• La maestra Verónica García Zambrano explicó cómo transitar las “pérdidas” de esta etapa
El proceso natural que marca el fin de la etapa reproductiva no es nada más el cese del periodo menstrual, debido a que “conlleva cambios significativos en la salud física y emocional”, y en ocasiones suele vivirse “con mucha inquietud, incertidumbre y también dolor”, apuntó la maestra Verónica García Zambrano en la conferencia Menopausia: Enfoque tanatológico y emocional.
“Es poco común abordar un tema tan importante cuando hay tanta necesidad de conocimiento y sobre todo de experimentarlo de manera acompañada, compasiva y con humanidad”, enfatizó la tanatóloga, de ahí la importancia de “transitar de manera adecuada para hacer buen cierre que permita a las personas tener aceptación y una vida funcional, con sentido y calidad.
En la perimenopausia, anterior a la menopausia, resaltó la conferencista, las características endocrinológicas y biológicas comienzan a manifestarse con síntomas como irritabilidad y alteraciones del estado de ánimo, incrementándose el riesgo de sufrir trastornos psiquiátricos como la depresión o trastornos de ansiedad, motivo por el cual hay que “trabajar en el tema emocional”.
La menopausia como tal “se dignostica cuando no se han tenido periodos menstruales durante un año”, definió la ponente, y desmintió que el único indicio sean los sofocos, ya que “también hay problemas para dormir, de concentración y del estado emocional”.
Señaló además que la entrada a dicho momento no significa la disminución del apetito sexual. El cese de ovulación puede traer consigo resequedad vaginal, sin embargo, advirtió que “esto no impide vivir una sexualidad placentera” siempre y cuando pueda contarse con el soporte adecuado farmacológico o de tratamiento con el experto ginecólogo.
La maestra explicó que la referida etapa viene acompañada de distintas “pérdidas” y aconsejó cómo transitarlas. Invitó a ver la belleza “de forma distinta”: desde la madurez y la experiencia. Ante las modificaciones en la relación de pareja, llamó al reencuentro y vinculación emocional desde “el acompañamiento” del proceso.
Frente a la adultez de los hijos, quienes emprenden caminos propios, “lo que coloquialmente llamamos nido vacío”, y puede provocar melancolía, puntualizó que la mejor manera de lidiar con ello es “sentirse orgullosos de formar hijos independientes que abran sus alas para volar”. Para frontar la muerte de los propios padres, pidió honrarlos “haciendo cosas que nos enseñaron a hacer”.
Destacó que “cada persona es distinta y experimenta de manera diferente” este momento de vida, el cual “está determinado por la estructura psicológica, la ideología social y cultural transmitida de generación en generación”, subrayó.
“La menopausia no es el fin de la vida, es el comienzo de una vida en plenitud”, recalcó García Zambrano, “estamos desde la experiencia y no la pérdida”. No obstante, en caso de pasar por momentos complejos a causa de esta, recomendó recurrir a la ayuda profesional.