El regreso de Dana Rotberg
POR NOVEL ALEJANDRO GONZÁLEZ OROZCO
Al listado de mexicanos célebres en el extranjero se suma Dana Rotberg (fotógrafa, productora, guionista de cine y profesora de música), quien se diera conocer en 1985 con “Elvira Luz Cruz, pena máxima”, en dirección conjunta con Ana Diez. Este trabajo las hizo ganar el Ariel y la Diosa de Plata por Mejor Cortometraje Documental, así como el premio Bochica de Oro por Mejor Documental Latinoamericano, en el Festival de Cartagena, Colombia.
En 1991 Dana Rotberg dirigió Intimidad, en 1992 Ángel de fuego y en 2002 Otilia Rauda, estas dos últimas le abrieron las puertas de importantes certámenes fílmicos. Tras diversos trabajos en Francia y Sarajevo, el regreso permanente a la Ciudad de México (en los primeros años del siglo XXI), le resultaba complejo, pues la metrópoli estaba inmersa en una espiral de violencia.
En 2004, luego de ver la película “Whale Rider” (2002), de Niki Caro, basada en la novela homónima de Witi Ihimaera, sintió una profunda identificación con la cultura neozelandesa. A los 44 años de edad, determinada a empezar de nuevo y dejar de lado el cine pues, afirma, era incompatible con su vida de madre soltera, se mudó a Auckland, la mayor ciudad de Nueva Zelanda.
El tiempo pasó y un día el productor John Barnett le regaló la novela “Medicine Woman”, de Witi Ihimaera, —autor de “Whale Rider”—, que cuenta la historia de una mujer chaman, llena de referencias a la medicina tradicional. Ahí reconoció aspectos que hermanan a Nueva Zelanda con México, sintió la necesidad de plasmar en la pantalla grande este drama y empezó una nueva aventura cinematográfica que requirió rodar en dos idiomas, así como reflejar dos culturas.
Los antecedentes de esta novela se ubican a inicios del siglo XX, cuando la mayoría de la población indígena de Nueva Zelanda, los maorí, vivían en zonas predominantemente rurales, sin acceso a servicios médicos, educativos o sociales al estilo occidental. La atención sanitaria era proporcionada por curanderos o sacerdotes llamados Tohunga, quienes se ocupaban desde males menores hasta partos.
En un intento por establecer una norma “moderna” de salud y anular supersticiones, el gobierno de Nueva Zelanda aprobó la Ley de Supresión Tohunga 1907, con la cual buscaba remplazar la medicina tradicional, pero en la práctica esta continuó en muchas áreas, a menudo en secreto. En 1950 Witi Ihimaera fue atendido por un curandero, a partir de ahí nació su interés por conocer a los Tohunga y más tarde escribió “Medicine Woman”, que Dana Rotberg adapta con el título “White Lies” (“Mentiras blancas”).
Para empaparse de las costumbres médicas ancestrales y estilo de vida aborígenes, Dana Rotberg se trasladó a la tierra de los Tuhoe, lugar remoto y complejo, donde habitan personas fuertes, bravas e independientes, muy celosas de su territorio.
El proceso para adentrarse fue lento, pero la cineasta se ganó el respeto y apoyo de los ancianos, quienes retroalimentaron sus conocimientos sobre aspectos difícilmente compartidos con extraños.
Una vez terminada la película y como una muestra de atención, las primeras proyecciones fueron para los Tuhoe. Debido a que donde ellos viven no existen los cines, fueron llevados a Rotorua, la ciudad más cercana. Al final de la función, el hombre más venerado en sus rituales dijo que esta es la primera vez que ven su propia historia en la pantalla, acto seguido empezó a cantar una bendición maorí y todos en el cine empezaron a seguirlo; en ese momento Dana Rotberg supo que se había ganado una especie de permiso moral y ético para la presentación comercial.
“Mentiras blancas” ocurre en una pequeña comunidad de Nueva Zelanda y se centra en la vida de Paraiti (Whirimako Black), curandera maorí requerida por Maraea (Rachel House), otra mujer de su tribu, para acabar con el embarazo no deseado de su patrona, Rebecca Vickers (Antonia Prebble), esposa de un acaudalado empresario local al que ha sido infiel. No obstante la prohibición legal, Paraiti accede a dar sus servicios e inicia una extraña alianza entre las tres, dando paso a una historia llena de secretos, complicadas cuestiones de raza, clase, hipocresía, colonialismo e identidad cultural.
La película se estrenó en 2013 con gran éxito en taquilla y el Festival Fílmico de Toronto sirvió de marco para su lanzamiento internacional. En 2014 representó a Nueva Zelanda como candidata a Mejor Película en Lengua Extranjera en los premios Oscar y por este trabajo Dana Rotberg fue reconocida como Inmigrante Distinguida de Nueva Zelanda.
No obstante haber destacado en la escena internacional, “Mentiras blancas” es un filme poco conocido en México. El Festival Internacional de Cine de Guadalajara 2014 fue su puerta de entrada al país y llamó la atención de los directivos de la Cineteca Nacional, quienes anunciaron su inclusión en la 58 Muestra Internacional de Cine, edición de primavera 2015.
Esta colaboración se publicó en la edición 141 del boletín informativo CINEADICTOS. Febrero de 2015. Coordinación de Difusión Cultural, FES Acatlán.