En el Auditorio 901 de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, la doctora Gabriela Alejandra Cardós Duarte, docente del Centro Eleia, charló con la comunidad sobre las ansiedades tempranas y su impacto en el aprendizaje, y afirmó que todos interpretamos la realidad de acuerdo a conflictos internos, muchos de ellos fundados a partir del vínculo madre-hijo.

Cardós Duarte señaló que dicha relación es fundamental en el desarrollo, pues a partir de la misma el infante construye la subjetividad además de su aparato psíquico; este vínculo sirve para proteger al recién nacido indefenso, sin embargo, aclaró que “el instinto materno” no es tan natural en los humanos, pues además de los factores innatos influyen los culturales.

Al dictar la conferencia Problemas emocionales y el fracaso escolar, resaltó que la falta de cuidados o inconsistencias en el vínculo madre-hijo acarrea carencias en el futuro, como la incapacidad de tener mecanismos de autocontrol y calma, resaltó Cardós Duarte.

La psicoanalista destacó la importancia del juego para los niños, actividad que ayuda a que construyan símbolos, aspecto esencial del aprendizaje. La falta de este bagaje simbólico se puede notar en las personas que presentan autismo en distintos grados, quienes tienen un pensamiento concreto, esto es, que no les significan los símbolos como pueden ser las metáforas o chistes, acotó.

Al profundizar en la angustia, la ansiedad y el miedo en el aprendizaje, detalló dos situaciones patológicas: la fobia y la psicosis, entre las que existe una diferencia fundamental: la fobia viene de algo que no se puede procesar internamente y se proyecta hacia afuera, aunque la persona tiene la capacidad de reconocer que su miedo es absurdo; alguien que presenta psicosis es inflexible, su miedo está justificado, lo que dice es una verdad inamovible.

Al abundar en la psicosis, explicó que Sigmund Freud la describió como un narcicismo secundario: las personas presentaban un “yo” exacerbado, quienes presentan esta condición a veces reniegan de que alguien les pueda enseñar algo, al creer que ellos ya lo saben.

Por último, expuso el caso clínico de una niña de cinco años catalogada como super dotada que pese a hablar con lenguaje elevado y comportarse como una persona adulta, no se relacionaba con sus compañeros, tenía dificultades en la escuela. A partir de esto, la ponente reflexionó acerca de que etiquetar a las personas las limita; además, comúnmente se diagnostica sin conocimiento, y se generalizan condiciones como el trastorno por déficit de atención/hiperactividad, por ejemplo.