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• Reflexionan sobre el tema en Ciencia, Conciencia y Café 4.0

Entre risas, anécdotas y reflexiones profundas sobre el papel del conocimiento abierto, expertos en cómputo y divulgación tecnológica compartieron puntos de vista en el programa Ciencia, Conciencia y Café 4.0, transmitido por UNAM Digital, sobre los alcances y desafíos del software libre en la academia y la sociedad actual.

El doctor Manuel López Michelone, quien actualmente colabora en la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación, abrió la charla con la comparación contundente: “No puedo imaginarme hacer física y que me digan que las leyes de Newton están bajo derechos de autor. Si el conocimiento no fuera libre, la ciencia no podría avanzar”.

Conocido como La Morsa, el también físico, programador y divulgador de la ciencia afirmó que el software libre permite aprender de otros, también impulsar la creatividad colectiva. Sin embargo, advierte que su aplicación no siempre es sencilla: “Si mañana Microsoft liberara el código de Windows, ¿quién se atrevería a leerlo? Hay sistemas demasiado complejos para eso”.

Con la experiencia como desarrollador y promotor del código abierto, Gunnar Eyal Wolf Iszaevich, maestro en Ciencias de la Computación por la UNAM e integrante del Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Software Libre de la Facultad de Ciencias, señaló que la vida entera ha girado en torno a esa filosofía. “Llevo más de 30 años usando exclusivamente software libre. Lo que más me atrae es esa idea de resolver problemas poco a poco, como dicen, ‘ráscate donde te pique’, y devolverle a la comunidad lo que uno aprendió”. Aunque reconoce que no todo puede desarrollarse con licencias abiertas —“¿quién haría un sistema bancario libre?”—, y subrayó que el modelo colaborativo ha permitido avances imposibles bajo esquemas cerrados.

Max Ulises de Mendizábal Carrillo, maestro en Ciencias de la Computación y especialista en sistemas informáticos, aportó cierta mirada crítica al dominio del software privativo en los entornos laboral y educativo. “El software propietario funciona como un traficante de drogas: la primera dosis te la regalan, pero después ya no puedes vivir sin pagar. Nos volvemos dependientes de marcas como Adobe o Microsoft, aunque existan alternativas igual de buenas y gratuitas”. Advirtió además sobre los riesgos de esa dependencia: “Cuando las empresas compran un programa y lo dejan morir, como pasó con SPSS o Visio, se pierde conocimiento. En cambio, el software libre garantiza que lo aprendido no desaparezca”.

Los tres coincidieron en que el acceso libre al conocimiento es como ideal ético, con la necesidad práctica en tiempos de digitalización. “El planeta no está para andar perdiendo el tiempo reescribiendo lo que ya se hizo solo porque tiene derechos de autor”, apuntó López Michelone. Mientras que Gunnar Wolf recordó que el movimiento del software libre “nació de la colaboración natural entre programadores”, ahora está reflejado en fenómenos como la ciencia abierta o el uso de licencias Creative Commons, cada vez más comunes en universidades.

De Mendizábal Carrillo vinculó la soberanía digital y la libertad académica: “La universidad pública debería impulsar el uso de software libre, porque el conocimiento generado con dinero público debe regresar a la sociedad. Es una forma de independencia tecnológica”.

Por último, la reflexión sobre el futuro y los desafíos éticos de la tecnología. Wolf Iszaevich advirtió que proyectos como Wikipedia, construidos bajo el mismo espíritu de colaboración, enfrenta nuevo enemigo: la inteligencia artificial. “Los buscadores ya no te llevan primero a Wikipedia, sino que usan su contenido para entrenar sus modelos. Corremos el riesgo de que las máquinas se apropien del trabajo colectivo”.

Entre humor y crítica, los tres especialistas coincidieron en la idea central: la libertad de aprender, compartir y construir juntos como el motor que da sentido al desarrollo tecnológico. O como resumió Michelone, “si el conocimiento no se comparte, no hay ciencia; hay secretos”.

Categoría(s): Boletines

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