Porque “la ciencia tiene una imagen pública bastante mala, aunque no tan mala como la de los políticos”, el maestro Martín Bonfil Olvera, que tiene más de 20 años como divulgador, dictó la conferencia “Divulgar el conocimiento: una cuestión de supervivencia”, a los investigadores, especialistas y público general del 1er Congreso Latinoamericano de Recursos Hídricos y Cuencas.
En el evento, que se llevó a cabo en el Centro de Estudios Municipales y Metropolitanos (CEMM), en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, el divulgador expuso las razones por las que el público no académico no suele interesarse ni confiar en temas científicos y compartió estrategias para mejorar la comunicación en este ámbito.
“Un poco la idea es motivarlos para que ustedes, aparte de los foros académicos puedan llevar, a un público más amplio, los mensajes que tienen respecto es este tema tan urgente y tan importante. Esto incluye no solo a estudiantes sino ciudadanos en general, desde niños, adultos, personas de la tercera edad y también a tomadores de decisiones”, estableció Martín Bonfil Olvera.
El químico farmacéutico biólogo y maestro en enseñanza e historia de la biología, así como académico de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que el principal problema en México es que no existe la cultura de la ciencia, lo que genera un caldo de cultivo ideal para las teorías de conspiración, la desconfianza, la desinformación y el desinterés.
Ante ello, explicó, la divulgación científica es una recreación de la información: “el divulgador es un intérprete de la ciencia: sitúa, da contexto y explica en términos que le digan algo al público. También reformula la ciencia para presentar al público una versión que le sea accesible; sin embargo, la divulgación no es ciencia, es un discurso autónomo y creativo que se refiere a la ciencia”, detalló en el CEMM.
En opinión del especialista, debe comprenderse que la ciencia es bella (tiene una dimensión estética), es interesante (tiene una dimensión conceptual), y es importante (tiene una dimensión social y ambiental), componentes que la hacen valiosa para un público voluntario, pues no es especialista y no es estudiante, aunque el tema le compete.
Así que el maestro Bonfil Olvera sugirió a sus colegas académicos e investigadores que toda comunicación que comparta temas científicos se base en el modelo trípode que incluye ser: interesante (amena), rigurosa (fiel) y accesible (clara), la proporción de cada uno de estos elementos es indistinta siempre y cuando no falte ninguno.
En cuanto a la forma de transmitir el mensaje, el maestro Bonfil Olvera reconoció la variedad de estrategias y modos en que actualmente se comparte información, sin embargo, destacó que la narrativa de una historia siempre será más poderosa que los datos duros porque “somos chismosos por naturaleza” y citó al escritor Fernando Savater.
“Contar una historia, descubrir un personaje, narrar un enfrentamiento de vida, es la mejor forma que tenemos para transmitir la experiencia, porque la vida no nos llega como razón, nos llega como narración y como imaginación”, concluyó.
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