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• Llama doctora Alma Rosa Sánchez a visibilizar aportes académicos de la mujer

“Ante el predominio de la violencia en nuestros espacios universitarios, es posible hilvanar otras formas de relación humana basadas en el respeto, la escucha y el diálogo”, afirmó la doctora Juana Alma Rosa Sánchez Olvera, durante la ponencia Práctica docente y cultura del buen trato: una mirada desde las pedagogías críticas feministas.

Con más de cuatro décadas de experiencia docente e investigadora en estudios de género, la académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán destacó que la cultura del buen trato no es concepto abstracto, sino estrategia concreta para erradicar la violencia y construir comunidades educativas más justas.

Inspirada en la propuesta de Fina Sanz, explicó que, a diferencia del maltrato, fácilmente reconocido y nombrado, el buen trato carece de una noción verbalizada en nuestra lengua, lo que dificulta la visibilización y práctica cotidiana.

En la disertación, como parte de la Bienvenida Académica 2026, la ponente subrayó que el aula debe dejar de ser el espacio de relaciones verticales y autoritarias para convertirse en el lugar de horizontalidad, empatía y diálogo.

Desde las pedagogías críticas feministas, es esencial mirar al estudiantado no como receptores pasivos de información, sino como ciudadanos capaces de pensamiento crítico, agencia y participación activa, expuso en la conferencia, efectuada en el Centro de Estudios Municipales y Metropolitanos (CEMM).

Recordó que los movimientos feministas universitarios, particularmente a partir de 2020, han logrado cambios estructurales como la creación de la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU) y las Comisiones Internas para la Igualdad de Género (CInIG), así como la incorporación de asignaturas obligatorias con perspectiva de género en varias licenciaturas.

Estos avances deben complementarse con prácticas docentes que reconozcan y valoren la diversidad del alumnado, combatan el sexismo y promuevan entornos libres de discriminación, aseveró Sánchez Olvera.

Entre las tareas pendientes, la académica mencionó la adopción del lenguaje incluyente como herramienta para construir ambientes “cálidos”, seguros y libres de hostilidad, así como la integración de los aportes de las mujeres en los contenidos académicos para combatir la “violencia epistémica” que históricamente las ha invisibilizado.

“Nombrar, reconocer y motivar vocaciones científicas en las niñas es también una forma de buen trato”, pues acciones de dicha índole ayudan a derribar estereotipos que excluyen a las mujeres de campos tradicionalmente masculinos, añadió.

La académica resaltó la importancia del recién creado programa Cultura de Paz, cuyo objetivo es la resolución no violenta de conflictos y la erradicación de la violencia en la Universidad. En este marco, el buen trato se convierte en práctica diaria que inicia en el aula, con sencillas preguntas: “¿cómo quieres que te llame?” para respetar identidades y orientaciones diversas.

Sánchez Olvera insistió en que la educación transformadora debe combinar pensamiento crítico, reflexión, diálogo y acciones concretas que visibilicen desigualdades, desafíen discriminaciones y fortalezcan la dignidad humana. “Fomentar el buen trato no es un complemento; es una necesidad para prevenir violencias y garantizar el desarrollo integral de estudiantes y docentes”, concluyó.

Categoría(s): Boletines

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