Literatura, Arte y Comunicación, nos guía para comprender un poco más sobre la trascendencia de Federico Fellini en el cine.
CA: ¿Qué opina del cine de Federico Fellini, de la música que seleccionaba, los actores a los que recurría, guiones, fotografías?
JAIM: Fellini es uno de los grandes emblemáticos del cine, de los incuestionables y de los que marcó pauta en un cine diferente; para cualquier interesado en el cine Fellini es un imprescindible, un tipo que hay que ver, conocer, disfrutar, porque es el generador de un estilo en muchos sentidos.
CA: ¿El circo como elemento de sus obras?
JAIM: Se convirtió en un clásico de él, porque empezó a utilizar personajes de circo, payasos, mujeres gordas, porque justamente de esto se trataba el cine de Fellini, de tener ahí la presencia de estos personajes que él veía como de la vida real y cotidiana, para meter una dosis de burla, de divertimento, pero también otra forma de ver lo cotidiano.
CA: ¿Qué hay del acompañamiento musical de Nino Rota en todas sus películas?
JAIM: En el cine la música es casi siempre indispensable y así como Fellini otros muchos directores que hacen cine de autor forman sus propios grupos de trabajo, trabajan casi siempre con los mismos actores, con el mismo fotógrafo, esto lo podemos ver en Bergman, con Markovsky, así que Fellini no hace la diferencia, forma un grupo muy sólido de trabajo; en el ámbito musical también logra impregnar con su estilo cada una de sus películas que, por supuesto, apoya al discurso cinematográfico.
CA: ¿Cómo asimilar o explicar las razones que lo llevaban a declarar abiertamente que era un cineasta que nunca iba al cine?
JAIM: No es un caso único, hace poco veía una entrevista a un director quien decía: “no veo mucho cine, ni leo muchas cosas de cine, no me lleno la cabeza de otro tipo de historias, yo nomás me la paso con mi esposa”. No es la excepción, hay quien no ve sus propias películas, hay quien trabaja en ellas, las ve, por supuesto, pero no está haciendo un comparativo ni un análisis con otros directores, ni nada de esto.
CA: «Hablar de sueños es como hablar de películas, ya que el cine utiliza el lenguaje de los sueños: años pueden pasar en segundos y se puede saltar en un lugar a otro», ¿qué opina de esto que decía Federico Fellini?
JAIM: Que tiene toda la razón; hay quien dice que el cine es mejor que la vida y esto se aplica ahí. Esto lo decía François Truffaut, si no mal recuerdo, y efectivamente, gracias al lenguaje cinematográfico es posible jugar con el tiempo y el espacio todo el tiempo.
Mucho más fácil que en otras manifestaciones artísticas.
CA: ¿Cómo rescatar la trascendencia del trabajo y de los logros de Fellini?
JAIM: Es una labor universitaria; hablo de preparatoria y universidad, y por otro lado es una encomienda para el Estado, que debería hacer festivales. En la Cineteca (Nacional) se hace, en la UNAM también, pero digamos que hacer campañas para nuevas generaciones, para irlos introduciendo al mundo del cine, del buen cine.
CA: ¿Qué elementos de Fellini cree que encontramos en el cine actual?, ¿en qué películas concentraríamos ejemplos?
JAIM: Hay muchos directores que toman estos elementos, el mismo Tim Burton, en muchas de sus películas, pero hablar de un cine, en general, con el influjo de Fellini, creo que me cuesta trabajo decir puntualmente qué sí y qué no, yo creo que su cine fue producto de una época, es único y probablemente irrepetible.
CA: ¿Cuáles son las principales aportaciones de Fellini?
JAIM: Su forma narrativa, personajes grotescos, circenses, su música, el ritmo que le da a sus películas, su genialidad, yo diría. Aunque él alguna vez dijo “no siempre se puede ser genio”, yo creo que él sí era un genio con sus altibajos, pero era un tipo capaz de hacer lo que le pegaba la gana y que a la gente le gustaba e interesaba.
CA: ¿Cuál es su película favorita de este director?
JAIM: Conozco toda su obra y yo diría que me gustan todas. Si tuviera que escoger, la emblemática 8 ½ que me parece una película súper interesante, bien estructurada, nos cuenta cómo se hace el cine, de alguna manera.
CA: ¿José Antonio Iñiguez ha recibido la influencia de Federico Fellini?
JAIM: Uno es producto de muchos influjos, sobre todo en materias de arte y humanistas, pero probablemente en saber que un proceso creativo puede ser muy divertido y le puede gustar a todo mundo por más complicado que sea. Yo creo que esa sería una gran lección de Fellini, para los que somos asiduos al cine y al arte en general.
* Raquel Ileana Alejandro Juárez y Alexandra Enríquez Roque realizan Servicio Social en el Programa de Promotoría Cultural.
Esta colaboración se publicó de manera impresa en febrero de 2020, edición 187 del boletín informativo CineAdictos, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.
POR JOSÉ ALFREDO FLORES ROCHA
Filmada en un gran plano secuencia que parece no tener fin, con 1917 Sam Mendes logra un retrato intimista que sigue la misión de un par de soldados del ejército inglés, a quienes se les ordena abandonar las trincheras y salir a campo abierto para avisar a otro batallón que los soldados alemanes han fingido una retirada, ello podría ser una trampa y ocasionaría mil 600 muertos.
A partir de esta misión: entregar una carta que evite miles de bajas en la Primera Guerra Mundial, Sam Mendes narra el heroico calvario de dos jóvenes con escasas posibilidades de supervivencia. Con profundas tomas en las que se captan infinidad de detalles del frente de batalla, logra sumergir a los espectadores en los miedos, la incertidumbre y el deseo de sobrevivir. En los 119 minutos que dura este largometraje no se perciben los cortes de edición.
La proeza técnica alcanzada por el realizador británico, acompañado por la asesoría del experimentado director de fotografía Roger Deakins y de la empresa Arriflex, vieja aliada de la industria cinematográfica, especialmente de las grandes productoras de Hollywood, representa un hito en la historia contemporánea del Séptimo Arte.
El largometraje conjuga el talento de estos dos grandes de la cinematografía con el desarrollo de una cámara que les permite conseguir escenas que rayan en la perfección técnica y que van más allá de un objetivo meramente estético.
Gracias a la ayuda de esta cámara, Sam Mendes consigue retratar, de manera muy cercana, a los persona-jes en el campo de batalla, tal y como lo tenía previsto desde la planeación del rodaje. La cámara, especialmente creada para la filmación de 1917, está equipada con un sensor óptico capaz de registrar hasta el más mínimo detalle, logrando efectos de profundidad inéditos.
El gran plano secuencia permite al espectador seguir la travesía de los protagonistas desde las trincheras fangosas, los valles, los sótanos infestados de ratas, bosques y ríos hasta las batallas que se libran en el aire por los ejércitos combatientes, sin descartar aquellos escenarios un tanto inverosímiles, que el realizador comparte en gran complicidad con su público. Necesario es remarcar que el peso de la película recae en las interpretaciones de Georges MacKay y Dean-Charles Chapman.
Sam Mendes ha logrado una película redonda, no sólo por el dominio del lenguaje cinematográfico, basado en ese gran plano secuencia del que ya se habló, sino también por el manejo de la luz, el sonido, color y ritmo que imprime a cada una de las escenas que va mostrando de manera calculada y sistemática. Ante la lente aparecen expresiones de alegría, desesperación, dolor y esperanza que transmiten los personajes.
Nada escapa al ojo de este director que, con gran agudeza, retrata una historia intimista, alejada de todo cliché, sobre todo cuando se tiene como telón de fondo un hecho histórico. No es una película más de cine bélico, estamos ante una cinta poderosa, entrañable, emotiva, relacionada con valores como la solidaridad, amistad y el deber cumplido.
La supervivencia se vuelve una premisa a lo largo del filme. El ser humano y su circunstancia son los ejes. La voluntad inquebrantable por seguir existiendo, a pesar de estar en un mundo cruel, caótico y violento, donde la esperanza no termina, a pesar de las trincheras, las ciudades derruidas y cientos de cadáveres semienterrados.
A cada instante los protagonistas se hacen las mismas preguntas: ¿Vale la pena seguir adelante con una guerra absurda que terminará con los sueños de hombres y mujeres? ¿Es mejor dar media vuelta y regresar a casa con los suyos?
Como en toda conflagración, el ser humano es visto como carne de cañón, mientras los “dueños” del mundo mueven sus piezas a su antojo sobre el tablero, a manera de un juego perverso de ajedrez, decidiendo en qué momento viven o mueren sus peones.
Hasta ahora, 1917 es la mejor película que ha filmado Sam Mendes, por encima de su gran éxito Belleza Americana (American Beauty, 1999).
Para los amantes del cine de autor, 1917 representa un poema visual de principio a fin.
Esta colaboración se publicó de manera impresa en febrero de 2020, edición 187 del boletín informativo CineAdictos, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.
POR CARMEN CANO GORDÓN *
Judy (Reino Unido, 2019), el más reciente filme del director Rupert Goold, se centra en la vida de Judy Garland durante el invierno de 1968, época en que, por necesidades económicas, la estrella de cine y televisión tuvo que trasladarse a Londres para dar una serie de exitosos conciertos, pero fue ésta la etapa más dura de su vida: arruinada, sin poder ver a sus hijos y con un severo problema de adicciones.
Tan sólo seis meses después de esa serie de conciertos con entradas agotadas, el 22 de junio de 1969, Judy muere accidentalmente por una sobredosis; tenía solamente 47 años de edad, aquella exitosa mujer que nunca dejó de ser Dorothy en El mago de Oz (The Wizard of Oz, Victor Fleming, 1939).
Ahora, quizá un poco tarde, Hollywood decide rendirle un merecido tributo con este filme, con una Judy interpretada por la magnífica Reneé Zellwegeer, quien, después de ausencias, operaciones y demás vicisitudes, decide regresar al cine para dar vida a Judy Garland y cosechar nuevos triunfos como los de El diario de Bridget Jones (Bridget Jones’s Diary, Sharon Maguire, 2001) y Chicago (Rob Marshall, 2002).
Al cierre de esta edición Reneé Zellwegeer ha sido nominada en los principales festivales de cine, incluyendo el Oscar. Ha ganado ya en la categoría de Mejor Actriz en: British Independent Film Awards, Sindicato de Actores, Critics Choice Awards y Globos de Oro, por lo que debemos reconocer que, al menos para nosotros, es la mejor actriz de la temporada.
Habría que anotar algunos defectos de la película, pero todos quedan minimizados por la soberbia recreación del personaje que logra Reneé Zellwegeer: en numerosos momentos nos encontramos frente a frente con una atormentada mujer famosa que desde pequeña enfrentó presiones profesionales.
Para quienes tengan pocas referencias sobre quién fue Judy Garland, baste señalar que se trata de una icónica actriz cinematográfica del Hollywood de los 40, 50 y 60 del siglo pasado. Su vida fue azarosa y triste, manipulada por todos, empezando por su madre, Ethel Milne una mujer manipuladora; ambicionaba fama y riqueza a costa de lo que fuera, principalmente de su hija, Judy, quien a pesar de no contar con un físico agraciado poseía una sublime e inigualable voz.
Ethel, en contubernio con Louis B. Mayer, el productor ambicioso e insaciable, se dedicó a hacer de Judy alguien sin voluntad, llena de complejos, dispuesta a obedecer en todo: no comía para no alterar la delgadez que querían para ella; le daban a tomar barbitúricos y anfetaminas, la hacían trabajar hasta ocho horas sin parar.
La madre de Judy Garland “estaba encima” de la joven las 24 horas del día, vigilando lo que comía, su peso, dándole más pastillas de las indicadas por un médico, – a quien le compraba las recetas-, preguntándole repetidamente sobre sus parlamentos, la letra de las canciones, los pasos de baile. Con todo esto la estrella juvenil no podía dormir cuando tenía que hacerlo ni despertar cuando era necesario. Prácticamente era un zombie.
En 1939 se filma El Mago de Oz, gran éxito de público y de crítica que hizo a Garland ganadora del Oscar especial a la Mejor Actriz Juvenil, dando con ello un cambio radical en su vida. La llevó a los cuernos de la luna, pero siempre bajo la supervisión de Ethel y de Mayer.
A partir de entonces se formó una triada indisoluble: Judy Garland la actriz de El Mago de Oz que canta Over the Rainbow. El éxito de este filme la llevó a actuar un total de 18 películas para 1944, todas ellas acompañadas de miles de pastillas procuradas con recetas falsas, controles apócrifos y médicos comprados.
Es necesario mencionar que, para bien, en su carrera cinematográfica fue muy importante el inefable y extraño Mickey Rooney, pareja en muchas de sus películas y amigo entrañable en su vida.
Por todos los abusos a que fue obligada, Judy Garland se volvió anoréxica, insegura, incumplida… Como dice la escritora Guadalupe Loaeza en su columna del periódico Reforma del 16 de enero de 2020: “Para colmo empezó a llegar muy muy tarde a los rodajes, ensayos y clase de canto y baile. Todo el mundo se quejaba…”
Se casó cinco veces, la primera con Vincent Minnelli, padre de la también estrella de Hollywood Liza Minnelli, quien heredó el talento de su madre. Vincent fue un absoluto fiasco, por su comportamiento la orilló a entregarse aún más a las drogas y al alcohol, obligándola a entrar y salir a clínicas de desintoxicación. Sufrió un aborto y tuvo tres hijos que eran su vida entera.
A pesar de todos sus problemas, el público la seguía y veneraba. Ganaba fortunas, pero de la misma forma las despilfarraba y sus maridos la explotaban. Es muy recomendable ver con detenimiento la ambientación de este filme y darse el gusto con este banquete de un icónico personaje del Hollywood, que será siempre el emblema del género musical de la Meca del Cine. Conocer más detalles de la vida de esta icónica y emblemática actriz que no dejó de ser Dorothy, a quien dio vida de forma magistral en El mago de Oz.
* Carmen Cano Gordón, maestra cofundadora de CineAdictos.
Esta colaboración se publicó de manera impresa en febrero de 2020, edición 187 del boletín informativo CineAdictos, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.
POR LUCÍA ELENA ACOSTA UGALDE *
En Parásitos (Gisaengchung / Parasite. Corea del Sur, 2019, 132 minutos) el director Bong Joon-ho desarrolla una trama donde convergen las historias de dos familias, aparentemente opuestas pero, en el fondo, muy parecidas, con una mezcla de drama, comedia de humor negro, thriller y terror.
Por un lado están los Kim, pobres, unidos por las circunstancias que los obligan a vivir en el semisótano de un barrio marginal en condiciones deplorables. Por otro los Park, familia adinerada dueños de una residencia donde privan lujo y ostentación, pero también el vacío.
Los Kim, uno tras otro, se van infiltrando en la casa y en la vida de los Park, como tuto-res de sus hijos o empleados del hogar, con la intención de beneficiarse de la evidente riqueza económica. A partir de este pretexto Bong Joon-ho crea una obra maestra.
Parásitos ha sido alabada por la crítica internacional; en 2019 ganó, entre otros premios de festivales internacionales: Mejor Película Internacional en British Independent Film Awards; Mejor Película de Habla no Inglesa en los Globos de Oro y la prestigiada Palma de Oro al Mejor Largometraje en el Festival de Cannes.
En 2020 podría continuar la buena racha debido a las seis nominaciones a los premios Oscar en las catego-rías de Mejor Dirección, Mejor Diseño de Producción, Mejor Guion, Mejor Edición, Mejor Película Extranjera y Mejor Película.
Aunado a que Parásitos ha arrasado con las opiniones de la crítica internacional, también ha merecido el apoyo de un grande de la industria, Guillermo del Toro, quien anotó en su cuenta de twitter: “He amado y admirado a Bong Joon-ho desde Memories of murder (2003) y me sorprende, me deleita y me conmueve en cada ocasión. Entonces, decir que esta es su mejor película significa mucho para mí. Y lo es. Un filme lleno de tristeza, ingenio y profundidad. Irreverente pero compasivo. Asombroso».
Parásitos ofrece multiplicidad de lecturas. Los personajes son redondos, están tejidos de manera excepcional y fueron construidos desde las vicisitudes de todos los seres humanos: la familia pobre nos traslada al universo de la desesperación ante la carencia, mientras la familia rica detona la indignación ante el derroche y la opulencia en el que el dinero se gasta solamente en trivialidades.
Existen elementos alternos al relato: mientras que la torrencial lluvia es una tragedia para la familia pobre e inunda su precaria vivienda, para la familia rica es un mínimo contratiempo, la causante de la interrupción de un viaje familiar, que encuentra una fácil solución haciendo que el maleducado hijo menor instale su tienda de campaña en el jardín de la casa.
Bong Joon-ho ha reconocido que en todas las sociedades existen contrastes sociales y
él mismo las vivió/padeció en una etapa de su vida, al dar clases a una familia adinerada en su juventud; en ese momento se sintió excluido. Las familias coexisten entre sí y marcan elementos que nos llevan a la reflexión.
Aunque se trata de un tema universal, en Parásitos el relato está perfectamente estructurado. En las poco más de dos horas que dura la proyección, en ningún momento se pierde el interés por lo que sucede en la pantalla y se disfruta del maravilloso valor estético de la cinta, los objetos cotidianos se convierten en personajes: la lluvia, el sótano, los pasadizos, la despensa.
Respecto a los escenarios destaca la elegante residencia de la familia Park, una casa construida ex profeso a petición del director. Para ello Bong Joon-ho y su diseñador de producción Lee Ha Jun crearon el proyecto desde los cimientos, con objeto de que cada personaje de la familia pobre contara con espacios arquitectónicos ideales para infiltrarse en la vida de la familia rica, especialmente para que los intrusos se escondieran y observaran sin ser vistos.
La casa fue diseñada en dos niveles, cada habitación responde a las necesidades personales de cada integran-te de la familia rica e incluye espacios que sirven para contextualizar la vida de los de arriba y los de abajo, tal y como sucede con las clases altas y bajas de forma cotidiana, en los deseos por ascender en la escala social.
Aquí no hay elementos que sobren: desde los inmensos ventanales que dan paso a un magnífico jardín, la cocina, las recámaras, los pasillos, la iluminación, el vestuario, la ambientación se concatenan para dar soporte al relato. Destacan el sótano y el búnker, en lo más profundo y secreto de la residencia, como escenarios clave para infiltrarse en la vida de la familia rica.
Los giros de tuerca en todo momento se apoyan en la iluminación y el contraste de atmósferas. Sin pretender vender la historia, el final es fenomenal e inesperado.
El gran valor de una cinta es cuando puede apreciarse desde diversos puntos de vista y admitir diversas interpretaciones y lecturas: lo sociológico, cultural, estético, literario. Al final del camino, la película se disfruta de principio a fin y detona la reflexión obligada “En esta historia, ¿quiénes son los parásitos?”.
* Lucía Elena Acosta Ugalde es Doctora en Historia del Arte. Técnico Académico Asociado C, Tiempo Completo. Definitivo.
Esta colaboración se publicó de manera impresa en febrero de 2020, edición 187 del boletín informativo CineAdictos, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.
POR JOSÉ ALFREDO FLORES ROCHA
Más que documental, 1994 es un complejo testimonio visual que da cuenta de la serie de acontecimientos en el ámbito político, social y económico que estremecieron a la opinión pública de nuestro país en aquel año.
Se integra con cinco capítulos, dirigidos por el destacado escritor y cineasta Diego Enrique Osorno, para quien representó todo un reto reunir los testimonios de personajes que se vieron, de manera directa o circunstancial, envueltos en acontecimientos como los asesinatos de Luis Donaldo Colosio (candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional) y José Francisco Ruiz Massieu (secretario general del mismo partido político).
Otros momentos significativos fueron el levantamiento Zapatista de enero de ese año, la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la crisis económica que golpeó los bolsillos de millones de mexicanos y fue conocida como “el error de diciembre”.
Testimonios del expresidente Carlos Salinas de Gortari y de su hermano Raúl nos ayudan a entender las decisiones o la red de complicidades que se lograron tejer desde las más altas esferas de gobierno.
Se suman las entrevistas a: Alfonso Durazo, en 1994 secretario particular de Colosio y ahora Secretario de Seguridad y Protección Ciu-dadana; Marcelo Ebrard Casaubón, cercano colaborador de Manuel Camacho Solís, exjefe de Gobierno de la Ciudad de México y ahora Secretario de Relaciones Exteriores; Othón Cortez, acusado de ser el segundo tirador en el atentado que terminó con la vida de Colosio; el subcomandante Marcos y Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del excandidato presidencial, entre otros.
1994 destaca por su investigación documental y trabajo de recopilación videográfica. La producción le llevó a Vice Media poco más de dos años y eso se nota a primera vista. Se trata de una serie que rescata el espíritu periodístico, un tanto olvidado en los tradicionales espacios informativos.
A 25 años de distancia resulta importante recobrar estas historias que dan cuenta de lo que somos como sociedad en los albores del siglo XXI. Diego Enrique Osorno pone el dedo en la llaga, al retratar con gran nitidez a una clase política en franca descomposición. La pugna de grupos que ya no tiene cabida al interior del sistema y se resisten a perder sus privilegios son la constante.
Se pensaría que estás historias ya no estarían vigentes. Sin embargo, sucede todo lo contrario: basta con mirar, escuchar o leer algún medio de comunicación para darse cuenta de lo contrario.
Las notas sobre el clima de inseguridad, estancamiento económico, crecimiento exponencial del crimen organizado e inoperancia en algunos rubros de los gobiernos en turno parecen ser cosas de todos los días. Realidad que, por desgracia, impera no sólo en México, sino en la mayoría de los países de Latinoamérica.
1994 forma parte de la ola de producciones que ahora se distribuyen a través de las plataformas digitales y que difícilmente verían la luz si prevalecieran antiguas en materia de exhibición.
Hasta hace apenas unos años resultaría impensable que un documental con estas características fuera visto por un público tan heterogéneo y vasto como el que concurre en la plataforma Netflix. Regularmente estos trabajos estaban confinados a un círculo muy cerrado de espectadores, cuando se lograban estrenar.
Resulta gratificante apreciar esta clase de proyectos a través de medios que ofrecen ahora un catálogo nutrido de opciones para quienes buscan contenidos de corte alternativo. Sobre todo ahora que el documental es más valorado y cobra fuerza en nuestro país. No es gratuito que actualmente existan festivales y muestras que le dan cabida y cada vez más difusión.
Bienvenidas esta clase de propuestas audiovisuales que generan debate y controversia. Después de todo es en la pluralidad de opiniones que se construyen los cimientos de una sociedad que busca ser más democrática y equitativa.
Esta colaboración se publicó de manera impresa en septiembre de 2019, edición 184 del boletín informativo CINEADICTOS, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.