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• Doctor Christian Duverger dio conferencia magistral

A diferencia de la “leyenda negra” difundida a lo largo de la historia, el conquistador de México no buscó iniciar conflicto armado alguno con los indígenas ni “arrasar” son las poblaciones, afirmó el doctor Christian Duverger, en la conferencia Relectura de la historia de Hernán Cortés. La investigación del antropólogo descubrió al personaje “mal entendido” que está “a medio camino del mundo occidental y prehispánico”.

Como “testigo del fracaso” por “hacer una extensión del mundo ibérico” que en 30 años llevó al exterminio de 90 por ciento de las poblaciones indígenas de las islas mesoamericanas, Cortés reunió a 500 hombres en 1518 para comenzar la expedición en la que, de acuerdo con el académico, no buscó ni la riqueza ni el poder, sino evitar “la repetición” de lo ocurrido anteriormente.

En vez de abrirse paso por la fuerza, el peninsular logró avanzar por el territorio continental debido a la “comprensión de la sociedad indígena”. Según la tradición milenaria, los agricultores sedentarios debían acoger a los pueblos nómadas, usualmente del norte, que solicitaban integrarse; en caso de ser aceptados, el cacique realizaba alguna ofrenda de mujeres. “Esa era la condición”, afirmó Duverger, “integración por mestizaje”.

Es por esto que “el mestizaje del siglo XVI viene en la continuidad de un proceso mucho más antiguo”, en lugar de una disrupción iniciada por la llegada de los españoles. Por lo tanto, los mexicanos deben sentirse como “los herederos de tres mil años de cultura y civilización”, declaró el historiador francés.

A diferencia de Pánfilo de Narváez, quien buscó la “hispanización del territorio”, Cortés representó otro tipo de contacto con los indígenas, “de fusión entre dos pueblos que podrían tener intereses comunes”.

Además de la espada, el conquistador resultó prolífico con la pluma. “Podemos seguir el origen de la vocación literaria de Cortés” a través de las Cartas de Relación que escribió al emperador Carlos V, relató Duverger. “La primera es un texto dictado que es más jurídico que literario”, sin embargo, “la segunda es una obra maestra de la literatura mundial”.

Escrita en Tepeaca, enclave del mundo mexica en Tlaxcala, la Segunda Carta de Relación “es una especie de pieza dramática” en la que el autor redacta como “amante de México” debido a las constantes comparaciones que describen lo visto en el Nuevo Mundo como mejor y más grande que sus similares en España. 

“Es una carta de amor a México que se puede explicar como el testamento de una persona que quizá sabe que puede morir en un combate en los días siguientes” en un idioma “hispánico, pero con importaciones lexicales y estilísticas del náhuatl”, aseveró el doctor.

La obra del estudiante de la Universidad de Salamanca logró vender más de ocho mil ejemplares en la época en la que los libros costaban lo mismo que un caballo. “Todo el mundo culto” leyó a Cortés, lo que provocó “la envidia” de Carlos V, quien ordenó quemar los textos en plazas públicas.

Ante esto, cuando Cortés decidió publicar sus memorias en el ocaso de la vida, “que son la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, expuso el ponente, no pudo acreditarse como el autor de la obra, ni utilizar algún seudónimo, por lo que inventó “un narrador ficticio para burlar la censura”. Bernal Díaz del Castillo, considerado la pluma detrás del libro, “no sabía escribir, ni firmar”, aseguró Duverger.

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