Con 22 años de edad, Edgar Gael Chino González, estudiante del séptimo semestre de Economía, guarda en la memoria el viaje que lo transformó: estancia de un mes en Bournemouth, Inglaterra, gracias a la Beca Bécalos English Challenge, cuya próxima convocatoria saldrá el 30′ de septiembre próximo. Dicha experiencia “rompió los límites de mi mente y me hizo sentir más orgulloso que nunca de ser mexicano”.
En entrevista, relató que cuando le avisaron que viajaría a Inglaterra, “no lo podía creer. Estaba en shock, ni siquiera lo digerí en días”. El momento en que le confirmaron la noticia, vía Zoom, devino en estallido de emociones compartidas con su familia: “Euforia, lágrimas, orgullo. Sentí que lo había logrado”.
Estando en Europa, Edgar enfrentó el reto de comunicarse solo en inglés, con acentos y expresiones que al principio parecían barreras. Sin embargo, pronto descubrió que el idioma como herramienta de estudio, y puente hacia nuevas amistades y culturas: “Anteriormente me burlaba de la frase ‘el inglés abre puertas’, pero es real. Es el idioma mediador en cualquier país. Gracias a eso me pude conectar con personas de todo el mundo”.
Más allá de lo académico, el joven economista de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán encontró lecciones de vida en cada rincón. Desde aprender la puntualidad del transporte inglés, descubrir los singulares sabores de su tierra: “Allá todo sabe desabrido, como pechuga sin sal ni pimienta. Yo desayuné chilaquiles apenas regresé y comprendí que no hay nada como la comida mexicana. La valoro infinitamente más”.
La estancia también le permitió mirar otras culturas y revalorar la propia: “Muchos llegan con estereotipos de México, pero después de convivir con nosotros cambiaron su visión. Les enseñamos a bailar, a probar nuestra comida. Nos dijeron que ahora quieren visitar México. Eso me llenó de orgullo”.
En lo académico, la mirada hacia la economía también cambió. Conversar con estudiantes y profesores de distintas nacionalidades le hizo confirmar que “Estados Unidos no es el centro del mundo. El planeta está en constante movimiento, lleno de países y modelos distintos. Eso me inspira a buscar un enfoque global, no seguir un solo canon”.
Con la mente puesta en estudiar alguna maestría en el extranjero, Edgar asegura que la clave está en atreverse: “A los jóvenes de nuevo ingreso les digo que aprovechen todas las oportunidades. Métanse en todo, descubran en qué son buenos, esfuércense. Somos mexicanos, tenemos mucho talento y podemos inspirar a otros. Eso es lo que necesitamos”.
De Bournemouth a París, de Londres a la playa helada del Canal de la Mancha, Chino González no solo aprendió inglés: asimiló confiar en sí mismo y en el poder transformador de las oportunidades. “Me quedo con el orgullo de mi cultura, con nuevas amistades y con la certeza de que el mundo está ahí, esperándonos para que lo exploremos”.
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