“No se sabe en qué momento comienza la violencia, porque se hace visible hasta que es física, quizá antes ocurrió la violencia psicológica, económica, sexual. Después viene la ‘luna de miel’, cuando la persona generadora de violencia intenta pedir perdón, resarcir la relación, crear nuevos vínculos para regresar a la convivencia adecuada. Y, la acumulación de tensión, cuando la persona generadora de violencia se cansa de tener que ganarse el perdón y suceden todas las situaciones que anteceden al hecho violento físico nuevo”, señaló el licenciado Héctor Alfonso Ortega Cano, del Instituto de las Mujeres Naucalpenses y la Igualdad Sustantiva.
Al participar en la conferencia Refugios para mujeres víctimas de violencia, en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, incluyó testimonios de trabajadores involucrados de forma directa con el apoyo, orientación y acompañamiento de personas violentadas que, junto con sus hijas e hijos se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.
Entre las tareas del Instituto se encuentran brindar asesoría y acompañamiento psicológico a las mujeres que solicitan este tipo de ayuda; atención integral de acompañamiento en procesos complejos de víctimas de violencia familiar y, en sus casos, a hijas e hijos.
Ortega Cano agregó, en su ponencia vía Zoom, que “no siempre llegan listas, no llegan con la idea que se van a refugiar. Quieren hacer algo, no saben qué. Salen en la medida que es posible. Hay ocasiones que llegan sin hijas o hijos con los que se van a refugiar, ahí tenemos que estar atentos para que en la medida de lo posible se haga una recuperación”, mencionó.
Por su parte, la maestra Angélica Arroyo González, Subdirectora de Espacios y Mecanismos de Refugio de la Secretaría de Mujeres del Estado de México, se refirió a los refugios para mujeres violentadas que hay en la entidad mexiquense, y comentó que “al momento contamos con nueve refugios y una casa de transición, tenemos que seguir ampliando estos espacios que son necesarios, nuestro objetivo es llegar a 15 en total, todavía más para abrir de manera estratégica en todo el Estado de México”.
Arroyo González explicó que “en los refugios de la Secretaría de la Mujer se cuenta con psicología infantil, específica para estos niños que buscamos reintegrarlos, porque muchas veces las violencias son para las mujeres y para los niños. Atención médica, que también juega un papel importante. Durante la estancia, que puede ser de tres meses como máximo, se trabaja la parte psicológica, jurídica y trabajo social, y si una mujer manifiesta que no quiere estar en refugios, no podemos obligarla”.
A su vez, la licenciada Maleny Díaz Brito, del grupo de trabajo de la Norma Oficial Mexicana (NOM) de refugios habló precisamente de las acciones emprendidas por el grupo multidisciplinario para obtener la NOM, las regulaciones técnicas obligatorias, “el 13 de mayo de 2021 se publicó el proyecto por la Secretaría de Economía, el objetivo es regular la prestación de servicios de refugios para mujeres víctimas de violencia familiar o extrema. Las niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia familiar acuden a los refugios con sus madres”.
La también Coordinadora del Seminario de Derechos Humanos explicó que “las mujeres en situación de violencia requieren atención especializadas en un lugar seguro donde puedan resguardarse para proteger su integridad, su vida y la de sus hijas e hijos, pueden acceder a servicios gratuitos en espacios especializados, seguros y confidenciales que ofrezcan atención, protección y servicio de calidad”.
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