El 17 de marzo de 1975, la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán abrió sus puertas por primera vez para recibir a un grupo de estudiantes, profesores y trabajadores, quienes se convirtieron en los fundadores de un nuevo proyecto educativo.
En ellos estaba el destino de Acatlán, una nueva escuela que junto a Iztacala, Cuautitlán, Aragón y Zaragoza formó parte de las cinco entidades multidisciplinarias con las que se buscaba descentralizar la Universidad Nacional Autónoma de México, para darle oportunidad a un mayor número de jóvenes de continuar con sus estudios universitarios.
Hoy, la comunidad de Acatlán puede celebrar las más de cuatro décadas de vida de su alma mater gracias a la constancia, esfuerzo y pasión de aquellos fundadores, quienes enfrentaron retos que iban desde crear nuevos planes de estudio o construir más edificios, hasta llegar al campus con pocas opciones de transporte público, hacer una llamada en una de las tres únicas líneas de teléfono que existían en el plantel o enfrentarse a plagas de chapulines.
En la actualidad, Acatlán es un referente de excelencia académica y un espacio para el intercambio de ideas, la innovación y la formación integral, pero el camino para llegar a este punto no fue sencillo, pues durante los primeros años los universitarios comenzaron a tomar clases en cuatro edificios en los que se impartían las licenciaturas en: Actuaría, Arquitectura, Ciencias Políticas y Administración Pública, Economía, Filosofía, Historia, Lengua y Literatura Hispánicas, Pedagogía, Periodismo y Comunicación Colectiva, Relaciones Internacionales, Sociología y Derecho, esta última procedente de la ENEP Cuautitlán.
Con el paso de los años, el campus entró en la década de los ochenta y dio la bienvenida a tres nuevas licenciaturas: Matemáticas Aplicadas y Computación, Enseñanza de Inglés y Diseño Gráfico. En esa época la matrícula de la escuela creció, por lo que se construyeron el edificio de Gobierno, el Centro Cultural, el Programa de Investigación y las áreas deportivas.
Pero Acatlán, fiel a sus inicios, siguió apostando por la innovación, por ello, antes de pasar al nuevo siglo comenzaron a impartirse las licenciaturas en Derecho y Relaciones Internacionales en el Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia (SUAyED). En esos años también se construyeron los edificios de Posgrado y el Centro de Desarrollo Tecnológico (CEDETEC).
La todavía ENEP Acatlán siguió transformándose y comenzó a consolidar programas y proyectos como la impartición del doctorado en Derecho, además, se modificaron y actualizaron los planes y programas de estudio, lo que incrementó el número de maestrías y diversificó la oferta del Posgrado.
De igual forma, se aprobó la creación de la licenciatura en Enseñanza de (Alemán) (Español) (Francés) (Inglés) (Italiano) como Lengua Extranjera, mejor conocida como LICEL, además, se integró al Posgrado la Maestría en Docencia para la Educación Media Superior (MADEMS).
Gracias a ello y en reconocimiento a su madurez académica y consolidada participación en los programas de Posgrado de la UNAM, el 5 de marzo de 2004, el Consejo Universitario de la Universidad Nacional le otorgó el carácter y denominación de Facultad de Estudios Superiores Acatlán.
Actualmente, en nuestro campus se imparten 20 licenciaturas en total, 17 de ellas pertenecientes al sistema escolarizado y tres en el Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia.
Además, para brindar a los universitarios opciones para que continuen con su desarrollo académico y profesional, nuestra alma mater cuenta con una variedad de especializaciones, 14 maestrías y seis programas de doctorado. Asimismo, en el Centro de Educación Continua se imparten cursos, seminarios y diplomados para formar, actualizar y capacitar a la comunidad interna y externa.
Este 48 aniversario se convierte en una oportunidad para agradecer a las decenas de generaciones de profesores, trabajadores y estudiantes que han ayudado a construir la grandeza de Acatlán, asimismo, es una invitación para que las nuevas generaciones honren este legado y sigan haciendo de nuestra Facultad, una Facultad del Siglo XXI, y un referente educativo que ayude a mejorar la vida de todos los mexicanos. ¡Enhorabuena!
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