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Aunque por el momento es difícil dimensionar el tamaño de la crisis económica que se avecina en todo el mundo por la contingencia sanitaria de la COVID-19, los fenómenos que se viven actualmente por el derrumbe del precio del petróleo puede dar una idea de lo que se avecina una vez que se termine todo lo que rodea a la pandemia y se regresa a la vida normal.

De acuerdo con el doctor Felipe Cruz Díaz, académico de la FES Acatlán, lo sucedido a raíz de la estrepitosa caída del precio del petróleo es una consecuencia del cambio que se vive al detenerse muchas actividades en el mundo y pega más en los países que dependen sus presupuestos económicos, como México.

“Es considerable la pérdida a pesar de las coberturas petroleras, a fin de cuentas es un fenómeno importante el que baje su precio y se agudizó más por la contingencia sanitaria e hizo que se agudice la crisis. Es algo normal porque al pararse las actividades y estar confinados hay menor consumo de combustibles, se para la producción; se rige por la ley de oferta y demanda, por eso baja el precio. Aquí lo interesante será qué medidas se pueden tomar cuando esto pase y no nos pegue mucho más”, destacó.

El especialista en economía financiera abundó que si bien primero habrá que analizar qué tanto esta contingencia afectó en el cierre de empresas, qué tanto subió el número de desempleados y cuánto afectó a la sociedad, no se puede aventurar a decir, como lo han señalado instituciones y columnistas especializados de que se avecina una crisis peor que la de 1929, ya se deben tener los planes para poder confrontar los diferentes escenarios.

“Sabemos que las condiciones son distintas, obviamente debemos a esperar a que se reactive la actividad y cuál profunda es la crisis para poner en marcha el funcionamiento o la maquinaría del sistema financiero. Podemos pensar lo peor porque hemos visto caídas súbditas en la bolsa de valores en México, pero es ahora cuando se deben buscar soluciones”.

Cruz Díaz agregó que una de ellas puede ser lo que se empiece a lograr gracias a la actividad que se da en la obtención y producción de materia prima o de origen primario, puede ser una buena herramienta que ayude a obtener estos servicios de las naciones desarrolladas que comenzarán a funcionar al reactivar sus economías y necesitan estos flujos de materia prima que México les podría apoyar.

“Una vez que se salga de la contingencia, se vaya reactivando la actividad se vuelven a demandar bienes y servicios, eso va a arrastrar a que se adquieran productos derivados del petróleo y acortará la brecha de excesos de producción con exceso de demanda y conforme se vayan cerrando las negociaciones el precio de los barriles podría subir, igual no nos lleve al precio que tenía antes de la contingencia sanitaria pero al menos lo acercara a un nivel que permita obtener un poco más de ingresos”, detalló.

El también profesor en la FES Acatlán, mencionó que uno de los cambios que podrían ayudar en México a poder llevar esta crisis económica y en lograr que el precio del barril del petróleo vuelva a ser fuerte es que el gobierno debe replantear la estrategia y una de ellas puede ser el que se estimule a las energías alternativas y este puede ser un buen momento para darle esa oportunidad como lo están haciendo otros países, además de introducir nuevas reglas, ya que el mundo cambiará y con ellos vendrán nuevas formas de crear buenas economías.

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