“El papel sellado es mucho más que una cuestión puramente administrativa, sino que hay detrás toda una historia”, afirmó el doctor Gerard Marí i Brull, presidente de la Institució Armand de Fluviá de Genealogia i Heràldica, en la conferencia que dictó como parte del Seminario Permanente de Paleografía y Diplomática de la FES Acatlán.
Explicó que el Papel del Sello, Papel Timbrado o Papel Sella “es un impuesto sobre el papel de los documentos administrativos”, como escrituras notariales, documentos jurídicos, procesales, libros administrativos oficiales ya sea estatales, eclesiásticos o municipales y era aplicable a único año.
Esta forma de gravamen nació en el Reino de Castilla en el siglo XVII mediante la Real Pragmática, impuesta “como ejercicio del poder del rey” con la intención de aportar nuevos ingresos a la monarquía, evitar falsificaciones y dar validez a la documentación, dado que proveían de valor oficial a “cualquier documento hecho con este papel y este sello”, añadió.
En El papel sellado: entre la fiscalidad, la política y la representación del poder, describió que, aunque esta medida comenzó a ser aplicable desde el 1 de enero de 1637 en Castilla, la introdujeron en las posesiones españolas de ultramar hasta el 28 de diciembre de 1638.
Los sellos utilizados, refirió, eran “una representación icónica del rey mismo” con diseños compuestos por “una cruz, un sello con el escudo real, la categoría, el valor y el año”, lo que prevenía falsificaciones debido a sus variaciones.
Esta “aplicación de los derechos y regalías del rey” presenta utilidad como fuente histórica, ya que cada ciudad o territorio tenía “sus propias circunstancias” manifestadas de forma cronológica. “Es un sistema muy dinámico, tiene que serlo, porque cada año se modifica”, puntualizó el conferencista.
Como el papel sellado podía adaptarse a cambios repentinos o inesperados mediante un proceso de habilitación que tardaba tan solo de dos a cuatro semanas, resulta provechoso para “hacer visible el poder en ejercicio y la investigación en cambios políticos”.
Como muestra, analizó tres casos históricos: la introducción del papel sellado en Cataluña, su empleo entre 1808 y 1814 durante las Guerras Napoleónicas y la Regencia de Urgell de agosto a noviembre de 1822. Además de dar pista a los sucesos gracias a lo rápido que se adapta este elemento a nuevas situaciones, contribuye a determinar la autenticidad del objeto escrito.
El estudio del Papel de Sello inició dentro del ámbito del coleccionismo y tecnología, pero Marí i Brull indicó que pretende “reivindicar el papel timbrado como fuente histórica”, porque “no es tan administrativo ni tan archivístico como parece, sino que hay un lenguaje, un mensaje no muy escondido”.
Hecho en México, todos los derechos reservados 2025. Esta página puede ser reproducida con fines no lucrativos, siempre y cuando no se mutile, se cite la fuente completa y su dirección electrónica. De otra forma, requiere permiso previo por escrito de la institución.
El contenido aquí expuesto no necesariamente refleja la opinión de la institución, y es responsabilidad exclusiva del administrador del blog.