Archivo para mayo, 2019:
POR KAREN EDITH PONCE RAMÍREZ *
A lo largo de 80 años, Bruce Wayne se ha caracterizado por ser el presidente multimillonario de las Empresas Wayne; sin embargo, es más probable que lo reconozcamos por su otra identidad, sí, nos referimos a Batman, el superhéroe enmascarado que lucha contra el mundo de la mafia y del crimen organizado en Ciudad Gótica.
Este personaje fue creado por el dibujante Bob Kane (1995-1998) y el escritor Bill Finger (1914-1974), quienes trabajaban en National Allied Publications, ahora mejor conocido como DC Comics.
La primera aparición de Batman fue en la portada de Detective Comics #27 (1939), donde rápidamente se posicionó como el superhéroe más amado de todos los tiempos. Con la aceptación del público, comenzó a incursionar en las pantallas chica y grande, hasta considerarse como uno de los íconos de la cultura popular.
Con el paso de los años ha sufrido incontables transformaciones e interpretaciones tanto en lo narrativo como en lo psicológico, pero también en su indispensable traje.
Desde su creación en los comics, su vestimenta se caracteriza por tener la forma de un murciélago para atemorizar a sus enemigos con el miedo más profundo de Bruce Wayne. También la combinación de azul y gris predominan en su traje, al igual que una elipse amarilla con el emblema del murciélago.
A pesar de que sus elementos más significativos: una capa festonada, máscara con orejas en forma de murciélago, el emblema en su pecho y el cinturón multiusos han permanecido contantes en cada adaptación, no dejan de variar en su forma o color.
En Batman: The movie (Leslie Martinson, 1966), protagonizada por Adam West (1928-2017), se puede observar que el director prácticamente respeta los colores establecidos por sus creadores; no obstante, presenta una variación en su logo que queda prácticamente a la altura del estómago. Cabe destacar que esta versión serviría como referencia para las adaptaciones en la pantalla chica.
Para finales de los años 80 llegó la película Batman (Tim Burton, 1989), donde este personaje luce completa-mente diferente al que se conocía en televisión. El encargado de darle vida a este personaje fue Michael Keaton (1951- ), quien porta un traje completamente negro y moderno.
El logo vuelve a encontrarse en el pecho, destacando en el traje. El cinturón le da un toque más ochentero.
En la cinta Batman Forever (Joel Schumacher, 1995) protagonizada por Val Kilmer (1959- ) utilizaron dos trajes: el primero se denominó “Panther Suit”, el cual se centra en un diseño anatómico que marca los pectorales, músculos y pezones. El logo sigue en el pecho, pero la elipse amarilla ya no es tan llamativa. Otra característica notable de este traje es el botón ubicado en el cinturón multiusos, el cual activa una capa a prueba de fuego.
El segundo traje se llamó “Sonar Suit”: es negro platinado con un nuevo símbolo de murciélago. En esta vestimenta, Batman utiliza lentes que le permiten ver con más precisión en la oscuridad o en el deslumbramiento.
A finales de los años 90 se estrenó Batman & Robin (Joel Schumacher, 1997) considerada la peor película de la historia de este héroe. George Clooney (1961- ) fue el encargado de portar un traje totalmente diferente: negro con rebordes plateados en todo el cuerpo; el símbolo ocupa todo el pecho y no tiene cinturón.
Ocho años después se estrenó Batman Begins (Christopher Nolan, 2005), donde Christian Bale (1974- ) porta un traje más obscuro, realista y atormentado. El logo ya es negro; aparece de nuevo el cinturón multiusos, ahora color marrón, y la capa es más obscura que el resto del traje.
En las dos siguientes películas, Batman: The Dark Knight (Christopher Nolan, 2008) y Batman: The Dark Knight Rises (Christopher Nolan, 2012), la vestimenta oscura es más funcional, ligera y con menos armadura, mientras que el símbolo casi desaparece en el traje al ser del mismo color.
Finalmente, en Batman vs. Superman: Dawn of the Justice (Zack Snyder, 2016), protagonizada por Ben Affleck (1976- ), vemos un traje gris con el símbolo gigante en el pecho y los guantes negros, además de que el cinturón es más oscuro, dejando de lado los colores llamativos.
* Karen Edith Ponce Ramírez es prestadora de Servicio Social en Promotoría Cultural.
Esta colaboración se publicó de manera impresa en mayo de 2019, edición 181 del boletín informativo CINEADICTOS, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.
POR JOSÉ ALFREDO FLORES ROCHA
A las seis de la tarde se levantó de la cama y se puso los zapatos y la corbata. En el baño se echó agua en la cara y se peinó el cabello corto y negro. No tenía por qué rasurarse; nunca había tenido mucha barba y una rasurada le duraba tres días. Se puso una poca de agua de Colonia Yardley, volvió al cuarto y del buró sacó la cuarenta y cinco. Revisó que tuviera el cargador en su sitio y un cartucho en la recámara…El saco era nuevo y el sastre había hecho un buen trabajo; casi no se notaba el bulto de la pistola bajo el brazo, sobre el corazón.
El complot mongol
Rafael Bernal (1969)
Durante décadas, el cine ha basado sus guiones en la literatura. En nuestro país no son pocas las obras que han sido llevadas a la pantalla grande, no todas con éxito. Sin embargo, haciendo un repaso breve de la cinematografía nacional, encontramos casos notables.
Basta recordar la novela Los bandidos del Río Frío, de Manuel Payno, adaptada dos veces. La mítica cinta Santa, llevada al cine en cuatro ocasiones; Los de abajo, de Mariano Azuela, sin dejar de lado La sombra del caudillo, de Martín Luis Guzmán.
En la segunda mitad del siglo XX destacan: Ensayo de un crimen, de Rodolfo Usigli, llevada al cine de manera magistral por el director español Luis Buñuel. Y qué decir de Macario, obra literaria de Bruno Traven adaptada en 1960 o de Pedro Paramo y El gallo de oro del gran escritor Juan Rulfo.
A la lista se deben sumar Aura y Gringo viejo, ambas de Carlos Fuentes; La feria, de Juan José Arreola; Los albañiles, del escritor y dramaturgo Vicente Leñero; Los recuerdos del porvenir, de Elena Garro; El apando, de José Revueltas; Dos crímenes, de Jorge Ibargüengoitia; Arráncame la vida, de Ángeles Mastretta, hasta llegar a la multipremiada Como agua para chocolate, de Laura Esquivel y dirigida en cine por Alfonso Arau.
A las obras antes citadas es inevitable sumar ahora El complot mongol (1969), destacada novela policiaca y punta de lanza en la historia literaria de nuestro país, al inaugurar la denominada novela negra mexicana, llevada a la pantalla grande por primera vez en el año de 1978 por Antonio Eceiza.
En 2019, el realizador y guionista Sebastián del Amo regresa con una nueva versión que resulta un bálsamo en la cartelera de primavera, una luz al final del túnel que intenta posicionar al cine nacional en las marquesinas de las grandes cadenas exhibidoras, ante la abrumadora presencia de los estrenos de películas de superhéroes de corte internacional.
La cinta respeta, en esencia, el argumento central de la novela de Rafael Bernal. A unos días de su estreno ha despertado entre la crítica versiones encontradas.
Para quienes hayan leído la divertida y picante novela será una versión que se toma sus licencias literarias para provocar en el espectador la carcajada fácil. Sin embargo, más allá de ello, descubrirán un tratamiento adecuado de la trama, con actuaciones por demás sobresalientes y una ambientación digna.
La historia policiaca y de intriga internacional se desarrolla en el barrio chino de la Ciudad de México, teniendo como marco la llamada Guerra Fría entre las dos súper potencias mundiales: Estados Unidos y la entonces Unión Soviética.
En medio de todo este embrollo quedan Martita Fong, personaje interpretado por Bárbara Mori, quien resulta una grata sorpresa y el experimentado agente Filiberto García, encarnado magistralmente por Damián Alcázar, quien junto con agentes foráneos intentará descubrir el supuesto complot chino que tiene como misión asesinar al presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, en su visita a México. En papeles especiales y secundarios destacan: Eugenio Derbez, Xavier López «Chabelo» y Hugo Stiglitz.
El complot mongol termina por rescatar no sólo lo mejor de la novela negra mexicana, sino uno de los géneros literarios que han quedado relegados por los productores y directores nacionales, que han centrado sus esfuerzos en comedias que dejan mucho que desear, con guiones hechos al vapor e interpretaciones de baja calidad.
Bienvenidos sean estos proyectos cinematográficos que intentan lograr un producto de calidad, que si bien no tiene mayores pretensiones que la de entretener, también nos dejan un poco de ese México que parece olvidado, que se niega a morir en las cantinas, restaurantes, barrios y calles de la gran Ciudad de México.
Esta colaboración se publicó de manera impresa en mayo de 2019, edición 181 del boletín informativo CINEADICTOS, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.
Ambulante 2019 en la FES Acatlán
POR NOVEL ALEJANDRO GONZÁLEZ OROZCO
Ambulante Gira de Documentales cumple 14 años como el espacio más importante en nuestro país para la proyección y difusión del cine documental, género que devela historias ancladas en la experiencia, posee un gran valor como memoria y patrimonio inmaterial.
Esta labor ininterrumpida, principalmente ha permitido que el público tenga acceso a filmes que probablemente nunca vería, pues no es común que se les abra espacio en cadenas de cine comercial o en televisión.
Es innegable que estos materiales contribuyen a generar nuevos conocimientos entre los espectadores quienes, después de ser testigos de las historias retratadas en pantalla, tienen la posibilidad de transformar su rol: de audiencia pasiva, en público mejor informado y con puntos de vista críticos respecto de los temas expuestos.
Los días 13 y 14 de abril, en el Auditorio 1 de la FES Acatlán, se presentarán: En sus hombros (Alexandria Bombach, EU. 2018); Disparos (Rodrigo Hernández Tejero / Elpida Nikou, México – España. 2018); América (Erick Stoll, Chase Whiteside. EU. 2018) y El silencio de otros (Almudena Carracedo / Robert Bahar. España – EU. 2018). De los títulos señalados tres pertenecen a la sección Resistencias (historias sobre justicia y memoria) y uno a Pulsos (cine mexicano).
Destaca la presencia de El silencio de otros, ganadora del premio Goya 2019, la cual se centra en los testimonios de sobrevivientes de tortura durante la dictadura de Francisco Franco en España y cuya directora, Almudena Carracedo, estará presente en la FES Acatlán, para llevar a cabo una sesión de preguntas y respuestas.
En 2019 Ambulante ha tenido como concepto temático las ilusiones ópticas, con objeto de reanimar una conversación central para el cine documental: su vocación como evidencia visible y tecnología que genera un juego de percepción, de magia e ilusionismo. Ha propuesto, con éxito, una conversación sobre las posibilidades de lo real y la épica de lo cotidiano.
También ha logrado establecer las bases para realizar radiografías de hechos presentes o del pasado, abiertas a distintas interpretaciones. Es momento de ser testigo de una parte de este caleidoscopio de ilusiones que nos muestra la realidad compleja y cambiante.