Cine Adictos

¿Quién mató al mundo?

POR  CARLOS DÍAZ ROMERO

Al menos de esa manera
podremos, juntos, encontrar
algún tipo de redención.
Max Rockatansky

 

La humanidad ha temido el final de la civilización desde el naci-miento mismo de ésta, ya sea por guerras, falta de recursos o acción divina. El advenimiento de la era nuclear nos acercó más que nunca a uno de estos escenarios. Pero incluso nuestra ilimitada imaginación se muestra incapaz de concebir el exterminio de la humanidad, y preferimos explorar la

MAD MAX 1“Mad Max: Fury Road” (2015), del escritor y director George Miller (“Mad Max” 1979, “Mad Max 2” 1981: “Babe” 1995, “Happy Feet” 2006), da otra vuelta a la tuerca y expone no sólo un mundo después del final, sino la posibilidad de reiniciar la civilización.

Luego de la devastadora guerra nuclear, las reducidas comunidades están sometidas por patriarcas que encarnan el sistema de violenta represión y odio que llevó a la destrucción; entre ellos sobresale Immortan Joe (Hugh Keays-Byrne), hombre viejo, cruel y deificado, quien elimina a todo el que osa retarlo.

Immortan Joe ejerce el poder a través de un ejército de hombres, cuya única meta es morir gloriosamente en batalla para ser aceptados en el Valhalla, antes de que el envenenamiento por radiación les dé una muerte mediocre. El culto a los poderosos vehículos con motores V8 supercargados es la “cereza en el pastel” de su exacerbada ultra-masculinidad.

Las mujeres son sometidas y reducidas a esclavas sexuales, parideras y “ganado” para producir leche materna. En toda esta retorcida sociedad, solamente una de ellas ostenta una posición de poder: Imperator Furiosa (Charlize Theron).

La aventura entre Furiosa y el personaje epónimo Max Rocka-tansky (Tom Hardy) comienza cuando la primera secuestra a las esposas –esclavas sexuales– de Immortan Joe, como venganza por la cruel vida a la que ella misma ha sido sometida, pero también para alcanzar la redención y liberar al grupo de jóvenes. Max es arrastrado al conflicto y obligado a dar su apoyo a regañadientes.

El resto del filme está conforma-do por la frenética persecución a bordo de un furgón transformado en fortaleza móvil, a través de la tierra desolada en que Australia se ha convertido. La cacería se desarrolla con la perfección de una partitura musical.

Un planteamiento sencillo, como lo es toda premisa en el género de acción, se vuelve un mensaje trascendental gracias al inteligente tratamiento de George Miller. Fiel al papel del personaje durante la mayor parte de la saga, Max es sólo un catalizador y héroe a préstamo, mientras que el verdadero protagonismo recae en Furiosa. Así, la cinta tiene como núcleo temático la liberación de la mujer.

De ningún modo debe pensarse que se trata de un sermón de las facciones del feminismo más recalcitrantes que portan de estandarte la misandria, como el controvertido grupo Men’s Rights Activism quiso hacerla parecer, promoviendo, incluso, un boicot contra la cinta.

Por el contrario, la visión de Miller, como creador de historias, es tan majestuosa que funde lo femenino y lo masculino para crear un mensaje superior: mujeres y hombres son más parecidos de lo que suponen, al trabajar en conjunto pueden lograr  más de lo que harían separados.

Inocencia y pureza no son características exclusivas que definen lo femenino, violencia y estupidez no son características únicas para definir lo masculino; en la cinta, ambos géneros son capaces de grandes proezas, extrema violencia, así como enorme vulnerabilidad y extraordinaria compasión.

La meta final de laMAD MAX 2 persecución sobre potentes vehículos no es la destrucción de lo masculino. Una de las frases que empapan la travesía es “¿Quién mató al mundo?” y la respuesta no es “los hombres”, sino la masculinidad mal aplicada: violenta, represiva, vieja y destructiva. Es esta concepción hombre-mujer la que ha de ser erradicada para darle nueva esperan-za a la vida.

“Mad Max: Fury Road” debe ser vista no sólo por el salvajismo de un mundo post-apocalíptico revestido por la estética del desert-punk, o la acción llena de testosterona de las persecuciones, los automóviles con poderosos motores y la violencia, sino más bien por su mensaje sobre la mujer, capacidad de supervivencia, liderazgo, valentía y coraje.

Max ofrece, además, un valioso consejo para toda la humanidad: huir no nos hará libres. Para ello se ha de luchar por lo que deseamos, nos ha sido arrebatado y, así, convertir nuestra derrumbada y represiva sociedad en algo mejor.

Esta película, en principio no parece más que una persecución sobre ruedas y es, en realidad, el vehículo –el juego de palabras es intencional– de una serie de grandes mensajes.

Esta colaboración se publicó septiembre de 2015, edición 145 del boletín informativo CINEADICTOS, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.

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CineAdictos, publicación periódica de la Coordinación de Difusión Cultural, nació en noviembre de 2000. Incluye reseñas de películas, trayectorias de actores, directores, críticas, comentarios sobre los principales festivales, entrevistas, avances técnicos y aspectos de los distintos géneros cinematográficos. El material impreso se distribuye entre la comunidad de la FES Acatlán; a partir del semestre 2015-II extiende sus alcances con el blog de CineAdictos. Espacio abierto a los interesados en la divulgación del séptimo arte.

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