Denuncia con tintes de comedia
POR JOSÉ ALFREDO FLORES ROCHA
La luz de sala del cine se apaga e inicia el viaje por las calles de Teherán. El taxi colectivo se detiene frente a la luz roja del semáforo. Una cámara indiscreta colocada estratégicamente sobre el tablero del vehículo registra todo, cuando el auto de servicio público arranca de nuevo, los habitantes de la gran urbe se desnudan ante los espectadores.
Los pasajeros a bordo, son los protagonistas de esta historia que se teje día con día, en un país donde las libertades más elementales han sido reducidas a nada: una profesora, un delincuente, amas de casa, el vendedor de películas pirata y un matrimonio accidentado, entre otros.
Desde sus perspectivas, brindan un panorama completo de lo que sucede en Irán. El conductor del taxi, también director del filme, observa, escucha e interactúa con los pasajeros. El vehículo que maneja lleva al púbico por un fascinante viaje a través de las historias que se cuentan, todas emotivas y cargadas de un minimalismo aderezado por el extraordinario manejo de la lente.
Filmar esta cinta desde un automóvil en movimiento no fue mero capricho. Si bien responde a un fin de orden estético, está principalmente relacionado con la condena que pesa sobre el realizador Jafar Panahi que le impide hacer películas por 20 años, viajar al extranjero y conceder entrevistas. A pesar de estas restricciones, Jafar Panahi decide contar de manera clandestina una trama que supera las expectativas, dadas las condiciones bajo las cuales se desarrolla.
Panahi ha caracterizado su trayectoria por dirigir películas con bajo presupuesto, sin renunciar a la calidad. Sus filmes están cargados de humanismo y no rehúyen de la denuncia, ejemplo claro es El círculo (2000), donde relata el trato que reciben las mujeres en Irán, ofreciendo una perspectiva muy clara sobre las vejaciones, así como la falta de libertad imperantes en este país.
Jafar Panahi pertenece a la denominada nueva ola iraní. Gracias a su trabajo se ha ganado el reconocimiento internacional de la crítica especializada, prueba de ello son los galardones obtenidos en el Festival Internacional de Cine de Venecia y el Oso de Oro, en 2015, precisamente por “Taxi Teherán”.
En su filmografía destacan títulos como “El globo blanco” (1995), “El círculo” (2000), “Offside” (2006) y “Esto no es una película” (2011), codirigida con Mochtabá Mirtahmasp. Es uno de los directores más laureados y reconocidos del cine iraní pero, sin duda, el más castigado, con penas carcelarias en dos ocasiones bajo los cargos de atentar contra la seguridad nacional y hacer propaganda contra el Estado.
El estilo de este director resulta muy cercano al neorrealismo, al mostrar a través de sus obras las condiciones sociales y políticas por las que pasa su país. Taxi Teherán es una rara mezcla de documental salpicado con una dosis de ficción y tintes de comedia. Podría pensarse que es una cinta cansada y monótona filmada bajo las condiciones antes descritas, sin embargo, resulta todo lo contrario: Panahi hilvana una historia impecable de principio a fin.
Para algunos sectores de la crítica, el Oso de Oro obtenido por “Taxi Teherán” resultó excesivo al responder más a fines políticos y la presión internacional ejercida por actores y directores como Martin Scorsese, Michael Moore, Steven Spielberg, Oliver Stone, Robert Redford, Jim Jarmush, Robert de Niro, Ethan y Joel Cohen, quienes solicitaron la inmediata liberación del realizador iraní.
Más allá de la polémica, el estilo de Panahi crea piezas únicas, remarcando que la calidad tiene poco que ver con los grandes presupuestos.
Esta colaboración se publicó de manera impresa en octubre de 2016, edición 157 del boletín informativo CINEADICTOS, de la Coordinación de Difusión Cultural de la FES Acatlán.