El gran descubrimiento del Werner Herzog
POR ROSARIO BETZABELL RODRÍGUEZ PARRA
Me encontré con Bruno y aceptó hacer el filme. Entendió perfectamente el propósito del mismo, y que el filme se refería también a él y a su propia vida. Y cómo la gente lo había destruido a él.
Werner Herzog.
Bruno Schleinstein (1932- 2010, Berlín, Alemania) fue un actor autodidacta cuyo paso por el cine merece ser recordado, pues Bruno S., como era más reconocido, fue verdaderamente impresionante.
El director Werner Herzog descubrió el potencial histriónico de Bruno, se encargó de guiar su capacidad de interpretación y exploró esa naturalidad que caracteriza a alguien de quien no cuenta con técnicas de actuación profesionales.
Bajo las órdenes de Herzog, Bruno S. trabajó en “El enigma de Kaspar Hauser” (“Jeder für sich und Gott gegen alle”, 1974), filme ambientado en el siglo XIX que relata la historia de un joven encerrado la mayor parte de su vida en un sótano, lo que le impide desarrollar la capacidad de socializar y comunicarse; solamente tiene contacto con la persona que lo alimenta y le enseña a decir algunas frases.
Kaspar Hauser fue abandonado en Núrenberg y adoptado por un “maestro”. Su vida empieza a tener sentido a partir del momento en que aprende a tocar un instrumento musical. Bruno Schleinstein aportó a esta película una increíble interpretación; la razón de fondo se encuentra en los orígenes de su propia vida, pues él, al igual que Kaspar, vivió encerrado en orfanatos y hospitales psiquiátricos durante 17 años, luego de ser abandonado por su madre, una sexoservidora que nunca lo deseó.
“El enigma de Kaspar Hauser” fue galardonado por Mejor Montaje y Mejor Diseño de Producción en los Premios del Cine Alemán de 1974 y el Premio del Jurado Ecuménico, Premio FIPRESCI, en el Festival de Cannes, en 1975.
Tres años después, Bruno S. trabajó con Herzog en “Stroszek” (1977). Aquí el protagonista se llama como él (Bruno), aunque su apellido es Stroszek. Es un personaje que sale de prisión y enfrenta una vida difícil sobreviviendo como músico callejero (justo como lo hacía Bruno S. mientras no estaba frente a la cámara) hasta que conoce a Eva, una prostituta interpretada por la actriz Eva Mattes.
En compañía de Scheitz, el excéntrico vecino de Bruno, la pareja busca una nueva oportunidad, por lo que deciden emigrar a Wisconsin, Estados Unidos y empezar una nueva vida. Al llegar apuestan por el sueño americano, tratan de salir de sus problemas de adicciones, trabajan, logran cierta estabilidad y se les hace la vida más fácil; sin embargo, la convivencia, la incomunicación (tema central en las películas de Herzog) y los problemas financieros llevan a los tres personajes a recuperar sus antiguos patrones de comportamiento.
La última película en la que apareció el gran Bruno S. fue “Avé” (2011), bajo la dirección de Konstantin Bojanov. En ella se narra la historia de dos chicos, Kamen y Avé, quienes se conocen en una carretera. Ambos quieren llegar a Roussé, ciudad ubicada al norte de Bulgaria y deciden acompañarse. Gracias a las personas que conocen durante el trayecto, entre ellos el rol interpretado por Bruno S., ambos aprenden a comprenderse. Avé fue galardonada con el Premio Kodak por Mejor Película Búlgara en el Festival Internacional de Cine de Sofía en 2012.
A los 78 años de edad, la mayor parte de sus días tocando en las calles de Berlín, Bruno Schleinstein falleció el 11 de agosto de 2010. Se le recuerda como un actor no profesional que supo llenar la pantalla y dejó claro que no siempre hay que tener conocimientos de cómo o qué hacer frente una cámara de cine, sino solamente representar el contexto real en el que uno está inmerso.
Werner Herzog lo definió como «el soldado desconocido del cine alemán», y con sus interpretaciones en solamente tres filmes, Bruno Schleinstein permanecerá en la memoria de los cinéfilos.
Esta colaboración se publicó de manera impresa en marzo de 2017, edición 161 del boletín informativo CINEADICTOS, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.