• El esfuerzo siempre trasciende: Víctor Manuel Romero Mares
Hablar del arquitecto Víctor Manuel Romero Mares es recorrer más de 60 años de entrega a la Universidad, a la arquitectura y, sobre todo, a la enseñanza. Actualmente es el profesor con más tiempo de trayectoria en la Facultad, auténtico pilar en la historia de la institución.
La historia con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) comenzó desde joven. Con 13 años ingresó al plantel 2 de la Escuela Nacional Preparatoria y, más tarde, a la Facultad de Arquitectura. Forjándose ahí como profesional y, con inagotable curiosidad, buscó ampliar horizontes: estudió en Francia e Inglaterra, especializándose en urbanismo y abriendo paso a una carrera que dejaría huella tanto en México como fuera de él.
En el ámbito profesional, su firma aparece en proyectos que forman parte de la vida cotidiana de millones: las estaciones del Metro Zócalo, Bellas Artes e Hidalgo, además de cerca de 40 parques industriales y múltiples conjuntos habitacionales y fraccionamientos. Obras que muestran la particular visión urbanística y compromiso con el desarrollo del país.
Sin embargo, la obra que más orgullo le produce no puede contarse en planos ni construcciones, tanto como en generaciones de estudiantes. Fundador de la carrera de Arquitectura en la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán en 1975, llegó al plantel propiamente por azar, cuando al establecerse con su familia en la zona, lo invitaron a integrarse como docente.
Desde entonces, ha formado alrededor de 50 generaciones de arquitectos, transmitiendo conocimiento técnico, acompañado de filosofía de vida basada en el esfuerzo y la disciplina.
Romero Mares también ha sido parte fundamental en el crecimiento académico del plantel. Desempeñó los cargos de jefe del Departamento de Diseño y participó en la creación de los programas de maestría y doctorado en urbanismo, convencido de que la Universidad debía responder a los retos en el tiempo.
Actualmente, integrantes de varias generaciones de exalumnos ocupan cargos directivos dentro de la propia Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, lo que considera como motivo de orgullo y muestra de que el esfuerzo siempre trasciende.
Hace poco, la UNAM lo distinguió con medalla en reconocimiento por 60 años de labor académica, homenaje que recibió con emoción y gratitud. “Se siente muy bonito porque detrás de esos años hay sacrificios, pero también la enorme satisfacción de haber contribuido a la formación de tantas generaciones”.
Víctor Manuel Romero Mares continúa frente a los grupos, convencido de que la enseñanza es un legado vivo. “Transmitir las experiencias de la vida profesional a los alumnos es un privilegio”, dice. Y así, con la misma pasión de aquel joven que entró a la UNAM hace más de seis décadas, sigue edificando proyectos arquitectónicos y también sueños, vocaciones y futuros.