• El artista tuvo problemas para cobrar sus trabajos; murió desposeído
“Nos llamó la atención que un artista se hiciera cargo de fundir cañones”, recalcó la maestra María Cristina Soriano Valdez en la videoconferencia Viejas fuentes, nuevos datos: El arquitecto Manuel Tolsá a través de los documentos notariales, donde compartió hallazgos sobre la vida y obra del arquitecto valenciano en la Nueva España.
Enviado a la Ciudad de México en 1791 para dirigir el área de escultura de la entonces Real Academia de San Carlos, Tolsá no se limitó a trabajos como la Estatua ecuestre de Carlos IV, conocida popularmente como El Caballito, sino que también dedicó tiempo a la fabricación de armas entre 1808 y 1813.
Esto último sucedió “a iniciativa del Real Tribunal de Minería con el objetivo de defender el territorio novohispano de una potencial invasión francesa” tras el ataque de Napoleón Bonaparte contra España, explicó la maestra.
Sin embargo, la investigación reveló más que la elaboración de estas 100 piezas de artillería, “nos permitió reconstruir un amplio panorama de actividades realizadas por Tolsá: su vida personal, sus relaciones políticas, profesionales, comerciales, pero también corregir cierta información contenida en otros estudios y dar a conocer cosas inéditas”, afirmó Soriano Valdez.
En los 24 años que vivió en la capital colonial, el artista “acudió al escribano en numerosas ocasiones”, lo que dejó en evidencia “los problemas que enfrentó por lograr la remuneración de sus obras”, destacó la conferencista.
A veces por decisión propia y otras por la negativa de los clientes, “Tolsá no podía cobrar su trabajo o lo hacía mucho después”, indicó. Por este motivo, el valenciano otorgó poderes a diversos representantes para solicitar el pago, lo que en ocasiones lo llevó a litigios judiciales.
Más allá del conocimiento artístico, el arquitecto también invirtió en la mina de Morán en el Real del Monte. “Esta relación con el ámbito minero va a permitir que se haga cargo de la obra más importante de los últimos años del periodo novohispano, la construcción del Real Colegio de Minería”, remarcó la ponente.
Aunque Tolsá también se desarrolló como empresario con ventas en el sector construcción y en la formación de una compañía de coches, la “pequeña fortuna” que logró amasar no llegó a sus descendientes, según los documentos consultados por la maestra. “A los herederos del Señor Tolsá nada les queda sino memorias de su pasada riqueza y posesiones mezquinas que se dividirán entre ocho hermanos”, citó Soriano Valdez.
La videoconferencia formó parte del Seminario Permanente de Paleografía y Diplomática de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, coordinado por el maestro Miguel Ángel Cerón Ruiz.