El sacrificio humano en Mesoamérica, una perspectiva a partir de la sociedad nahua
Desde los orígenes como ente social, el ser humano ha elaborado y manifestado innumerables rituales como bailes, cantos o la entrega de ofrendas con distintas y muy variadas formas y propósitos, tanto sociales como económicos, políticos o religiosos, los cuales pueden delimitar una escala cultural.
En el caso de las ofrendas, éstas se realizan con el propósito de entregar algo a manera de veneración, reconocimiento o con el fin de recibir dones o beneficios a cambio. El sacrificio es un tipo de ofrenda en la que se otorga aquello de sumo valor para el oferente[1]. Los rituales donde el sacrificio es la vida humana hasta hace cierto tiempo se consideraron un asunto de horror y una práctica de sociedades bárbaras, por ello, a lo largo del tiempo, se condenaron estos actos. Sin embargo hoy en día lejos de juzgarlos, buscamos explicarlos dentro de sus propias categorías y comprenderlos como un hecho cultural inmerso en la historia humana.
Múltiples son las sociedades pasadas que en todo el mundo practicaron este tipo de rituales en mayor o menor medida,[2] en el Seminario Permanente Crónicas y Fuentes de Origen Indígena del S-XVI Novohispano, el caso que nos interesa es el mesoamericano.
En próximas entradas desarrollaremos el tema del sacrificio humano, de lo general a lo particular, específicamente entre los grupos del Posclásico y nos enfocaremos en las prácticas del Centro de México, que en última instancia son un reflejo de buena parte de Mesoamérica. Cabe aclarar que la delimitación temática se debe sencillamente al trabajo y objetivos propios de este seminario de investigación.
En primera instancia, abordaremos las fuentes de estudio sobre el tema, nuestro propósito es mostrar de manera general las descripciones y representaciones del sacrificio humano en el Posclásico mesoamericano, desde las representaciones iconográficas de los códices tanto prehispánicos como coloniales hasta los apuntes fundamentales en las obras de fray Bernardino de Sahagún y fray Diego Durán,[3] los cuales también contienen información que contribuye al conocimiento iconográfico.
Sin embargo, tal y como dice Michel Graulich “El sacrificio humano en Mesoamérica está documentado de manera muy desigual”,[4] aunado a esto es difícil tratar de indicar un origen de los propios ritos, razón por la que, para construir un panorama general, nos centraremos en las fuentes del Posclásico, que como el mismo investigador refiere, son las más ricas, ejemplo de ellas son los libros prehispánicos de pinturas.
Los códices conocidos como de tradición Mixteca-Puebla[5] que tenemos documentados hasta nuestros días son un conjunto de documentos propiamente indígenas, en ellos, la imagen de sacrificios es común. En innumerables láminas vemos representado el mismo hecho, la extracción de corazón,[6] lo cual ha sido fundamental para muchos investigadores que, cotejando otras fuentes, logran respaldar sus argumentos sobre temas que tienen que ver entre otras cuestiones con religión, política y en general con la cosmovisión de esos pueblos.
Imagen 1, Códice Laud, Detalle de la Lámina 8. Tomada de: http://www.famsi.org/research/pohl/jpcodices/laud/img_laud08.html.
Dentro del amplio corpus de fuentes posteriores a la conquista, encontramos aquellas denominadas historias o relaciones, elaboradas en su mayoría por frailes eruditos que recopilaron de la tradición oral, ritos, costumbres y mitos anteriores al contacto y que también compartieron algunas vivencias con los pueblos sometidos, así como su propia interpretación de hechos que les eran ajenos. Nos referiremos en primera instancia al propósito o interés que sobre este tema tenían y posteriormente al contenido propio del material iconográfico que elaboraron.
El sacrificio humano en estaba íntimamente ligado al ciclo festivo del año ritual Xiuhpohualli en lengua náhuatl,[7] aunque no exclusivamente[8]; Sahagún y Durán describen las antiguas costumbres y ritos, entre ellos el sacrificio humano, lo hacen al presentar los 18 rituales de las fiestas, en sus obras podemos encontrar además de una buena reconstrucción de las ceremonias en las veintenas, una pequeña interpretación del propósito de las mismas, siendo el sacrificio el punto cumbre en ellas. Sobre los motivos que los frailes tenían para consignar estos hechos Alfredo López Austin y Leonardo López Luján exploran una de las posibilidades, aseveran que aquellos eruditos trataban de resaltar las grandes diferencias de costumbres y religión (considerada idolatría) del México Antiguo en comparación con la cultura occidental católica de la España de principios del siglo XVI, aunado a esto, se trataba de fundamentar la posesión de las tierras recién descubiertas con el motivo de extender la fe católica en combate de las vagas creencias, que dirigían a los hombres de estas tierras a realizar extraños actos de fe a falsos dioses, muchas veces considerados demonios.[9]
Ahora bien, las representaciones de las divinidades y las fiestas que son elaboradas luego de la Conquista, resultan sumamente interesantes, pues ahí convergen la mentalidad occidental y la indígena, tanto en las cuestiones estilísticas como en el propio contenido iconográfico.[10] Por un lado, estos documentos presentan escenas que guardan proporción con la usanza indígena[11] en el contenido y su posible significado; y por otro, aparecen en ellos representaciones distintas que se encontraban fuera del contexto propiamente mesoamericano[12] en las que se manifestaba una noción de muerte distinta a la prehispánica o en la que los ritos serían considerados malignos. Todo ello por estar imbuido por una visión como la de los españoles del XVI.[13]
Imagen 2, Códice Tudela, f. 57r. Tomada de Michel Graulich, “El sacrificio humano en Mesoamérica”, p. 16.
Imagen 3, Códice florentino– lib. VIII, F.34 v. Tomada de Marialba Pastor, “La visión cristiana del sacrificio humano” en Arqueología Mexicana, México, Editorial Raíces, 2003, Núm. 63, p. 63.
De manera general estas son las perspectivas que abordan las principales fuentes primarias, que a pesar de la interesante problemática de su composición por medio de dos visiones distintas, ofrecen información sumamente valiosa y también muchos posibles puntos a analizar.
Para cerrar esta introducción es necesario presentar algunas generalidades sobre las distintas visiones en torno al sacrificio humano mesoamericano que se han desarrollado entre nuestros contemporáneos. Como ya vimos desde el siglo XVI, el tema del sacrificio ha sido causa de polémica, ya que hay quienes reflexionando sobre el tema se inclinan hacia dos posturas, desde nuestra perspectiva, poco acertadas.[14] Por un lado quienes ven a los mexicas y demás pueblos mesoamericanos como perpetuadores de grandes matanzas sin mucho sentido por medios crueles o sádicos, tomando este hecho como su única característica distintiva ante el mundo. Del otro lado existe una visión que niega esta práctica ritual, considerando inválidas las fuentes, manteniendo una creencia utópica o idealizada sobre las sociedades indígenas de pasado.
Como difusores del conocimiento académico consideramos de suma importancia la necesidad de mantener una visión científica e histórica sobre este hecho social y cultural para poder abordar y comprender con mejores herramientas ese pasado, por lo que es fundamental considerar metodologías de investigación que apunten hacia la multidisciplina.[15]
Omar Tapia Aguilar
Seminario Crónicas y fuentes de origen indígena del S-XVI novohispano.
[1] Yolotl González Torres, El sacrificio humano entre los mexicas, México, FCE, 2ª Reimpresión, 2012, (Colec. Antropológica), p. 25 -Sacrificio proviene del latín sacrificium, voz que a su vez está compuesta de las raíces sacer “sagrado” y facere “hacer”, esto es “convertir algo en sagrado”
[2] Ver González Torres, “II. Distribución histórico geográfica del sacrificio humano” en El sacrificio humano… o Eduardo Matos Moctezuma “La muerte del hombre por el hombre” en Leonardo López Luján y Guilhem Olivier (coord.) Sacrificio humano en la tradición religiosa mesoamericana, México, INAH-UNAM-IIH, 2010, p. 43- 45.
[3] Estos son los dos estudiosos con mayor trascendencia, sin embargo y afortunadamente también contamos con los trabajos de fray Toribio de Benavente “Motolinia”, fray Andrés de Olmos, fray Gerónimo de Mendieta, fray Juan de Torquemada, fray Juan Tovar y Joseph de Acosta. También existen las crónicas de los soldados que en mucho ayudan para cotejar datos, entre los que podíamos mencionar a Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo.
[4] Michel Graulich, “El sacrificio Humano en Mesoamérica “en Arqueología Mexicana, México, Editorial Raíces, 2003, Núm. 63, p. 16.
[5] Considerando los apuntes de Pablo Gonzalbo Escalante tenemos esta denominación de Mixteca-Puebla corresponde a la tradición estilística e iconográfica que se extendió en las zonas centro y sur del actual estado de Puebla, Tlaxcala, las Mixtecas (Costa, Sierra y Baja) y el valle de Oaxaca en el periodo Posclásico, concluyendo que exceptuado los códices mayas, todos los manuscritos prehispánicos que conocemos pueden englobarse en la tradición Mixteca- Puebla. Pablo Gonzalbo Escalante, Los códices mesoamericanos antes y después de la conquista, México, FCE, 2010, (Colec. Antropológica), pp. 35- 47.
[6] Ver Imagen 1. Este es el rito de sacrificio humano mesoamericano que más difusión ha tenido, aunque no es el único, en próximas entradas desarrollaremos otros tipos de sacrificio.
[7] Se componía de una serie de rituales establecidos por el calendario, 18 fiestas de veinte días cada una, de ahí el nombre de fiestas de las veintenas, en ellas se realizaban una serie de rituales que concluían en el ultimo día de la veintena, cada una llevaba su propio nombre y tenia propósitos específicos tanto para honrar a distintos dioses así como parte del culto agrícola o la representación de distintos sucesos mitológicos. Para mayor información se recomienda Michel Graulich, Fiestas de los pueblos indígenas. Las fiestas de las veintenas. Ritos aztecas, México, INI, 1999.
[8] Existen otros rituales de sacrificio humano en eventos extraordinarios como una gran crisis, la conmemoración de un evento como la inauguración de un templo, entre otros.
[9] Véase Alfredo López Austin y Leonardo López Luján, “El sacrifico humano entre los mexicas” en Arqueología Mexicana, México, Editorial Raíces, Núm. 103, pág. 25- 26.
[10] Por parte de la labor de Sahagún tenemos Los Primeros Memoriales y El Códice Florentino, por Durán la parte gráfica de en su obra Historia de la Nueva España e Islas de la tierra firme, además de códices de manufactura también indígena, pero con notable influencia española, como el Códice Borbónico, la Historia Tolteca- Chichimeca, el Códice Tudela y el Códice Magliabechiano, Códice Telleriano- Remensis entre otros.
[11]Ver Imagen 2.
[12]Ver Imagen 3.
[13] Incluso en algunas láminas y no solamente de sacrificio también con relación a deidades y otros contextos aparecen demonios a la usanza europea.
[14] López Austin y López Lujan,”El sacrificio…” en op. cit., p. 26- 27.
[15] Las obras especializadas más recientes y con rigor académico se enlistan en López Austin y López Lujan, “El sacrificio…” en op. cit., p. 27.
Fuentes consultadas:
Gonzalbo Escalante, Pablo, Los códices mesoamericanos antes y después de la conquista, México, FCE, 2010.
González Torres, Yolotl , El sacrificio humano entre los mexicas, México, FCE, 2ª Reimpresión, 2012.
Graulich, Michel, “El sacrificio Humano en Mesoamérica “en Arqueología Mexicana, México, Editorial Raíces, 2003, Núm. 63.
López Austin, Alfredo y Leonardo López Luján, “El sacrifico humano entre los mexicas” en Arqueología Mexicana, México, Editorial Raíces, Núm. 103.
Matos Moctezuma, Eduardo, “La muerte del hombre por el hombre” en Leonardo López Luján y Guilhem Olivier (coord.) Sacrificio humano en la tradición religiosa mesoamericana, México, INAH-UNAM-IIH, 2010.
Olivier, Guilhem y Leonardo López Luján, “El sacrificio humano en Mesoamérica: Ayer, hoy y mañana” en Leonardo López Luján y Guilhem Olivier (coords.) Sacrificio humano en la tradición religiosa mesoamericana, México, INAH-UNAM-IIH, 2010.
Pastor, Marialba, “La visión cristiana del sacrificio humano” en Arqueología Mexicana, México, Editorial Raíces, 2003, Núm. 63.