Cine Adictos

Archivo para marzo, 2021:

POR KRISANGELA SOFÍA MURILLO CAMACHO

La gran belleza ( La grande bellezza ), película dirigida por Paolo Sorrentino, desde su debut en el Festival de Cannes en 2013 tuvo una constante: el reconocimiento de la crítica especializada y múltiples premios, entre ellos el Oscar a Mejor Película Extranjera 2014.

Ofrece una deslumbrante mirada a Roma, cuya alta sociedad está llena de pseudo-intelectuales. En ese grupo convergen nobles decadentes, políticos y artistas, entre muchos otros, quienes se dan cita en fastuosos palacios o villas que reflejan la exquisita belleza arquitectónica de Italia.

Con una cámara que danza en travelings envolventes, presenta una mezcla de carnaval y clasicismo, desenvueltos en una especie de performance, con secuencias de fiestas exuberantemente complejas. El epicentro de esta vida social es el personaje de Jep Gambardella (Toni Servillo), escritor de 65 años de edad quien, luego de sentirse dominado por la indolencia o el hastío, opta por el desfile de esas insustanciales, vanas y deprimentes personas.

Las mayoría de las locaciones ocurren en Roma, el cuarto municipio italiano más poblado de la Unión Europea. Se le conoce como la Città Eterna y fue fundada, según la tradición, por Rómulo y Remo aproximadamente en 780 a.C. Esta urbe cuenta con un invaluable catálogo de arquitectura y bienes históricos, pero me enfocaré en las construcciones que resaltan en La gran belleza, como el Coliseo y la Fontana dell’Acqua Paola.

Desde el departamento que habita Jep Gambardella se obtiene una vista privilegiada del Coliseo, monumento famoso de la antigüedad clásica construido en el siglo I, en pleno centro de Roma. Primero fue denominado Anfiteatro Flavio, en honor a la dinastía Flavia. Es Patrimonio de la Humanidad desde la declaración de la UNESCO en 1980, además de una de Las nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno, como quedó asentado el 7 de julio de 2007.

El Coliseo, más allá de ser recordado como el sitio donde sucedían peleas de gladiadores o eventos públicos marcados por la barbarie, representa un importante legado de innovaciones arquitectónicas. Es una obra grandiosa por el uso de técnicas de construcción como pilastras y arcos de travertino colocados sin argamasa, directamente sobre cimbras de madera, un descubrimiento que aligeró el peso del edificio. Los arquitectos romanos fueron los pioneros en la utilización de este método.

La Fontana dell’Acqua Paola, muchas veces reconocida como fuente de Gianicolo, fue erigida entre 1585 y 1588 por órdenes del Papa Sixto V y está inspirada en la Fontana dell’Acqua Felice. Su objetivo es suministrar agua a las zonas del Trastevere, el Vaticano y Vía Giulia. De ella destaca haber sido construida con piedras de mármol y granito extraídas de las ruinas del Foro de Nerva.

Llama la atención la Fontana dell’Acqua Paola por la simplicidad de sus ornamentos, ya que solamente resaltan las insignias papales, sostenidas por un par de ángeles, sobre los emblemas de la Casa Borghese, familia a la que pertenecía el pontífice, además de algunas águilas y dragones. El agua que cae en esta gran obra de ingeniería proviene del lago Bracciano.

La gran belleza constituye un disfrute visual con vistas panorámicas resaltando varios de los principales sitios públicos de Roma, erigidos durante el Renacimiento o el Barroco. Son testimonio de la creatividad para la exaltación humanística y del espíritu. Entre los más celebres están: Plaza España, Plaza Navona, Campo de’ Fiori, Plaza del Popolo y Plaza de San Pedro.

La capital italiana, vista a través de un filme exitoso, se presenta como el resultado del legado arquitectónico y urbanístico de diversos siglos. Nos muestra la relación de la ciudad con su pasado, en periodos tanto de desarrollo como de decadencia.

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POR  LETICIA URBINA ORDUÑA

Filmada en 2013, La jaula de oro ofrece un punto de vista sobre la migración que, hasta ese momento, no había sido abordado por el cine mexicano, centrado, como el resto del país, en la victimización de connacionales por los estadounidenses.

Esta ópera prima del español radicado en México Diego Quemada-Díez, pone el acento en otros migrantes: los centroamericanos y el miserable trato a que son sometidos por la mayoría de los mexicanos a su paso por este país.

El director no buscó hacer una mera película de denuncia, pues también aborda la historia de los otros connacionales, los que prestan la mayor ayuda posible a los migrantes de manera desinteresada, como “Las Patronas”, o el refugio del sacerdote católico Alejandro Solalinde quien, por cierto, aparece en el papel propio.

La cinta no soslaya ni trata de justificar a aquellos que explotan por igual a mexicanos y centroamericanos en su intento de llegar a Estados Unidos. La mirada del director es despiadada: asaltantes, polleros, tratantes de personas, extorsionadores, policías, el servicio migratorio mexicano y, por supuesto, “La Besti”a, el tren que cobra vidas en cada viaje, son algunos de los peligros que los migrantes deben enfrentar, sin contar lo que les espera en el país destino.

Tres adolescentes guatemaltecos, dos chicos y una chica, emprenden el viaje hacia México y tardan más en entrar que en ser deportados. Uno de los varones decide regresar su país de origen, pero la pareja de novios formada por Juan y Sara, disfrazada de chico bajo el nombre de Osvaldo, continúa su viaje hacia Estados Unidos.

Casi desde el inicio de su travesía se les une el que parece un molesto compañero, o al menos lo es para el celoso y racista Juan: Chuk, un indígena tzotzil que no habla una palabra de castellano y que le cae en gracia a Sara, quien trata de enseñarle un poco de español y le pregunta y contesta a señas lo mejor que puede.

De los tres personajes, sólo uno logrará su objetivo; sin embargo aquí vale aplicar la frase atribuida a Oscar Wilde: lo único peor que no cumplir tus sueños, es verlos cumplidos.

El excelente trabajo fotográfico ayuda a comprender desde un inicio el contexto del que provienen sus protagonistas. Vecindades miserables, el trabajo en los tiraderos de basura y la absoluta ausencia de los padres de estos adolescentes, que parecen mandarse solos, permiten explicar cómo es que acometen semejante empresa.

Cabe subrayar que las actuaciones de los jóvenes elegidos por el director son un logro de éste y de Fátima Toledo, quien los preparó en materia actoral. Ninguno de ellos había trabajado en este ámbito antes de La jaula de oro. El personaje de Juan (Brandon López) parece odioso al principio: un machito pueblerino con ínfulas de grandeza; Chuk (Rodolfo Domínguez) es en la vida real un campesino tzotzil de quince años que apenas habla el español y Sara (Karen Martínez) es cualquier niña pobre, cuyo mayor encanto reside en tener apenas dieciséis años. Y los migrantes que aparecen junto a ellos (cerca de 600) son, en realidad, migrantes.

La obtención de nueve premios Ariel y la nominación a 14 es resultado de la dirección de Quemada-Díez quien, con su ópera prima, se reveló como un talento muy prometedor.

Aunque el asunto es doloroso y terrible, hay destellos de comicidad que alivian el peso de tanta desolación, de tanto desamparo, sin restar su dimensión a la tragedia de fondo. Y hay también momentos poéticos. Tras ver a los personajes subir y bajar del lúgubre tren conocido como “La Bestia”, observar una máquina salir de un túnel en plena nevada toma por sorpresa al espectador que, de pronto, se pasma por la imagen insuficientemente real.

Un alejamiento de la cámara revela el truco del director: no es una mala toma de una maqueta, es la maqueta de una juguetería tras cuyo cristal asoman los ojos brillantes y las sonrisas infantiles de Juan y Chuk, para recordar al espectador que quienes han vivido una serie de atropellos son casi unos niños.

Menores de edad convertidos violenta, abruptamente, por la miseria, en adultos responsables de sus vidas de la noche a la mañana. Infancias truncadas por el hambre, primero, y por el mito de un sueño americano, después, que para muchos es la última pesadilla de sus vidas.

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CineAdictos, publicación periódica de la Coordinación de Difusión Cultural, nació en noviembre de 2000. Incluye reseñas de películas, trayectorias de actores, directores, críticas, comentarios sobre los principales festivales, entrevistas, avances técnicos y aspectos de los distintos géneros cinematográficos. El material impreso se distribuye entre la comunidad de la FES Acatlán; a partir del semestre 2015-II extiende sus alcances con el blog de CineAdictos. Espacio abierto a los interesados en la divulgación del séptimo arte.

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