Introducción

De lo tocante a los primores de la lengua nahua…

Uno de los fenómenos más complejos y a la vez más encantadores de la cultura de un pueblo es su lenguaje, pues se construye a partir de una gran gama de formas y significados, producto de siglos de la interacción del hombre con la naturaleza y con sus semejantes, lo que permite al investigador, preocupado por reconstruir la cosmovisión y las relaciones sociales del pueblo que lo habla, contar con una mina de información que, en ocasiones, parece infinita.

Por encima de cualquier otro producto humano, su lengua, su habla, es el elemento que refleja los mayores indicios sobre su ser y pensamiento, ya que explicita no sólo sus más profundas preocupaciones e interrogantes, sino la vida misma que se compone de una cotidianidad que envuelve tradiciones, costumbres, supersticiones y todo aquello se teje en el seno de los pueblos a lo largo de su historia. Es, por otro lado, uno de los indicadores que reflejan con mayor exactitud las diferencias entre las clases y estratos de la sociedad, además de convertirse, al alcanzar su máxima expresión, en un verdadero arte.

La cultura nahua ofrece, gracias a los registros de las fuentes novohispanas, un acervo de las expresiones de este pueblo que está plagado de significados ocultos, sentidos dobles, metáforas y, particularmente, difrasismos, que envuelven un lenguaje serio y profundo pero también pueden manifestar un sentido pícaro, histriónico, ofensivo o cariñoso. En pocas palabras, el lenguaje es un elemento vivo en constante cambio que expresa el pensamiento del hombre.

Por estas razones es que presentamos en las próximas cuatro entradas, lo relativo a la palabra de una cultura con toda la complejidad que presenta un idioma aglutinante y metafórico, como es el propio de la lengua náhuatl. Esperamos que a través de nuestras letras, se pueda dar luz y vida a los obscuros sentidos de gran parte de la vida de un pueblo mediante sus palabras.

Aline Gallegos Méndez