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• Celebraron el Día Mundial de la Filosofía. Virtualidad y emociones, con la participación de académicos de Acatlán

El tercer jueves de noviembre se celebra el Día Mundial de la Filosofía. En esta ocasión, la UNAM dedicó la conmemoración a cuestionarse sobre las emociones, los deseos y las experiencias al enfrentarnos a la situación actual.

El evento de este año, titulado Día Mundial de la Filosofía. Virtualidad y emociones, fue convocado por la Dirección General de Divulgación de las Humanidades, la Casa de las Humanidades de la UNAM, el Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIFs), la Facultad de Filosofía y Letras, el Seminario Universitario de Afectividad y Emociones de la UNAM (SUAFEM) y la Facultad de Estudios Superiores Acatlán.

Filosofía de las emociones fue la primera mesa de estas jornadas, donde Olbeth Hansberg Torres, coordinadora del SUAFEM y doctora honoris causa por la UNAM, detalló que las emociones son estados mentales provocados por algo, pueden ser personas (reales o imaginarias) o situaciones, además, generan cambios corporales y motivan actuar a quien las experimenta. Agregó que hay episodios emocionales que suceden en un momento relativamente breve, son automáticos, sin pensamiento, en cambio, la envidia, el remordimiento, la esperanza, la admiración y el desprecio solo se presentan en humanos y no en otros seres vivos, pues requieren de conceptos y lenguaje.

A su vez, Abraham Sapién Córdoba, investigador en el IIFs especificó que hay dos tipos de “dirección de ajuste” para estos estados, el primero va de la mente hacia el mundo, si estos no se adaptan al exterior, el individuo reajusta el estado mental que experimenta. En contraparte, hay otra dirección que va del mundo hacia la mente, este es el caso de los deseos como “querer un helado”, en estas situaciones lo que debe cambiar es la realidad, acotó el experto.

Por su parte, David Fajardo-Chica, profesional de Filosofía de la Universidad del Valle de Cali, Colombia, habló sobre las emociones homeostáticas, como el hambre o la sed, las que motivan al organismo a restablecer el equilibrio del cuerpo. En contraste, la ansiedad, mientras no se presente de forma atípica, ayuda a la mente a predecir escenarios futuros o consecuencias negativas. Para el experto, las emociones pueden orientar a las personas en situaciones morales, como es el caso de la indignación.

La tercera mesa Las emociones como elemento fundamental de la condición humana, contó con la participación de académicos de Acatlán y fue conducida por el maestro Ernesto de Icaza Villalpando, jefe del programa de Humanidades de nuestra Facultad.

El escritor Óscar Ernesto de la Borbolla y Rondero describió dos condiciones, la alexitimia, que es la imposibilidad de poder verbalizar los sentimientos, y la atimia, que padecen aquellos que no pueden transmitir emociones mediante vías gestuales ni verbales. Añadió que los casos de personas con padecimientos físicos evidencian la conexión entre emociones, “pasiones del alma” o “actos libres” con un sedimento material, otro ejemplo, dijo, podrían ser las alteraciones al estado bioquímico, como la ingesta de bebidas alcohólicas o los chocolates.

La maestra Teresita García González señaló que, a pesar de parecer que estamos bajo “la tiranía de las emociones”, solo algunas son bienvenidas y expresadas comúnmente en un mundo lleno de emojis; mientras otras son reprimidas, por lo que se cuestionó el papel que juega la Filosofía para reflexionar sobre dicha situación. Consideró que la razón tiene cierto poder, pero no es omnipotente, sin embargo, es una herramienta que permite educar y orientar las emociones para que no nos destruyan.

El maestro Antonio Víctor García Salas consideró que las emociones son “propiamente humanas” al distinguir actos cognoscitivos (que obedecen a la inteligencia) y los tendenciales (que obedecen a la voluntad), estas dos actividades psíquicas tienen una carga afectiva en las personas y, debido a los hábitos y la voluntad, se rechazan o aceptan ciertas emociones y conocimientos. Mencionó que la búsqueda del sentido, la inteligencia como reflexión y la esperanza son algo propiamente humano que no tienen como cualidad las máquinas o los animales.

La maestra Miriam Díaz Somera retomó tres dimensiones para las emociones: afectos, deseos y cogniciones, las dos primeras compartidas con los animales, pero la última se da a través de las palabras, juicios, creencias sobre el mundo, lo cual consideró que es un rasgo humano. Explicó que, si bien las emociones se generan por factores externos, en ese sentido la Filosofía, mediante la Epistemología y la Hermenéutica, aún tiene mucho que decir.

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