CEImx

Por Luz Alfonsina Pazos Velasco

Crédito de la imagen: Oddissey

Imaginemos esto: Sales de la Universidad perfectamente formado, capaz, con todos los conocimientos teóricos y prácticos para comerse al mundo y, además, con mucho apetito. Nada puede detener a este joven talento que viene a romper paradigmas, revolucionar las estructuras y cambiar al mundo como lo conocemos, con las propuestas y proyectos más provocadores desde el descubrimiento del agua tibia. Por medio de esas extrañas vueltas que da la vida, el joven mesiánico en cuestión se encuentra en posibilidad de ingresar prontamente a un empleo, donde podrá por fin poner en marcha el pesado engranaje de su desarrollo profesional.

Hasta este punto todo es hermosamente prometedor: escuchamos en el fondo una hermosa canción pop cuya letra versa sobre la bella vida, mientras vemos en un montaje estilo película de los ochenta todos los pequeños tropiezos y los grandes avances de este joven que… en un par de meses probablemente ya notó cómo los conocimientos que obtuvo de su universidad sólo lo llevan hasta una cierta altura del camino, el resto lo tiene que lograr con práctica, adaptabilidad, ocasionales tropiezos con su subsecuente lección y, eso sí, una buena cantidad de paciencia y constancia.

 Crédito de la imagen: rocketfuel.com

Quienes trabajamos ya conocemos esta danza, en la que hay que incluir, además, el shock emocional de dejar de contar con nuestras tardes durmiendo en el pasto, nuestros viernes sociales e incluso con esa comodidad que caracteriza al periodo estudiantil. Este es el mundo real para el que, por mucho que digan, nada nos puede preparar por anticipado, la única manera de aprender es viviendo en él. En este mundo nuestras tardes casi siempre transcurren corriendo para terminar los pendientes y no quedarnos en el trabajo horas de más, nuestros viernes son sociales de un ratito porque ya estamos cansados de trabajar toda la semana y no podemos dejar de hacer la tarea, porque nunca faltarán las solicitudes de última hora.

Todo lo anterior no obedece a un desahogo motivado por mi reticencia de acudir a un terapeuta, sino al propósito de rescatar este sentimiento de todo-lo-puedo con el que todos salimos de la escuela y que termina sintiéndose rebasado por las exigencias laborales. ¿Alguien más ha notado ese sentimiento, frente a un reto laboral de “esto nunca me lo enseñaron”? Pues tienen razón: no nos lo enseñaron. Pero el hecho de que nadie haya llegado a decirnos “esto se hace así” no quiere decir que nos podamos zafar de hacerlo, de lo que resulta que o lo aprendemos en el momento o nos buscamos quién (o dónde) nos enseñen cómo hacerlo.

Y es que hoy día los requerimientos del mercado laboral avanzan con mayor velocidad que cualquier plan de estudios. Apenas aprendimos a ‘picarle’ a un software cuando ya salió uno más reciente o una actualización –y no lo digo como lugar común, ¿cuántos que ya eran muy diestros en el uso del iOS se han quedado un tanto descolocados con la nueva versión de este sistema operativo? Mientras algunas personas apenas están tratando de dominar el Outlook de su oficina, ya ‘lo de hoy’ es ‘subirse a la nube’, no terminamos de adaptarnos a las tablets y los smartphones con sus pantallas táctiles cuando salen los nuevos y ahora estos hasta ¡hablan!

A nosotros nos dijeron que la evolución era un proceso de miles de millones de años, a través de caracteres que se heredan a la siguiente generación; pero las generaciones de los 80 hemos pasado por un desarrollo tecnológico tan acelerado que hasta produce vértigo: desde LPs hasta Spotify, y desde tarjetas perforadas hasta la famosa nube. Y todo eso en un espacio de poco más de 25 años. Parece ser que en nuestro siglo Darwin se subió a la cinta transportadora y ajustó la velocidad en “Halcón Milenario”.

En este panorama, si los disquetes que las películas de antaño pintaban con la capacidad para destruir o salvar al mundo vienen resultando obsoletos, ¿qué pasa en el espacio laboral, dónde cada año miles de egresados engrosan las filas de aspirantes y quienes ya tienen trabajo deben de cuidar celosamente su puesto, así como buscar ansiosamente la posibilidad de ascender? ¿Qué pasa con nosotros, humanos profesionistas, que pasamos cuatro años en la universidad aprendiendo a ejercer? Pues pasa que, tras un tiempo, nosotros también somos obsoletos.

Cierto que los conocimientos que en la universidad obtuvimos dejan de ser lo más actual en un corto periodo pero, y para nuestra fortuna, eso no nos resta valor, digamos que son los cimientos. Sin embargo, tampoco podemos engañarnos, pues es claro que quien sabe más puede aspirar a más. Todos nuestros compañeros de generación aprendieron lo mismo que nosotros, lo que le da a cada quién su valor adicional es el aprendizaje extra: cursos, talleres e incluso actividades extracurriculares.

 Es por esto que hay un par de palabras que son o deberían estar siempre presente en la mente de todo profesionista: capacitación y actualización, siempre hay algo nuevo que aprender; ninguna disciplina es independiente de las demás, todas convergen, tocan temáticas comunes y a veces abordan los mismos elementos, lo interesante es ver qué puede aportar cada una; muchas culturas comparan el conocimiento y el desarrollo con un río, que se nutre de pequeños riachuelos y manantiales para convertirse en la gran corriente que terminará desembocando en el mar. Del mismo modo, apoyar nuestro desempeño profesional por medio de cursos de capacitación o actualización, puede muchas veces ser precisamente el elemento extra que dé perspectiva a nuestro trabajo y nos permita llegar adonde queremos llegar.

En los Centros de Capacitación Ejecutiva e Idiomas Eje Central e Izcalli contamos con oferta educativa de acuerdo a tus necesidades y deseos de aprendizaje, conócela contactándonos en los números 5536-8869 y 5868-3053.

Categoría(s): Capacitación Ejecutiva, Notas

Hecho en México, todos los derechos reservados 2024. Esta página puede ser reproducida con fines no lucrativos, siempre y cuando no se mutile, se cite la fuente completa y su dirección electrónica. De otra forma, requiere permiso previo por escrito de la institución.

El contenido aquí expuesto no necesariamente refleja la opinión de la institución, y es responsabilidad exclusiva del administrador del blog.