Cine Adictos

Archivo para julio, 2018:

por VICTORIA HERNÁNDEZ*

The Devil Wears Prada (El diablo viste a la moda, 2006) es un filme basado en el best seller homónimo escrito por Lauren Weisberger, quien se inspiró en sus experiencias como ayudante de la redactora en jefe de Vogue USA, Anna Wintour, para la creación de su novela.

Dirigida por David Frankel, narra la vida de Andrea Sachs (Anne Hathaway), una joven recién egresada de la universidad con aspiraciones de convertirse en periodista, quien en su búsqueda de oportunidades laborales consigue su primer trabajo como segunda asistente de Miranda Priestly (Meryl Streep), redactora en jefe de la revista de moda más importante del mundo: Runway.

Andrea se enfrenta a la difícil situación de equilibrar su vida personal con un trabajo por el que un millón de chicas matarían, el cual la obliga a lidiar con el carácter fuerte y demandante de su jefa, así como enfrentar discrepancias con la primera asistente de Miranda Priestly, Emily (Emily Blunt).

Han pasado más de 12 años de su estreno y este filme sigue siendo un referente cinematográfico e icono para referirse al mundo de la moda. Como espectadores, nos adentra en un espacio muy cerrado, desconocido y artístico, casi “mágico”, del mundo editorial de la moda.

Contó con uno de los vestuarios más caros de la historia del cine: aunque su presupuesto inicial era de 100 mil dólares, gracias a Patricia Field, estilista, diseñadora y encargada del vestuario, y a su amistad con otros diseñadores de renombre, consiguió el préstamo de lujosas y exclusivas piezas de firmas como Valentino, Chanel, Donna Karan y Prada, por ello el presupuesto final del guardarropa ascendió a más de un millón de dólares.

El filme incluye cameos de celebridades en la industria de la moda, como la supermodelo Gisel Bündchen, quien aceptó estar en la película siempre y cuando interpretara un papel distinto al de una modelo, así que aparece brevemente en la cinta como Serena, trabajadora en Runway y amiga de Emily. También participó la modelo argentina Inés Rivero en el papel de una clacker y el diseñador Valentino Garavani se interpretó a sí mismo en el Fashion Week París.

Parte fundamental de El diablo viste a la moda es la interpretación de Meryl Streep como Miranda Priestly. Por esta cinta la ya legendaria Streep estuvo nominada al Oscar por Mejor Actriz.

Muchos ignoran que estuvo cerca de no participar, ya que los honorarios ofrecidos en un principio eran insuficientes. Tras un acuerdo aceptable para ambas partes, ella se quedó con el papel.

No obstante que los productores tenían dudas respecto al uso de cabello blanco para el personaje de Miranda, se impuso la decisión de Meryl de aparecer con ese estilo platinado. Se pensaba que podría representarle más edad, pero su inspiración provino de los looks de la modelo Carmen Dell’Orefice y de Chistine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, así que estaba comprobado que sería de buen gusto.

También fue Streep quien impuso la frase “todas quieren ser nosotras”, pues sentía que Miranda representaba más el glamour, moda y trabajo. La frase original del guion era “todos quieren ser yo”; a los productores les fascinó el cambio.

Otro dato interesante es que Anne Hathaway no era la primera opción para interpretar el papel de la audaz Andrea Sachs, ya que la producción quería a la actriz Rachel McAdams para interpretar al personaje, pero ella se negó ya que no quería realizar tantos personajes “comerciales”.

El diablo viste a la moda marcó a una generación no sólo por la belleza de las prendas o la arquitectura en movimiento; también capturó emociones con las situaciones más convencionales que todos hemos pasado: presiones en el trabajo, rechazo por nuestra imagen, problemas de pareja, conflictos con los jefes y sus demandas de desempeño laboral, el quiebre de nuestros ideales y la lucha interna de lo que uno quiere conseguir. Nos llevó a crear una identificación con cada uno de los personajes y a convertirse en parte de nuestra vida diaria.

De esta cinta perduran frases como el repetirse “amo mi trabajo” cuando nos sentimos desesperad@s por el mismo; “los detalles de tu incompetencia no me interesan”, o el diálogo entre Andrea y Nigel (Stanley Tucci), donde Andrea dice que su vida personal pende de un hilo, a lo que Nigel responde: “Te estás uniendo al club, sucede cuando haces bien tu trabajo; avísame cuando toda tu vida esté arruinada, será el momento de un ascenso”.

El diablo viste a la moda se convirtió en una película de culto con una historia atemporal. Forma ya parte de la cultura pop que nos muestra la dualidad del mundo de la moda, desde su lado más frívolo y lujoso hasta el lado más humano, en donde nos pregunta constantemente: ¿qué está dispuesto a arriesgar y defender con tal de conseguir el éxito?

* (J. E. HERNÁNDEZ PIÑA)

Esta colaboración se publicó de manera impresa en mayo de 2018, edición 172 del boletín informativo CINEADICTOS, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.

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CineAdictos, publicación periódica de la Coordinación de Difusión Cultural, nació en noviembre de 2000. Incluye reseñas de películas, trayectorias de actores, directores, críticas, comentarios sobre los principales festivales, entrevistas, avances técnicos y aspectos de los distintos géneros cinematográficos. El material impreso se distribuye entre la comunidad de la FES Acatlán; a partir del semestre 2015-II extiende sus alcances con el blog de CineAdictos. Espacio abierto a los interesados en la divulgación del séptimo arte.

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