La 63 Muestra Internacional de Cine
POR NOVEL ALEJANDRO GONZÁLEZ OROZCO
Llegó el momento de apreciar la edición 63 de la Muestra Internacional de Cine con una selección de ocho películas que han circulado por los festivales más importantes y obtenido los principales reconocimientos en 2016 y 2017.
Coinciden, mayoritariamente, en retratar la problemática europea actual y, como ya es habitual, la Muestra, con su constante evolución -que incluye cambios tecnológicos, transformaciones en la forma de ver y consumir el Séptimo Arte- nos demuestra la vitalidad de una industria que avanza a pasos acelerados.
Antes, este encuentro era el único espacio para acercarse a esa mirada especializada. Ahora hay muchas opciones, pero la Muestra sigue siendo fundamental, por ello nuestra reiterada invitación a ver estos ocho títulos:
“120 latidos por minuto” (Robin Campillo, 2017). Particular relato de la lucha de una organización no gubernamental, ubicada en París, para reclamar a políticos y laboratorios farmacéuticos su falta de acciones contra el VIH. Hace referencia al pulso acelerado que resulta de la mezcla de la adrenalina de la acción militante, los ritmos de la música electrónica y las noches desenfrenadas de jóvenes condenados a una muerte prematura.
“Dulces sueños” (Marco Bellocchio, 2016). Soberbia película en torno a los misterios de las pérdidas: la de una madre, de la infancia, la felicidad y del futuro. Bellocchio vuelve a radiografiar a la burguesía italiana, ahora con un relato en dos tiempos: el de un pequeño a los nueve años de edad y el de un periodista, casi al cumplir los 40. Es un filme pleno de poesía visual, lírica y trascendental, donde el director no desaprovecha la oportunidad para hablar de periodismo, religión y futbol.
“Zama” (Lucrecia Martel, 2017). Se ubica en Paraguay durante la época colonial. Relata la lucha de Diego de Zama por ser trasladado a Buenos Aires y también por no perder su identidad, pues constantemente se ve tentado a sucumbir al entorno degenerado o enfermizo que lo rodea. Con una hermosa narración que cautiva y una magistral actuación de Daniel Giménez Cacho, gira en torno a un personaje que se desintegra durante años en su letargo.
“El otro lado de la esperanza” (Aki Kaurismäki, 2017). Si bien no es cine fácil de digerir, debido a su tendencia a la inexpresividad gestual y sobriedad en los diálogos, sí es un excelente modelo para comprender temas actuales: la migración obligada por conflictos bélicos y falta de solidaridad en países como Finlandia, con burócratas insensibles, neonazis y matones a la caza de los recién llegados, a quienes impiden encontrar un lugar en el mundo.
“Un minuto de gloria” (Kristina Grozeva y Petar Valchanov, 2016). Por aberrante que parezca no hay más: las personas honestas están de más en una sociedad corrupta. El mensaje es desolador en este retrato de la Bulgaria contemporánea, con reflejos de sus divisiones de clase y el culto al lucro. Para hacer menos “denso” el paso por esta historia se recurre al humor negro, ello permite librar muy bien la experiencia.
“Una bella luz interior” (Claire Denis, 2017). Parte del deseo de una pintora divorciada por encontrar el amor verdadero, quien persevera no obstante sus múltiples fracasos, debido a la inmadurez de sus galanes, pero también por el nivel de exigencia de ella misma. Es una comedia romántica a la inversa, con todo lo que este género suele obviar: momentos incómodos, torpezas, equivocaciones y heridas que a menudo cargan los “enamorados”.
“Western” (Valeska Grisebach, 2017). Cinta inspirada en el género western, con personajes masculinos solitarios, narcisistas y melancólicos; aquí se ajustó la historia para mostrar la xenofobia latente en Europa. La idea de llevar a un grupo de trabajadores alemanes a un país extranjero sirve para profundizar en la barrera del lenguaje, en diferencias culturales que generan desconfianza y prejuicios.
“The Square” (Ruben Östlund, 2017). Entre otros temas aborda el ego en el arte moderno. Como si se tratara de hacer uso de una “metralleta cinematográfica” el director arremete contra el arte moderno y los museos, el estilo protector y elitista de obras que no merecen llamarse “arte”, la ceguera del mundo occidental y la “dictadura” de lo políticamente correcto. Los protagonistas viven un infierno por ser y hacer lo “correcto”.
Por la Muestra Internacional de Cine han pasado muchas generaciones de directores y de espectadores universitarios. No duden en sumarse a este gran grupo de cinéfilos.
Esta colaboración se publicó de manera impresa en noviembre de 2018, edición 169 del boletín informativo CINEADICTOS, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.