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• Trabajan en el diseño de un plan de estudios para profesionalizar la carrera de partería

“Muchas veces se dice: ‘se atienden con parteras porque no tienen médicos’, eso no es cierto. Se mira a la partería desde la carencia, pero es una visión falsa”, expresó la doctora María de los Ángeles de la Rosa Reyes, coordinadora general del PAIDI 005/21 Apoyo pedagógico al Centro Yolocihuacalli para el diseño curricular de la carrera profesional en partería, proyecto que busca reivindicar saberes ancestrales de las propias mujeres sobre el embarazo y el parto.

La profesora de la licenciatura en Pedagogía en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán explicó que este proyecto, que tiene como objetivo el diseño de un plan de estudios para la carrera profesional de partería, surgió como parte de la asignatura de Intervención Pedagógica Profesional, la cual vincula a estudiantes con instituciones que requieren ayuda para atender necesidades concretas. Este es el caso del Centro Yolocihuacalli, una asociación civil que brinda acompañamiento a mujeres de todas las edades, en especial en su etapa reproductiva, y quienes desean contar con este plan de estudios para ayudar a sus parteras a certificarse.

Sobre la importancia de impulsar este proyecto, De la Rosa Reyes indicó que se debe reconocer que eran las propias mujeres quienes se acompañaban unas a otras en el acto de parir, esto sucedió por siglos, en todas las sociedades, sin embargo, con el desarrollo de la ciencia médica, los procesos biológicos naturales como la fecundación, el embarazo y el parto se ven desde una mirada masculina, que se conforma dentro de las universidades, espacios a los que las mujeres no tuvieron acceso durante mucho tiempo.

“Se pierde toda la experiencia y sensibilidad femenina para enfrentar este proceso, en ese sentido, la madre y el bebé van siendo desplazados como los protagonistas”, reflexionó la docente, al señalar que incluso la propia ciencia médica reconoce que las planchas donde se da a luz en las salas de parto están hechas para comodidad del médico, cuando la postura más adecuada para recibir al bebé sería una vertical para que la gravedad colabore.

De la Rosa Reyes habló sobre la medicalización de procesos naturales, por ejemplo, aplicar oxitocina para aumentar la dilatación y que el bebé sea expulsado más rápido, o las prácticas de las cesáreas, que, si bien han ayudado a disminuir la mortalidad neonatal, también se ha extendido su uso en casos en los que no se requieren, pues, al ser una operación, conlleva cierto nivel de riesgo.

La docente advirtió que, como parte de las buenas prácticas, la Organización Mundial de la Salud estableció en los años noventa la realización de un 10 a 15 por ciento de cesáreas para procesos complicados, sin embargo, para finales del siglo XX en México, el índice de dicha práctica era del 45 por ciento. Para finales del 2020 llegó a más del 50 por ciento. La académica aventuró que algunos de los causantes podrían ser los seguros de gastos médicos, que generalmente cubren la cesárea, pero no el parto normal.

“Entra una visión biomédica, patriarcal, de mercado, la cual ha generado mucha violencia en el proceso de dar a luz”, dijo la doctora al proponer a la partería como una alternativa, una visión humanizadora del proceso. “El objetivo es recuperarlos como procesos humanizadores y humanizantes con un enfoque de derechos, de los derechos de las mujeres y de los niños”, externó.

En cuanto al ejercicio de la partería, destacó la legislación sobre el tema, por ejemplo, en Nuevo León hay una ley que protege esta labor, mientras en otros estados está prohibida. Con lo anterior en cuenta, la coordinadora deseó que este nuevo plan de estudios ayude a “formalizar saberes para que haya procesos de certificación. Sería una garantía de que se pasa por procesos formativos y filtros para frenar a los charlatanes. Además, se busca contribuir a la apertura del campo en el sector salud oficial”.

En cuanto al proceso formativo, la docente subrayó que, guiadas por las parteras titulares, las futuras parteras deben acumular años de acompañamiento a embarazos y partos para estar plenamente capacitadas. “Si en el parto hay un tipo de riesgo, se debe acudir a un centro de salud. Las parteras no niegan su necesidad y relevancia, pues dentro de los requisitos que ellas exigen para atender es que haya un hospital cercano. No atienden partos prematuros, aunque hayan seguido a la mujer a lo largo del embarazo. No la atienden, pero sí la acompañan al hospital, porque saben que no son médicas y que no pueden atender patologías. Tienen claros sus límites”, acotó De la Rosa Reyes, pues las parteras del Centro Yolocihuacalli se encuentran institucionalizadas, trabajan con base en la Norma Oficial Mexicana (NOM-007-SSA2-1993), y tienen una visión del embarazo y del parto como “procesos naturales”.

La académica resaltó el valor de que Acatlán impulse proyectos como estos, los cuales permiten a los estudiantes aplicar los conocimientos que adquieren a lo largo de la carrera y les ayuda a comprender qué les hace falta aprender para la vida profesional. Este tipo de esfuerzos, agregó, también ayuda a la UNAM a cumplir parte de sus funciones sustantivas. “Se piensa en la extensión de la cultura como esta parte estética, pero el conocimiento también es cultura, y, al vincularnos con otras organizaciones, de alguna manera estamos haciendo la extensión del conocimiento que se genera dentro de la Universidad”, dijo.

De la Rosa Reyes trabaja actualmente con un grupo de siete alumnas, cuatro de ellas becadas. De igual forma, cuenta con la colaboración de la maestra Leticia García Solano y la licenciada Claudia Otake González, ambas académicas de nuestro campus.

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