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• A través de un proyecto PAIDI investigan cómo tratar este tipo de desechos, que en contacto con el aire son nocivos para la salud

Hojarasca, lombrices rojas californianas y heces de perros son parte de la fórmula que ensayan en el Departamento de Tecnología Ambiental de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, donde tratan de crear composta en un tercio del tiempo de lo que se elabora de forma tradicional, además de reducir su carga patógena.

El maestro César González Guerrero, corresponsable del PAIDI-002/2021: Lombricompostaje: manejo alternativo de las heces caninas y su efecto en la reducción de Coliformes fecales y Escherichia coli, explicó que el proyecto se basa en el trabajo previo del departamento, donde se gestionan los residuos generados en nuestro campus.

El docente acotó que en Acatlán se producen residuos sólidos urbanos, algunos de ellos valorables como cartón, PET o papel, sin embargo, entre el 50 y 55 por ciento de los desechos son orgánicos: restos de comida, basura de las cafeterías y, en especial, una gran cantidad de productos de poda. Este tipo de desechos son de “manejo especial” de acuerdo con la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, por lo cual los integrantes del departamento encontraron en la el lombricompostaje una alternativa para su manejo.

González Guerrero resaltó que, debido al gran volumen de residuos de jardinería, pensaron en esta opción de composta, la cual requiere de un aporte de carbono, brindado por la hojarasca, y una parte de nitrógeno, que se cumple gracias a las heces caninas, restos de comida o lodos sobrantes de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de nuestra Facultad.

El académico indicó que la lombricomposta tiene distintas ventajas, entre ellas, su rápida elaboración, pues se realiza en solo un tercio del tiempo que la composta tradicional. Este beneficio, señaló, se debe a “nuestras trabajadoras incansables”, las lombrices, quienes agilizan la oxigenación y reacciones químicas al excavar pequeños hoyos en la mezcla y así se evita palearla o removerla.

Actualmente, dijo, en el laboratorio trabajan con composteras piloto con 50 litros de capacidad. “Nuestro reto es asegurarnos de que la carga patógena se reduzca y el producto final sea inocuo, al grado de ser comprado como la composta que se produce con heces de vaca u otro ganado”, y agregó que al producto resultante de estos pilotos se les realizarán análisis físico-químicos, de pH, densidad, humedad, micronutrientes, metales pesados y microbiología, entre ellos de coliformes totales y fecales. Agregó que “cuando decíamos heces de perro todos decían, ‘no, cómo crees, después lo vas a poner en tu jardín donde sembraste lechugas’, pues sí, pero en el proceso también interviene la microbiota del suelo que transforma la situación de los residuos, de las heces, que ya ni siquiera lo son”, mencionó el docente al mostrar una porción de composta en polvo, la cual tiene un olor a “tierra mojada”.

Sobre el interés por utilizar este tipo de heces, González Guerrero dijo que fue debido a que casi todos tienen perros y sus desechos son difíciles de manejar. Aunque la mejor opción sería tirarlas en la coladera, describió que la mayoría de las veces las encontramos tiradas en la calle o al aire libre, donde “se volatilizan y se integran al aire que todos respiramos”, encapsuladas en bolsas o mezcladas con otro tipo de basura, lo cual termina contaminando el resto de la basura. “Las heces en general tienen una gran carga patógena que nos puede provocar diferentes enfermedades, por lo que este es el principal problema que quisiéramos evitar en principio”, mencionó.

Actualmente, los integrantes del laboratorio buscan el porcentaje ideal de heces caninas y otros residuos para las lombrices. Asimismo, González Guerrero acotó que el desarrollar esta metodología de composteo “ayudaría a hacer algún programa de gestión de ese tipo de residuos por colonias y alcaldías. Si se hiciera un mega proyecto pudiéramos gestionarlas. Al final estaríamos obteniendo un producto bueno, alto en contenido nutricional que, incluso, se puede vender en los huertos, solo que muy pocos —me atrevo a decir— o casi nadie ha utilizado este sustrato: las heces caninas”, dijo.

“El tema de la gestión de los residuos debe ser multidisciplinario, intervienen políticas públicas, normas, leyes, es decir, todos debemos saber al respecto y debemos participar en el cuidado de nuestro entorno inmediato y del ambiente en general”, expresó el docente, quien resaltó que es de alto valor que nuestra Facultad apoye este tipo de proyectos benéficos para toda su comunidad. Señaló que uno de los principales propósitos del departamento es acercarse a comunidades cercanas e instituciones con proyectos afines, además de divulgar el conocimiento que se genera y ponerlo a disposición de quien lo pueda emprender de una manera más grande y eficiente.

Es importante señalar que en el proyecto colaboran el ingeniero Hermenegildo Arcos Serrano, como responsable; las ingenieras Leydi Rubi Pérez Vera y Yelitza Orozco López, como colaboradoras, así como estudiantes de las licenciaturas en Comunicación, Diseño Gráfico e Ingeniería Civil de Acatlán, quienes prestan su servicio social. Para conocer más acerca de este proyecto o de los diferentes talleres de compostaje que imparte el área, se puede consultar la página: facebook.com/Departamento-de-Tecnología-Ambiental-FES-Acatlán.

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