¿Cómo descubrir si se aprovechan de usted?
POR YOLANDA SOLORIO GARCÍA
En esta vida hay dos tipos de personas: los aprovechados y las víctimas. Al menos a esa conclusión llega Fran Kubelik después de intentar suicidarse con pastillas para dormir. Seguramente no carece de razón, ahí está el dicho popular: “no les puedes dar la mano porque agarran el pie”. Por ahí va la historia de “The Apartment” (1960), uno de los grandes clásicos de la historia del cine, dirigido por Billy Wilder, protagonizado por Jack Lemmon, Shirley MacLaine y Fred MacMurray.
El filme comienza al presentar la cifra de 8 millones 42 mil 783 habitantes de la ciudad de Nueva York en los años 60, una estadística que pareciera no tener nada que ver con la historia, pero enmarca el aspecto casi insignificante de quien la dice: C.C. Baxter (Jack Lemmon), un contador, entre tantos otros, al servicio de una compañía de seguros.
Baxter o “Buddy”, como lo llama la mayoría, ha encontrado una forma de escalar de puesto a cambio de favores muy especiales: presta su discreto departamento a sus superiores para que éstos tengan encuentros íntimos con sus conquistas.
En el trabajo “Buddy” se ha enamorado de Fran Kubelik, la guapa elevadorista que por tener mala ortografía no logró el puesto de secretaria. Él ignora que Fran está en una relación sentimental.
Los vecinos de “Buddy” se quejan constantemente porque asumen que él es quien lleva diferentes amantes a su casa, ello lo empuja a inventar toda clase de historias para justificar lo que ocurre en su ausencia.
Un día, Jeff Sheldrake lo llama para anunciarle otro ascenso de puesto, no sin antes pedirle la llave de su departamento para disfrutar de la clandestinidad que ofrece aquel rincón.
Es aquí donde toma forma el enredo de esta comedia romántica, pues la chica del jefe es Fran Kubelik. La mujer que “Buddy” ama dormirá en su cama, pero con otro hombre, como consecuencia de una relación secreta: debe decidir entre lograr sus sueños laborales o rechazar la situación.
Sheldrake le ha prometido a Fran divorciarse para estar solamente con ella, pero en víspera de Navidad la secretaria le cuenta todas las andanzas amorosas del jefe. Ya en la intimidad, las cosas empeoran cuando el señor Sheldrake “atina” a darle 100 dólares a Fran como compensación por el regalo que se le olvidó comprarle. Sintiéndose una amante maltratada y al darse cuenta de que su relación no tiene futuro, Fran elige suicidarse, pero “Buddy” llega al rescate, ambos se quitan la venda de los ojos y revaloran su autoestima.
“The Apartment” es fantástica de principio a fin; los protagonistas van cambiando conforme avanza la trama; la música combina a la perfección con la soledad de los personajes, en contraste con el victorioso sonido del amor. Un aspecto interesante del filme es que el conflicto inicial se hace cada vez más grande hasta “explotar”, rasgo característico en otras películas de Billy Wilder: “Double Indemnity” (“Pacto de sangre”, 1944), “Sunset Boulevard” (“El ocaso de una vida”, 1950) y “Some Like it Hot” (“Una Eva y dos Adanes”, 1959).
La cinta es todo un homenaje a esos personajes que comúnmente no cuentan en el amor, ni destacan en la vida. No falta la referencia editorializada en el bloqueo de Estados Unidos a Cuba, cuando la señora MacDougall le dice a “Buddy” que desea escribir una carta a Fidel Castro para pedirle la liberación de su esposo, preso en la isla y así pasar juntos las fiestas de Pascua.
“The Apartment” ganó, entre muchos otros premios, cinco Oscar por Mejor Película, Mejor Director, Mejor Montaje, Mejor Dirección de Arte y Mejor Guión Original. Es una dura crítica a los valores de la sociedad estadounidense de la segunda mitad del siglo XX y ha sido integrada al archivo de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, por ser una joya cinematográfica. Si tienen ganas o curiosidad de verla, basta con buscarla en internet y disfrutar esta maravillosa obra de Wilder.
Esta colaboración se publicó octubre de 2015, edición 147 del boletín informativo CINEADICTOS, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.