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POR  NOVEL ALEJANDRO GONZÁLEZ OROZCO

Mark Anthony Luhrmann, director de cine reconocido simplemente como Baz Luhrmann, nació en septiembre de 1962. Debido a que su infancia transcurrió en Herons Creek, Nueva Gales del Sur, Australia, se suele referir a este sitio para ubicar su nacimiento, pero es originario de Sydney.

Ocupa nuestra atención por el éxito obtenido con Elvis, filme que ocupó la anterior entrega en el Blog de CineAdictos y con el que Baz luhrmann refrendó su estilo maximalista, repleto de escenas teatralizadas, con escenografías que deslumbran, personajes románticos, pasión desbordada, incluso irracional, con personajes que se dejan llevar por torbellinos emocionales.

En Elvis, al igual que en otras de sus películas, Baz Luhrmann provoca la reunión de referentes artísticos y culturales de antaño con música, opulentos vestuarios con suntuoso maquillaje, elaborado diseño de producción e interesantes interpretaciones histriónicas que quedan en la memoria de los espectadores, gracias a constantes acercamientos a los rostros de los protagonistas.

Otro aspecto siempre presente en el cine de Luhrmann es que en sus historias los personajes viven intensamente, los deja ser felices hasta que la tragedia, inevitablemente, los alcanza. Ya sea en historias de ficción o realidad, el desenlace conlleva a lo que los críticos llaman “puñalada final”.

No obstante que Luhrmann ha realizado televisión, ópera, teatro y música, en este recorrido sobre su estilo, nos centraremos exclusivamente en sus trabajos cinematográficos.

Con Strictly Ballroom (1992), su opera prima, presentó a un grupo de actores australianos prácticamente desconocidos (Paul Mercurio, Tara Morice, Bill Hunter y Pat Thomson). Es la historia de un bailarín profesional que debe hacer pareja con una joven inexperta. La trama, de lo más básica, sigue los altibajos detrás del concurso de baile (por supuesto la fortuna sonríe a los audaces) y permitió a Luhrmann obtener su primer éxito y premios entre los que destacan el BAFTA por Mejor Diseño de Vestuario, Banda Sonora Original y Diseño de Producción.

Representó para el entonces joven director la primera oportunidad de estar en festivales como Cannes, (en 2022, prácticamente a la par del estreno de Elvis, se cumplieron tres décadas de su debut en las grandes ligas) y así llamó la atención de productores de Hollywood, quienes detectaron su talento para llevar a escena números musicales con desbordante imaginación visual.

En 1966, ya establecido en Estados Unidos, Baz Luhrmann irrumpió en la escena internacional con Romeo + Juliet, teniendo como protagonistas a Claire Danes y Leonardo DiCaprio, nada menos el rostro juvenil del momento, en un drama clásico conocido por la mayoría del público. El principal atractivo de este filme radica en la manera de contar algo que de antemano ya se sabe cómo termina, pero ambientado de otra manera.

Los Capuleto y los Montesco se mantienen en el periodo isabelino, con los diálogos y texto originales de William Shakespeare, pero Verona tiene todo el aspecto de Miami Beach de mediados de la década de los años 90, con la estética de una ciudad futurista, plena de imágenes potentes, con emblemáticos escenarios que se ubican en la Ciudad de México y escenas de acción filmadas en el puerto de Veracruz.

En Romeo + Juliet Luhrmann llamó mucho la atención de la crítica especializada al presentar en la pantalla grande la estética de video con adaptaciones para el cine y no a la inversa. Con objeto de aclarar este punto acotemos:

Para ese momento, las filmaciones se realizaban con complejos procedimientos de impresión, uso de iluminación, revelado con químicos, integración de audio, efectos y sonidos. En contraparte, el video y el llamado “videocine” recurría al uso de cintas electromagnéticas para la reproducción de imágenes y sonidos.

Las diferencias se identificaban en los aspectos técnicos, aunque la estética era abismal en el resultado final. Durante años, muchos realizadores pretendieron hacer películas simulando la calidad de imagen de cine con técnicas de video, principalmente motivados por los bajos presupuestos y recurrieron a complejos trucos técnicos para lograrlo.

La calidad de imagen del cine siempre fue mejor que la del video o la televisión, e incluso el cine transferido a video, mediante procesos digitales, obligaba a realizar correcciones de color en las tomas. En resumidas cuentas, el video llevado al cine obligaba a ajustar múltiples defectos, especialmente para mejorar las fotografías, pues las películas siempre ofrecen más contraste, capturan mayor cantidad de detalles, presentan alta saturación de color y tienen capacidad superior para manejar las variaciones de luz.

Valgan estas explicaciones para comprender por qué Luhrmann, aun teniendo a su disposición todo el equipo de filmación profesional, prefirió dar a Romeo + Juliet aspectos estéticos de menor calidad visual intencionalmente, para remarcar ese “aire noventero” que hizo suspirar a miles de jóvenes con la tragedia clásica juvenil por excelencia y permitió a Leonardo DiCaprio posicionar su carrera histriónica, tras ganar el Oso de Plata por Mejor Actor.

En 2001 Luhrmann estrenó Moulin Rouge, comedia con tintes de drama romántico, ambientada en 1900. Sus protagonistas son Nicole Kidman y Ewan McGregor, a quienes acompañan John Leguizamo, Richard Roxburgh y Jim Broadbent, un “combo” de buenos actores con los que se puso en escena uno de los mayores y mejores ejemplos de cine musical.

Es la historia de Christian, joven escritor poeta que abandona Londres y se traslada a París para desarrollar su profesión, en plena época de efervescencia cultural. Llega al barrio bohemio de Montmartre, donde conoce a Henri Toulouse-Lautrec y éste le presenta el estilo de vida del lugar, donde la mayoría de las actividades giran en torno al emblemático centro nocturno Moulin Rouge.

El ambiente musical, las luces y el arte circundante representan múltiples distracciones para Christian, a lo que se suma su encuentro con Satine, la estrella del Moulin Rouge, de quien se enamora perdidamente, pero ella tiene prohibido relacionarse sentimentalmente y el melodrama desborda la pantalla.

Para el público y crítica especializada no quedaban dudas de las ambiciones de “grandeza” de Luhrmann; de su interés en presentar espectáculos posmodernos con abundante brillantina, maquillaje y colores premeditadamente exagerados, en la aparente vanidad injustificable que enmarca historias imprevisibles, plenas de creatividad. De este título, a los cinéfilos mexicanos nos quedó muy presente la participación de la diseñadora de producción germano-mexicana Brigitte Broche, pues obtuvo un Oscar por la ambientación en que colocó esta historia de época en París.

En 2008 estrenó Australia, aventura romántica que ocurre  al comenzar la Segunda Guerra Mundial y tiene en los roles protagónicos a Nicole Kidman y Hugh Jackman. Kidman interpreta a Sarah Ashley, aristócrata inglesa dueña de una hacienda ganadera en Australia, quien viaja a Londres para confirmar la infidelidad de su marido, pero al llegar enfrenta la noticia de que ha sido asesinado. Al volver al rancho debe unir fuerzas con un capataz local (Jackman) para conservar las tierras que ha heredado.

Aunque al principio ambos comparten sus antipatías, el contacto se suaviza cuando Sarah se debe hacer cargo de un joven mestizo, huérfano y marginado. Juntos, se embarcan en un largo viaje por paisajes bellos e implacables, se enfrentan al bombardeo de la ciudad de Darwin por las fuerzas japonesas que atacaron Pearl Harbour.

Aquí Luhrmann da rienda suelta a la ambición de filmar historias que podrían llamarse “de largo aliento”, pues ocupa casi tres horas para desarrollar la película y con ello rebasa los estándares de la mayoría de las películas comerciales, pues se sabe perfectamente que el público lo pensará más de una vez para comprar boletos de una cinta que pase de las dos horas.

En Australia narra la construcción de su país natal, pero desde el género del Western, muy común en el cine de Hollywood, por lo tanto, con abundantes referencias de cómo explorarlo; Luhmann lo adapta de una manera muy personal, por momentos con excesivos movimientos de cámara, siguiendo sus propios preceptos da mayor peso a las imágenes y no tanto a los diálogos.

Cometió fallas narrativas, no obstante que las actuaciones son impecables, en su estilo, considerado “barroco y ampuloso”, da total peso a los paisajes, escenarios y ambientación. Pareciera que poco le interesó conectar al público con la historia de los protagonistas, provoca sensaciones de insatisfacción entre los espectadores, quienes solamente atinan a destacar los maravillosos escenarios y lo importante de ese periodo histérico.

Los resultados fueron buenos, se colocó como la tercera más taquillera en la historia del cine australiano, después de Crocodile Dundee (Peter Faiman, 1986) y Mad Max: Fury Road (George Miller, 2015). Obtuvo galardones por el arte, efectos visuales y vestuario, pero no fueron suficientes para convencer a los críticos, que la vieron como un filme menor.

Para 2013, ya repuesto de las críticas negativas, entrega The Great Gatsby, drama romántico para el que llama de nuevo a Leonardo DiCaprio, en ese momento un actor ya muy famoso, y lo acompaña el no menos taquillero Tobey Maguire, seguido de Carey Mulligan, Joel Edgerton y Amitabh Bachchan.

Luhrmann logra una memorable adaptación de la novela homónima de F. Scott Fitzgerald, de 1925, de la que destacan actuaciones, la banda sonora, elaboradas coreografías, estilo visual y en general una dirección impecable, pero de nueva cuenta las críticas se enfocaron en el hecho de que pudo “hacer más” con tan buenos histriones.

La estética de The Great Gatsby lleva a los espectadores por la opulencia de una vida llena de riquezas, pero también al vacío, a la incapacidad del protagonista por conservar para si el amor.

El derroche en las fiestas, vestuarios y ambientación, difícilmente se olvidan luego de haberla visto; queda presente esa sensación de ociosidad ante tanto lujo, pero en permanente soledad que se compensa con objetos en viviendas ?nicas, tan lejanas al grueso de los testigos de esta historia. No quedan fuera del filme ninguno de los temas que caracterizan la novela.

Después se involucró en proyectos publicitarios y en trabajos o asignaciones especiales para cadenas de televisión, hasta que en 2022 regresa con Elvis, un proyecto que nació en 2014, retomó en 2019, cuando Tom Hanks aceptó interpretar al coronel Tom Parker; comenzó a filmar en 2020, coincidiendo con la pandemia por Covid 19, la cual casi aniquila el proyecto.

Luhrmann aprovechó el largo receso impuesto por la situación sanitaria para volver al guion, reestructurar la primera parte, alterando la historia original, que pasó de ser lineal a una más sofisticada en la que explora magistralmente el flashback. Es una película donde vuelve a presentar elaboradas coreografías y deslumbrantes escenografías que requirieron de largos procesos de creación.

Elvis Presley (Austin Butler) y su representante Tom Parker (Tom Hanks), resultan personajes incuestionables en su desarrollo actoral para explicar el proceso en que se fue creando esta leyenda del Rock, pero el Elvis de Luhrmann se centra en la fuerza artística, en sus orígenes impregnados de blues y gospel, géneros que escuchó desde niño en las comunidades afrodescendientes donde creció.

Cada quien tiene su versión Elvis y el de Luhrmann se posiciona en la industria del espectáculo y su fijación por ser un artista diferente. No se trata de una biopic en el estricto sentido del género, sino de un retrato de lo bueno, lo malo y lo feo que Estados Unidos le dio a Elvis, el artista y al hombre.

Con Elvis, Luhrmann sigue su línea de director maximalista, grandilocuente, destacando los espacios en que sitúa a sus personajes. Pone más atención en los detalles, con los cuales ayuda a conocer a una estrella que usaba maquillaje, camisetas tejidas sin mangas, cabello largo, delineador en los ojos, pero no dejaba de lado su masculinidad.

No pasa por alto ningún detalle de la estética, como tampoco de la inocencia en muchos de sus actos, cómo es que fue llevado por un sendero de perversión a la fama, las decepciones que enfrentó y su agonía.

El gran negocio y espectáculo que representa Elvis Presley sirven de pretexto para explorar el mundo de ensueño de Las Vegas, centro de entretenimiento por excelencia. Aunque no se trata estrictamente de un musical, traslada al público a disfrutar de emblemáticas interpretaciones y a refrendar su estilo como cineasta.

Fusiona lo clásico con lo moderno; prepondera los aspectos visuales sobre los narrativos; agrupa múltiples referentes sobre distintas épocas; da mucho peso e importancia a los aspectos de la música y de las canciones acompañadas de coreografías; ejecuta continuos movimientos de cámara y cambios drásticos de encuadres.

Tal vez la vertiente de mayor recurrencia en el cine de Luhrmann es el entretenimiento de lo ya visto o ya conocido, pero de forma más espectacular: como ya se mencionó, el público sabía del triste final de Romeo y de Julieta, pero aún así su filmación atrajo a una nueva generación a un clásico de la literatura; Moulin Rouge, Australia, The Great Gatsby y Elvis siguen la línea de contar hechos que ya se conocen de antemano, pero son atractivas por estar contadas de una manera muy particular, con el “toque” Luhrmann, algo que pocos cineastas logran, su propio sello de autor y si usted, amable lector(a) tiene dudas, recuerde cómo identifica a Federico Fellini, a Tim Burton o a Wes Anderson, por mencionar algunos de los cineastas de ese selecto grupo.

Categoría(s): REALIZADORES

La directora Juliana Fanjul conversó con público de la FES Acatlán

POR NOVEL ALEJANDRO GONZÁLEZ OROZCO

Para la mayoría de los lectores de este boletín informativo, el caso del reportaje “La Casa Blanca de Enrique Peña Nieto”, elaborado por Aristegui Noticias y presentado por primera vez el 12 de marzo de 2014 seguramente resulta un tema conocido, por el largo proceso de litigios que implicó, en particular porque es emblemático en la historia reciente de los medios de comunicación en nuestro país, debido a que se evidenció una serie de actos de censura del entonces Presidente de México a la periodista Carmen Aristegui, por medio del grupo radiofónico para el que ella trabajaba.

La casa ubicada en Lomas de Chapultepec, conocida como la Casa Blanca de Enrique Peña Nieto y a la que la entonces primera dama Angélica Rivera se viera obligada a renunciar, luego de una fallida explicación sobre el financiamiento por parte del Grupo Higa (una de las empresas ganadoras de la licitación del tren México-Querétaro y de otras importantes construcciones en el Estado de México) derivó en el despido de Carmen Aristegui de MVS Noticias.

Lo sucedido en los meses posteriores, el largo proceso que permitió a la mediática periodista recuperar un espacio de difusión en plataformas de redes sociales, quedó registrado en el documental Silencio radio (2019), coproducción de México y Suiza, bajo la dirección de Juliana Fanjul, con la fotografía de Jérôme Colin, sonido de Carlos Ibáñez-Díaz y la edición de Yael Bitton.

La proyección gratuita de Silencio radio fue gestionada por la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán para que el público de nuestro Campus tuviese oportunidad de conocer de primera mano hechos inéditos y después de la transmisión por Zoom tuvo lugar un conversatorio con la cineasta Juliana Fanjul.

En este encuentro en línea destacó el interés de los espectadores por conocer el proceso que siguió la directora de cine para ganarse la confianza de Carmen Aristegui y que ésta le permitiese registrar el día a día mientras la empresa Aristegui Noticias se abría paso de manera independiente.

Juliana Fanjul comenzó el conversatorio manifestando su satisfacción por llegar, precisamente ese día (20 de enero), a las cadenas comerciales de exhibición de México con 40 copias y calificó el hecho como “un sueño hecho realidad en la peor de las pesadillas”, refiriéndose a los dos años transcurridos con la pandemia por Coronavirus, los cuales para ella fueron muy duros, porque para la cultural y el cine en particular, como industria, ha sido de mucho sufrimiento, con el cierre de salas comerciales y una tragedia para los grandes festivales.

Destacó que, como cineasta, representó verse impedida para ir a los lugares a filmar, ver a la gente, adentrarse en sus historias y un proceso con “sabor agridulce, porque aunque hayamos cambiado de gobierno, aunque las cosas se estén transformando y creo que lo están, lamentablemente para los periodistas la situación no ha mejorado. 2021 cerramos con 10 periodistas asesinados, somos el segundo país, después de Afganistán, más peligroso del mundo para el ejercicio periodístico. En lo que va del año, no hemos terminado el mes de enero y ya han asesinado a dos (periodistas). Entonces queda muchísimo trabajo por hacer en esa materia”.

El público le solicitó ahondar en los obstáculos que enfrentó para lograr el resultado final de este documental y Fanjul refirió que el primero fue llegar a Carmen Aristegui, que ella aceptase que el equipo de filmación la siguiera permanentemente; contrario a lo que se esperaba, que la periodista solamente concediera unas horas de entrevista, se convirtió en un trabajo largo, de mucha paciencia e insistencia, para establecer una relación de confianza con el equipo más cercano de colaboradores de Aristegui Noticias.

Enfatizó que tener de cerca un personaje como Carmen Aristegui también significó una gran responsabilidad y dijo: “quedara como quedara la película, me imaginaba que alguien la iba a ver simplemente porque admira el trabajo de Carmen Aristegui. Desde el inicio trabajamos con un gran sentido de responsabilidad”.

Otro reto lo representó acercarse a un grupo de profesionales que estaban siendo vigilados, amenazados, atacados, por lo que al estar con ellos el grupo de realizadores de Silencio radio también formó parte de ese entorno de peligro, se sentían vigilados y vivieron momentos de mucha adrenalina que los obligaron a seguir un protocolo de seguridad, estar al pendiente de que no les fueran a robar la cámara con las imágenes y durante los tres años que duró el proceso de filmación, mantenerse en alerta permanente.

Juliana Fanjul enfatizó que Silencio radio se trata de una coproducción entre México y Suiza, por lo que la manera de abordar la historia de Carmen Aristegui debía ser de forma atractiva para el público de ambos países: por un lado la gente de México, la cual conoce la historia, por formar parte de un pasado reciente, en contraparte con los suizos, de quienes dijo “muchos puede que no tengan ni idea de dónde se ubica México en el mapa”.

Para ella, la importancia de esta realización cinematográfica es el dejar un registro para la memoria: “…que quede ahí un testimonio de una historia que sucedió, que vivimos y que podemos narrar. Que en el futuro alguien pueda ir a consultar el documental. Para que no se nos olvide lo que sucedió ayer, con miras a que se repita mañana. Solemos, en México, tener memoria corta, porque el evento de hoy es tan impresionante, que lo que sucedió ayer pues ya se nos olvidó”, indicó.

Para sustentar la importancia de producir documentales, recurrió al ejemplo de Patricio Guzmán, cineasta chileno que dice que: “El futuro de los pueblos está en su pasado y un país sin cine documental es como una familia sin álbum de fotos”. Para Fanjul este género cinematográfico constituye ese álbum de nuestra historia que es importante tener, para nosotros y para las posteriores generaciones.

Durante el proceso de realización, a la cineasta le llamó particularmente la atención la capacidad de resistencia de Carmen Aristegui y su equipo de colaboradores, por lo que dijo que con Silencio radio busca hacerles un homenaje a ellos, en especial a la decisión de Carmen Aristegui de permanecer en México. Enfatizó el hecho de que ella pudo haberse ido del país, pero no lo hizo y decidió quedarse no obstante los obstáculos, los riesgos que implicaba continuar en este territorio, volver a levantar la voz y retomar un programa en vivo.

A Juliana Fanjul le sorprendió el profesionalismo de Aristegui Noticias y anotó: “Hay algo que dice Juan Omar Fierro en la película, y es que para evitar nuevos ataques, de otros periodistas o de otros medios, lo que tienen que hacer es redoblar su profesionalismo, confirmar la información que van a publicar”.

Para Fanjul también fue interesante ver cómo se llevaron a cabo las investigaciones en Aristegui Noticias, donde los autores escribían y leían, releían y releían, se cuestionaban cada una de las palabras que podrían en sus artículos, en las averiguaciones, para evitar que pudieran enfrentar nuevos ataques.

Calificó a Aristegui y su equipo como incansables. Durante el conversatorio Fanjul relató la dinámica de Carmen Aristegui, quien despertaba temprano todos los días, permanecía lúcida hablando durante todo el día, luego acudía a su programa nocturno (en CNN en español) y se dormía a la una de la mañana: Después de algunos días de estar siguiéndola, el equipo de filmación estaba agotado; aún ahora sigue siendo un misterio para Juliana Fanjul entender cómo Aristegui y sus colegas mantienen su nivel de energía.

En el contexto de la presentación de Silencio radio se le cuestionó sobre las descalificaciones hechas por el actual titular del poder Ejecutivo al trabajo de Carmen Aristegui y expresó: “Estas conferencias ‘mañaneras’ que da (Andrés Manuel) López Obrador son una herramienta maravillosa para la democracia. ¿En qué país se tiene esta disposición del jefe del Ejecutivo para dialogar y atender las preguntas de la prensa? Eso lo celebro, sin embargo, lamentablemente algunos comentarios que ha hecho el Presidente apuntando con nombre y apellido a algún periodista o algún medio, desacreditando la carrera completa de esa persona o de ese medio, ha provocado un linchamiento en redes sociales, que no es favorable para nuestro ejercicio democrático, para nuestra conversación.

“El nivel de odio, la violencia, el lenguaje que veo que se está utilizando en la redes, a pesar de que es un magnífico espacio de expresión y donde todos podemos tener una voz, siento que está llevando a que la sociedad se polarice y eso tampoco nos ayuda. No soy abogada de Aristegui para decir lo que hizo bien o mal, en cuanto al tema López Obrador. Entonces esa no es ni mi batalla ni me encuentro legitimada para venir a un foro a hablar de lo que opino al respecto. Lo que sí siento es que esa polarización (que se da desde el anonimato) ya peleados, como sociedad, nos va a costar recomponernos”.

Después abordó las formas de la sociedad civil para apoyar a los periodistas y comentó sobre el papel de las organizaciones especializadas, mismas que llevan a cabo acciones encaminadas a valorar el trabajo de estos profesionistas y advirtió que su labor resulta esencial en una democracia. Enfatizó que en el caso de la censura a Carmen Aristegui, hace siete años, al defender los derechos de las audiencias, acudieron a solicitar justicia y así se pudieron emplear herramientas legales para cuidar de los radioescuchas.

Juliana Fanjul recodó que la idea de Silencio radio surgió en 2015, mientras vivía fuera de México, en un momento en que estudiaba becada en Suiza, donde estaba atenta de lo que sucedía México. La distancia geográfica y el momento de crisis le hizo tener el deseo de hacer algo, pues enfrentaba sentimientos encontrados, mientras ella vivía en uno de los países con mayor calidad de vida, su patria enfrentaba momentos de crisis.

“La producción surge en Suiza, venimos a México con dos técnicos, un fotógrafo y un sonidista. Sabía que llegar a México, en ese momento, en que Carmen (Aristegui) y su equipo muy probablemente no iban a abrir la puerta de la noche a la mañana, para que alguien entrara a filmar… Éramos tres personas que no podíamos decir absolutamente nada a nadie, porque era parte del protocolo de seguridad, evitar que cualquier mensaje o conversación nos pudiera afectar.

“Los primeros meses sucedieron así, solamente los tres sin decir nada. En mi casa mi familia no sabía. Luego solicité tener una coproducción mexicana para tener un socio con quien hablar. Necesitaba alguien sólido en México, que supiera quién era quién en el contexto sociopolítico. Así fue como llegamos, durante la primera etapa de rodaje, a realizar con Cactus Films y ellos fueron aliados que apoyaron después en cuestiones financieras”.

Juliana Fanjul relató que durante el largo proceso de filmación fue necesario que se apegasen a protocolos de seguridad recomendados para periodistas y activistas que trabajan en territorios de alto riesgo, bajo la asesoría de la organización Artículo 19.

Literalmente, en Silencio radio se da cuenta de las “idas y venidas durante todos esos años” de lucha por recuperar un espacio de difusión y el reto fue determinar que sí se debía dejar en la película: “Después de tantos años de rodaje, teníamos mucho material y trabaje con una gran editora. Poco a poco se fue determinando que sí debía incluirse. Uno va escribiendo siempre, incluso editando. Ya había una guía y se trabajó durante cuatro o cinco meses, se fue avanzando en la estructura que se tenía en el papel.

“Como en un trabajo de embudo se fue dejando fuera el material no esencial y entonces quedó lo que se consideró que era lo mejor. Un trabajo complicado y que debió hacerse con alguien más porque uno que estuvo ahí, uno que lo escribió, uno que lo filmó, uno que se conmovió cuando lo registró, pues tiene una relación viciada con ese proyecto, entonces es importante la mirada exterior para poder ser juez de manera fresca, sensible con respecto al material”.

Juliana Fanjul recomendó a los jóvenes estudiantes de periodismo que desean hacer cine, seguirse con “todo el motor” para realizar películas. Comentó que ella, al dar clases a quienes estudian para hacer cine documental, trata de transmitirles su pasión, pero definió el talento que se requiere como ese “gusanito” que se trae y si se posee pues solamente quedar rienda suelta a la creatividad.

Advirtió que en la realización de los documentales existen momentos de procesar en solitario, con grades decepciones, pero también de alegría como el que ella vivía justamente ese jueves 20 de enero de 2022 con el estreno comercial de Silencio radio, con una espera de siete años para tener una conversación como la llevada a cabo con el público de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán.

En este contexto comentó que la satisfacción de trabajos como el que ella realizó o en la denuncia de Juan Omar Fierro respecto a la red de prostitución del exlíder del PRI en la Ciudad de México, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, dan frutos y gran satisfacción en la lucha por buscar que se aplique la justicia, pues el político priísta fue encarcelado tras una larga espera.

“En necesario el trabajo de los periodistas, de nuevas generaciones, para que siga habiendo contrapeso importante del cuarto poder. Que esté presente con jóvenes apasionados, inteligentes, formados, que ejerzan libremente y en ese sentido la idea de Silencio radio no es amedrentar, decir ´está tan complicado meterse en este negocio que te van a dar un balazo, ya no lo hagan´. La película está ahí para decir lo contrario, denunciar esa realidad, que los ataques ya no deberían suceder en este país y es valiosísimo el trabajo de los periodistas de investigación”.

Para concluir Juliana Fanjul expresó la idea central de Silencio radio: que hay esperanza para construir un país mejor, que se centra en los jóvenes que están estudiando y quienes están decidiendo politizarse: “Estos años al lado de Carmen Aristegui y de su equipo me hicieron contagiarme de un sentimiento más optimista del que suelo tener. La película termina con una nota de esperanza y ello implica un compromiso. Creo que es posible, aunque estamos cayendo muy hondo, confío en la fuerza de las nuevas generaciones, en las mujeres jóvenes que están haciendo un cambio de paradigma”.

Actualmente Juliana Fanjul trabaja en un proyecto a estrenarse durante marzo de este año en el Festival de Derechos Humanos de Ginebra, el cual se centra en el significado de ser una mujer afrodescendiente en un país como Suiza, tema no abordado en la filmografía en esa nación. Además, prepara una película sobre las relaciones de poder y, de nueva cuenta, con temática femenina.

Categoría(s): REALIZADORES

POR ADRIANA CERVANTES SOTO

Durante el 2021 la industria cinematográfica nacional contó con una amplia participación de directoras, escritoras, guionistas, actrices y demás integrantes de los equipos de realización, quienes han colaborado de forma destacada en las producciones de películas como Sin señas particulares (Fernanda Valadez, 2020) y Noche de fuego (Tatiana Huezo, 2021). Ambas han logrado el tan anhelado éxito internacional, sorprendiendo incluso, por su buena recepción en festivales de gran renombre.

De igual forma ha sucedido en producciones internacionales como La Civil (2021), dirigida por la también guionista belga-rumana Teodora Ana Mihai, quien se apoyó en el escritor mexicano Habacuc Antonio De Rosario para crear la historia de Cielo, una mujer que busca a su hija luego de que fuera secuestrada por narcotraficantes en el norte de México.

Otro ejemplo lo encontramos en Somos (2021), donde la periodista norteamericana Ginger Thompson reunió el talento de las coproductoras mexicanas Fernanda Melchor y Monika Revilla. Esta miniserie, de la plataforma Netflix, expone el tema de la “guerra contra las drogas”, basada en hechos reales, pero desde la perspectiva de las víctimas de la masacre en Allende, Coahuila, donde se llevó a cabo una operación fallida de la Administración para el Control de Drogas (DEA), por sus siglas en inglés.

Estas cintas tienen un rasgo en común, cuentan historias del México violento visto con los ojos de las mujeres y la fuerza expresiva con la que se cuentan intimidades de familias y comunidades vulneradas que han impactado tanto a los espectadores, como a los críticos de cine. Son narraciones de una sociedad convulsa en el que temas como la desaparición forzada, el narcotráfico y la violencia son un pretexto para reflexionar sobre el infierno que se vive todos los días en nuestro país.

Sin señas particulares enfrentó una realidad común, ser realizada con bajo presupuesto, pero con todo y esta limitante, la directora Fernanda Valadez y la productora Astrid Rondero crearon una excelente película que aborda la forma en que las madres de las víctimas se convirtieron en detectives, en activistas, y conseguían en muchas ocasiones más información que las autoridades responsables, como lo ha señalado en diversas entrevistas Fernanda Valadez.

Reconocida con los galardones por Mejor Guion en el Festival Sundance 2020, Premio Horizontes Latinos y Premio de la Cooperación Española del Festival de San Sebastián, además de otros reconocimientos a nivel internacional, Sin señas particulares ha llegado a las salas cinematográficas de varias ciudades en territorio mexicano.

Noche de fuego, de Tatiana Huezo, recibió 10 minutos de ovación de los espectadores y una mención especial durante su presentación oficial en la más reciente edición del Festival de Cannes. Se trata de una ficción centrada en las peripecias de un grupo de amigas adolescentes en su intento por sobrevivir al crimen organizado. La historia fue adaptada de la novela “Ladydi”, de Jennifer Clement (2014) sobre la violencia de género que se vive en territorio dominado por narcotraficantes, no de la visión patriarcal, sino desde la perspectiva femenina, lejos de estereotipos de personajes de mujeres que sufren, pero también se defienden, son rebeldes y críticas, en particular desde la perspectiva de Ana, una joven que vive inmersa en esa realidad.

“Pienso que ellas son niñas rebeldes, contestatarias, que adquieren un pensamiento crítico en la escuela del pueblo con los maestros rurales. Son niñas que cuestionan el mundo y que son como semillas, serán mujeres que puedan incidir en su realidad”, señaló Tatiana Huezo al periódico El País. (Edición digital 16 de julio de 2021. https://elpais.com/mexico/2021-07-17/noche-de-fuego-una-pelicula-de-ninas-entre-las-amapolas-del-narco.html).En referencia a La Civil, se trata de una coproducción mexicana, como ya se dijo, dirigida por Teodora Ana Mihai, que cuenta la historia de Cielo, una mujer activista, (basada en el personaje real de Miriam Rodríguez, asesinada en 2017, cuya hija fue secuestrada). Cielo se arma de valor para buscarla, pues ha sido víctima de desaparición forzada.

Este filme se presentó en la categoría Una cierta mirada, en el Festival de Cannes y también recibió una larga serie de aplausos. Es un drama concebido inicialmente como documental y llevó casi tres años de entrevistas, pero al final se convirtió en una ficción cruda, desesperada desde el punto de vista de las víctimas y lejos de los victimarios.

En palabras de la actriz Arcelia Ramírez, protagonista de La Civil, es una herida profunda y sangrante, abierta, la de los desaparecidos. Está ambientada en el norte de México y refleja la impotencia de los familiares.

Mientras que Somos relata, en seis capítulos, lo sucedido con las víctimas del ya famoso y trágico Allende, Coahuila, por el que surgió el reportaje de la periodista Ginger Thompson en 2011: el ataque del grupo criminal Los Zetas a pobladores de esta comunidad. Un hecho caracterizado por la impunidad y el olvido social, así como la desmedida violencia de los narcotraficantes.

Como podemos apreciar, el cine mexicano contemporáneo está comprometido en dar a conocer la realidad caleidoscópica del México violento. Desde nuestro rol de espectadores debemos apreciar estas historias con sus relatos contados desde la intimidad de personajes vulnerados, sensibles, lastimados, no desde la tradicional apología de la violencia.

Categoría(s): REALIZADORES

POR OFELIA CASTRO PAREDES *

Rolando Martínez Ávalos, crítico de cine y presentador de televisión, celebra 15 años al frente de la conducción del programa Cinescape, el cual se transmite por Televisión Mexiquense y es reconocido como uno de los referentes de cine más importantes de la televisión mexicana.

Desde sus inicios Cinescape promueve filmaciones, entrevistas, presentaciones, alfombras rojas, entregas de premios y una extensa información sobre el Séptimo Arte a nivel nacional e internacional.

Rolando Martínez Ávalos es oriundo de Ocampo, Tamaulipas. Egresó de la licenciatura en Periodismo y Comunicación Colectiva de la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) hoy Facultad de Estudios Superiores Acatlán y con motivo de este logro profesional concedió una entrevista para CineAdictos.

Martínez Ávalos reveló que el proyecto de lo que hoy conocemos como Cinescape surgió en las aulas universitarias de Acatlán y ha enfrentado diversos retos a lo largo de estos años: “yo era un alumno, un estudiante universitario que no tenía a nadie en los medios de comunicación, era un chavo que se acercó y tocó la puerta”. En ese momento no tenía experiencia en televisión y tampoco era el estereotipo que en aquél entonces las televisoras manejaban: “de cierta manera vine a romper con los esquemas”, señaló.

Son más de tres lustros en los que ha vivido de cerca el cine, industria que, desde su mirada especializada, ha tenido diferentes cambios: “Somos una generación a la que le tocó ver cine en 16 o en 35 milímetros, en estos procesos de postproducción y hoy en día todo es digital. Con una cámara o los mismos dispositivos móviles ya se puede hacer una película. Existe un caso en México que lo ilustra: se llama Oso Polar (Marcelo Tobar, 2017) y es la primera película mexicana que se hizo con un celular, es realmente admirable este cambio”, advirtió.

Hace 15 años los cineastas aplicaban para obtener recursos por parte del Estado, “era más difícil levantar un proyecto por los procesos de elaboración, por la parte cinematográfica. Hoy los jóvenes ya hacen historias con presupuestos más bajos. De cierta manera el cine mexicano va tomando otro enfoque; son las comedias las que están gustando, pero también películas que se han presentado en diferentes festivales internacionales de cineastas contemporáneos con una larga trayectoria; el mismo público asiste a ver cintas nacionales”, explicó.

Aunado a ello mencionó la labor de los cineastas independientes, reconocidos en festivales importantes como Cannes o Róterdam: “hay talento mexicano presente con operas primas, ahí están las propuestas que quieren contar una historia a través de la pantalla grande”.

También está presente el trabajo de los cineastas premiados en recientes fechas: “grandes trabajos han realizado aquellos cineastas de trayectoria larga: Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón, con diversos galardones, entre ellos premios Oscar”.

Para Rolando Martínez la forma de apreciar el Séptimo Arte ha sufrido cambios importantes, en especial por la manera en que las plataformas digitales están llevando el cine a las casas, lo que ayuda a una inmediatez entre el público y esta industria; sin embargo “no es lo mismo ir a ver una película en pantalla grande, con duración de tres horas y media en un recinto dedicado a ello a verla en tu casa con pausas, o a verlas en el trabajo o en tu celular, pierdes totalmente la atención. En el caso de la cinta El Irlandés (Martin Scorsese, 2019) se demostró que solamente el 16 por ciento de los espectadores que comenzaron a ver la película, la terminaron”.

Añadió que la calidad de los filmes es el mismo para una pantalla cinematográfica que para una plataforma digital. “Desde el año pasado surgió un fenómeno interesante con la película Roma (Alfonso Cuarón, 2018), si bien Netflix trataba de posicionarse como plataforma digital de consumo, invirtieron mucha publicidad y con ello fueron la sensación en los premios Oscar. Aunque este año no pasó tanto con las películas de esta plataforma, pero de las cinco películas nominadas al Globo de Oro o de los premios Oscar, tres eran de plataforma digital”.

Para este amante del Séptimo Arte, el público no dejará de entrar a las salas de cine, aunque tenga opciones diferentes: “El cine es un recinto para ver las películas, desconectarte de la realidad, de lo que está pasado y adentrarte a una historia que dure dos o cuatro horas. Emocionarte, llorar, identificarte. El cine juega un papel dentro de la sociedad; a veces nos vemos reflejados en los diferentes personajes y contextos que nos está planteando una película de cualquier género, sea una comedia o un documental, ya que este último ha ganado mucha presencia dentro de la industria cinematográfica”.

Apoyar el cine desde el periodismo y la comunicación es una encomienda que vive día a día y de forma muy profesional. Por esta razón, para Rolando Martínez se requiere de una sólida formación, tomar esta labor con una gran responsabilidad y compro-miso: “hoy en día cualquiera puede tener acceso a una red social, plataforma digital o un dispositivo y emitir un juicio, es muy fácil, pero la gente que está detrás de una comunicación debe estar preparada, tener una licenciatura, saber el contexto para emitir juicios o un comentario”.

Por ello, invitó a la comunidad universitaria a perseguir sus metas, prepararse y de la forma más profesional ejercer con orgullo la formación académica brindada en las aulas.

El programa de televisión Cinescape se transmite todos los jueves a las 19:00 horas y en su repetición los sábados a las 19:00 horas por Mexiquense TV.

Esta colaboración se publicó de manera impresa en marzo de 2020, edición 188 del boletín informativo CineAdictos, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.
* Ofelia Castro Paredes es Técnico Académico Asociado B. Tiempo Completo Definitivo. Profesora de la Licenciatura en Comunicación. Participa en las líneas de investigación de Comunicación Interna y Relaciones Públicas.
Categoría(s): REALIZADORES

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CineAdictos, publicación periódica de la Coordinación de Difusión Cultural, nació en noviembre de 2000. Incluye reseñas de películas, trayectorias de actores, directores, críticas, comentarios sobre los principales festivales, entrevistas, avances técnicos y aspectos de los distintos géneros cinematográficos. El material impreso se distribuye entre la comunidad de la FES Acatlán; a partir del semestre 2015-II extiende sus alcances con el blog de CineAdictos. Espacio abierto a los interesados en la divulgación del séptimo arte.

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