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• Coetáneos, ex alumnos, colegas y cómplices rememoraron las andanzas de quien es considerada una de las filósofas fundadoras de Acatlán

Al honrar la memoria de la doctora Luz María Álvarez Argüelles, su esposo, coetáneos, amigos, cómplices y alumnos-colegas se reunieron en el auditorio 901 de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán para rememorar pasajes de la homenajeada, así como anécdotas sobre décadas dedicadas a la filosofía en el campus.

Su esposo, el doctor Raúl Alcalá Campos, al hacer uso de la palabra, subrayó la portentosa memoria de quien fuera 32 años su compañera. Admitió que su amada asumió el rol de jefa en casa y en Acatlán. También habló de los fines de semana entre obras de teatro y conciertos en Ciudad Universitaria. Fija en su mente la puesta en escena de Lisistrata, comedia griega de Aristófanes. Hábitos modificados en 2000 con la irrupción del cáncer; entonces, ella dictó la tesis de doctorado capturada por él en el computador portátil.

Como si tuviera frente a su amiga, la licenciada Sara Luz Alvarado Aranda leyó ¿Cómo eras?: “dulce, apacible, serena, tranquila, parecías tímida, siempre temblando, amable, educada, muy propia, prudente, respetuosa y con un fino sentido del humor. Con un afectuoso tacto hacia todas las personas y, al mismo tiempo, eras extremadamente inteligente, intuitiva, persuasiva y muy fuerte y decidida; segura de ti misma, tenaz y una gran guerrera capaz de vencer los retos más grandes de la vida”.

En el ciclo Reconocimiento a las mujeres fundadoras de la Filosofía en Acatlán, el doctor Antonio Marino López aseveró que siempre se llevó bien sin estar de acuerdo en la mayoría de los casos con Álvarez Argüelles, compartian intereses en común, estudios con los filósofos Juliana González y Eduardo Nicol, por citar un par de ejemplos, y admitió que jamás halló el secreto de la perene tranquilidad de su colega.

La maestra Mónica Marcela Maya Castro habló de su paso como estudiante, leyó unos apuntes de la clase en 1983 hallados para la ocasión. Resaltó el aspecto humano de la profesora en el trato con los alumnos. Pasado el tiempo, ya como colegas, seminarios en la ENEP Acatlán. A su vez, el maestro, Ernesto González Rubio Canseco recordó los autores que recomendaba Álvarez Argüelles, la particular forma de impartir clases y la forma de analizar las obras, así como los aportes para los alumnos inscritos en filosofía.

Por su parte, el doctor Luis Antonio Velasco Guzmán leyó sus apuntes resaltando la situación de los contrarios, desde su punto de vista describía el comportamiento de la doctora “LuzMa” como profesora, como colega y con quien logró establecer confianza, al grado de confesarle cuando se lanzó en paracaídas, en las mocedades de la homenajeada. La maestra Viridiana Zareth López Arroyo destacó el lado humanista de la profesora preocupada por sus alumnos, lo que sin duda contribuyó en su formación filosófica, admitió.

Del mismo modo, el doctor José Alejandro Salcedo Aquino aseguró que su colega siempre está presente, subrayó el significado de recordar: volver a pasar por el corazón, y destacó la obra literaria a la par de la investigación filosófica. Por último, la doctora Alina Mendoza Cantú leyó una versión propia de un extraviado poema de Nezahualcóyotl, rescatado años después en otomí, de forma simultánea se proyectaron fotografías de los momentos más representativos de la homenajeada.

 

 

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