Economía del comportamiento

Por Miriam Rosas

¿Qué es la economía del comportamiento?

La economía del comportamiento es una combinación entre dos disciplinas, que son la economía y la psicología.

“Si la economía se refiere al estudio de la asignación de los recursos escasos, la psicología y economía, o economía conductual, se refiere al estudio de la decisión de asignación de recursos escasos” (Just, 2013; Cartwright, 2011, citado por Campos 2017).

Podemos pensar que la economía conductual tiene el propósito de comprender de una mejor forma el funcionamiento del mundo y de las personas.

¿Por qué surge?

Desde la época de Adam Smith hasta la de economistas como Irving Fisher y John Maynard Keynes, se había considerado la necesidad de definir el comportamiento de los agentes económicos. Sin embargo, los economistas no llegaron a demostrar en qué se sustentaba su idea sobre el comportamiento de los individuos. Así, surge la necesidad de fundamentar por medio de un estudio formal todas aquellas alusiones acerca del comportamiento de los agentes económicos dentro de la teoría económica.

A lo largo del tiempo, dentro del estudio de la economía, ha existido una fuerte resistencia a ofrecer un soporte científico al comportamiento del individuo, aun y cuando economistas icónicos retomaban la importancia de la psicología en el campo. Un ejemplo alusivo a la consideración del comportamiento de los individuos, se puede observar cuando se hace referencia al “agente representativo”, y una dificultad más notoria se encuentra en saber ¿cuál es ese comportamiento optimo?, ¿ese comportamiento óptimo es equivalente al comportamiento real?

“No debemos abandonar el primer tipo de teorías pues son elementos esenciales para cualquier tipo de análisis económico, pero debemos añadirles teorías descriptivas que se deriven de datos y no de axiomas” (Thaler, 2016).

En palabras de Campos (2017): “la economía conductual busca robustecer la teoría económica con supuestos más creíbles del comportamiento de las personas” (p.13).

Ejemplos del comportamiento en la teoría económica

Dentro de la teoría neoclásica es posible encontrar estos ejemplos respecto al comportamiento de los agentes:

  1. Tienen bien definido lo que son sus preferencias junto con expectativas y creencias que no están sesgadas.
  2. Los agentes toman decisiones óptimas con base a los criterios anteriores.
  3. Son motivados por el beneficio propio y no por el de los demás.

Es interesante hacer notar aquí, que en realidad lo que se esta suponiendo es que los conocimientos intelectuales de estos agentes económicos son equiparables al nivel de entendimiento de los economistas acerca del comportamiento de los mercados, etcétera.

“Cuando suponemos que los agentes maximizan la utilidad (o las ganancias) no condicionamos ese supuesto a la dificultad de la tarea” (Thaler, 2016)

Autores como Pigou, Fischer y Keynes resaltaban la importancia de la psicología dentro del campo de la economía, pero sus argumentos  no fueron escuchados sino hasta hace poco, ¿por qué?

Motivos por los cuales la teoría económica no abarcó a la psicología dentro de sus estudios hasta hace poco:

  • La mayor importancia que se le dio a las demostraciones matemáticas dentro de la teoría.
  • La hipótesis de un mercado eficiente reemplazó a los espíritus animales.
  • El supuesto de expectativas racionales, adoptado dentro de modelos estándares, tenía el rasgo característico de ser fácil de resolver.

Richard Lester cuestionó cómo los capitalistas tomaban la decisión sobre la cantidad de mercancía a producir y del número de trabajadores en planta que tendrían, la cual dentro de la teoría neoclásica dependía de la igualdad entre el costo marginal y el ingreso marginal. Lester puso como tema de debate si los empresarios realmente cumplían con este supuesto, y la respuesta fue que no, que ellos en realidad tomaban ese tipo de decisiones de acuerdo a criterios completamente diferentes.

Economistas como Milton Friedman en defensa de esta condición maximizadora, argumentaron que las teorías debían ser juzgadas con base en su capacidad de predecir el comportamiento. No obstante, al hablar del comportamiento de los agentes económicos estamos englobando el comportamiento de cada uno de los individuos que interactúan en la economía, independientemente de si estos cuentan con conocimientos sobre economía o no. Además, es posible que individuos con conocimiento no puedan llegar a “optimizar” cuando el entorno se vuelve más complejo. En palabras de Thaler (2016): “Muchas decisiones en la economía son difíciles”.

Cuando suponemos que los agentes económicos cuentan con “expectativas”, estamos hablando de la probabilidad de ocurrencia de un evento. Esto significa que los individuos cuentan con información suficiente para tomar sus decisiones, sin embargo, se ignora el error humano que está implícito al momento de tomar decisiones. “Estas son expectativas que no están cerca de ser “como si” fuesen racionales son predeciblemente sesgadas” (Thaler, 2016).

El hecho de que los agentes sean sometidos al mismo evento innumerables veces es la razón por la que se esperan que afinen sus estrategias y eviten errores que fueron cometidos en el pasado. El problema es que las personas, a pesar de los resultados obtenidos, pueden seguir manteniendo sus propias convicciones y creencias, lo cual definitivamente descarta por completo ser un caso de aprendizaje.

De hecho, pensar que los mercados erradicaran el comportamiento aberrante muestra una falla en la comprensión de cómo funcionan los mercados” (Thaler, 2016).

Lo expuesto hasta aquí, representa el aspecto critico de los supuestos neoclásicos. Al mismo tiempo, es una motivación para abandonar el pensamiento inductivo dentro de esta corriente de pensamiento y adoptar un pensamiento más deductivo en el cual los supuestos y las hipótesis se basen en observaciones del comportamiento humano real. Tal y como plantea la economía conductual.

Bibliografía

  • Campos Vázquez, R.M. (2016). Economía y psicología – Apuntes sobre economía conductual para entender problemas económicos actuales. México: Fondo de Cultura Económica.
  • Thaler, R.H. (2016). Economía del comportamiento: pasado, presente y futuro. Revista de economía institucional, 20(38), 9-43.