• El mexicano tiene una veneración y respeto muy arraigados por los símbolos patrios y sus tradiciones, señala historiador

“Si hay un pueblo que ama su bandera y su escudo con un patriotismo exacerbado ese es el mexicano, ya que le da una veneración popular y un amor único que exalta su nacionalismo”, señaló el doctor Javier Torres Medina, catedrático de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán.

Con motivo de la conmemoración del “Día de la Bandera”, el historiador reconoció que esa pasión se demuestra sobre todo en febrero y septiembre cuando salen a colgar las banderas en las ventanas, en los coches, taxis o microbuses: “Este patriotismo exacerbado lo criticaba el escritor Jorge Luis Borges, ya que se preguntaba por qué éramos tan nacionalistas, pero no se fijaba que proveníamos de un imperio dominante que terminó después de la lucha de Independencia”.

Torres Medina recordó que la celebración de la bandera fue una construcción que data del siglo XIX, cuando el 24 de febrero de 1821 se proclamó el Plan de Iguala orquestado por Agustín de Iturbide, con el cual pretendía la Independencia del país, por lo que mandó diseñar una bandera tricolor con el blanco, verde y rojo que representaban las garantías de religión, independencia y unión, bases que simbolizaban ese movimiento.

El también doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM, abundó que el amor, afecto y cariño por la bandera que tiene el mexicano se debe también al respeto, el cual se inculca desde la escuela, además de las leyes y reglamentos sobre los símbolos patrios que existen como ley en el país que protege sus usos en el lábaro patrio, himno y escudo nacional.

“Es decir, la bandera mexicana no se usa indiscriminadamente como en Estados Unidos que hasta lo llegan a poner en trajes de baño, botas, o sea, en todos lados. Aquí es restringido; actualmente los deportistas los usan como capa cuando celebran campeonatos, pero nunca veremos la bandera en sus calzones como los gringos. En México sí hay restricciones para el uso de los símbolos patrios. Recuerdo aquella anécdota cuando el músico Dámaso Pérez Prado quiso hacer el himno a ritmo de mambo, lo que originó su expulsión del país por una temporada. Si bien el uso de la bandera no es indiscriminado en México, sí es popular pero no se llega a esos extremos de usarlo en otros sentidos y eso se debe al cariño que se le inculca desde la primaria en las ceremonias y en las clases de historia”, señaló.

En entrevista, agregó que el culto que se le da a la bandera es tan religioso que se equipara con la imagen de un santo católico, ya que el trato es casi igual: “Y es que cuando un santo se rompe o se deteriora no se tira a la basura, se hace todo un rito de cremación. Igual pasa con las banderas, cuando ya dieron de sí también se incineran, sin contar con que en México es difícil que la rompan e, incluso, la quemen en actos de protesta, como sucede en otros países, aquí si vemos que alguien le da un mal uso reclamamos y la defendemos, porque la consideramos como una parte de nosotros”.

Finalmente, Medina Torres destacó que la bandera y los símbolos patrios sirven para unir a un pueblo, ya que gracias a nuestros símbolos patrios nos reconocemos: “Esto se debe a que este amor a la bandera proviene desde la época prehispánica hasta ahora y tiene que ver con elementos culturales, con un aprecio y pertenencia, como es el aprecio a la tierra, al territorio, a la patria chica que viene siendo el lugar que se habita y a esa estrecha relación, como lo comentaba del nacionalismo patriótico que creo solo existe en el mexicano”, sentenció.