Sociedad moderna y funcionalismo
POR KRISANGELLA SOFÍA MURILLO CAMACHO
Desde sus inicios, el cine ha reflejado la vida urbana. Observar con detenimiento los filmes que realzan aspectos sociales y el entorno arquitectónico permite conocer otras culturas, por muy distantes que estén de los espectadores.
Un buen ejemplo es “Perdidos en Tokio” (“Lost in Translation”, 2003), segunda película escrita y dirigida por Sofía Coppola, en una coproducción entre Japón y Estados Unidos. Obtuvo en total 108 premios, además de 77 nominaciones de la crítica especializada. El reconocimiento más importante fue un Oscar por Mejor Guión Original, en 2004.
Presenta la historia de Bob Harris (Bill Murray), actor estadounidense que viaja a Tokio para la campaña publicitaria de una marca de whisky. Él se hospeda en el mismo hotel que Charlotte (Scarlett Johansson), esposa de un fotógrafo llamado John (Giovanni Ribisi) quien, también por trabajo, se traslada temporalmente a esa metrópoli.
Tokio, capital de Japón, con 13 millones de habitantes, es el centro político, económico y cultural de ese país. Su origen se remonta a 1603, cuando Tokugawa Ieyasu estableció el gobierno feudal (shogunato) y desde entonces goza de un próspero desarrollo.
En las locaciones de P
erdidos en Tokio podemos disfrutar de los distritos centrales de Shinjuku y Shibuya. El primero es el corazón de negocios y esparcimiento. Ahí se ubica el conglomerado de anuncios de neón, en la avenida Yasukuni, donde el personaje de Bill Murray se encuentra perdido y absorto a su llegada a la localidad.
La selección de Tokio, por parte de la producción, tuvo como objetivo crear una analogía con la ciudad de Nueva York, exótica y difícil de comprender para quienes llegan ahí por primera vez. En el Hotel Hyatt Park se da el encuentro de Bob y Charlotte. El establecimiento se ubica en la torre Park Shinjuku, cuya construcción concluyó en 1994 y es el segundo rascacielos más alto de Tokio. Se trata de un edificio multifuncional, diseñado por el arquitecto japonés Kenzo Tange, ganador del premio Pritzker en 1987, equivalente al Nobel pero en la Arquitectura.
Kenzo Tange fundó en 1946 el Laboratorio Tange, donde se formaron varios arquitectos célebres, entre ellos el prestigiado Arata Isozaki. Con influencia de los principios planteados por Le Corbusier, Kenzo Tange incluía en sus proyectos cierta lógica destinada a llegar al corazón de las personas. Fue una pieza clave en la reconstrucción de Hiroshima. Parte de su legado está en el Distrito Federal, pues construyó la Embajada de Japón en
México.
El restaurante del Hotel Hyatt Park es uno de los escenarios centrales de Perdidos en Tokio. De piso a techo está recubierto de cristal y decorado en un estilo de interiorismo contemporáneo. Ofrece vistas panorámicas espectaculares de Tokio, incluyendo la gran montaña Fuji. Resalta también la estructura limpia y funcional al estilo Tange.
El diseño interior se ve adornado con varias pinturas de escenas de la ciudad de Nueva York, realizadas por el artista Italiano Valerio Adami. Cerca de este rascacielos se encuentran la estación Shinjuku y el parque del mismo nombre, el cual sirvió también para otras locaciones del filme.
Relacionar las películas con el estudio de la arquitectura a partir del siglo XX ha sido una herramienta para entender el vínculo de las personas con su entorno urbano. La representación que nos muestra el Séptimo Arte, en esta ocasión, es el significado que tiene la arquitectura en la sociedad moderna.
Esta colaboración se publicó octubre de 2015, edición 148 del boletín informativo CINEADICTOS, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.