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• El actuario agradece por la formación auriazul

Para el veracruzano Juan Osvaldo Barón Flores la mejor etapa de su vida resultó la estancia que tuvo en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán, luego Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, en donde alcanzó los máximos honores en la licenciatura de Actuaría.

Así lo manifestó el Director de Operaciones y Contralor del equipo de beisbol Diablos Rojos del México, al recordar el pasado universitario. “Muchos dicen que la mejor época de su vida fue en la secundaria o la preparatoria, para mí es mi paso por la ENEP Acatlán, ahí recibí valiosa formación académica y herramientas que sirvieron para mi desarrollo profesional”.

El integrante de la generación 1985-1989 resaltó que gracias a la titulación como actuario y de cursar varios diplomados en la FES Acatlán ha alcanzado diversos éxitos incluyendo el que desempeña actualmente con la novena de la Liga Mexicana de Beisbol de Verano.

Porque, de acuerdo con el egresado, las herramientas que recibió: trabajo en equipo, toma de decisiones, autocrítica, entre otros, resultaron las bases para resolver casi todos los problemas que suelen presentarse en la administración de referido equipo deportivo. 

Relató que al descubrir su amor hacia las matemáticas, influenciado por sus padres, realizó el trámite para ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través del sobre blanco le informaron de la aceptación en CCH Azcapotzalco, y posteriormente el pase a la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán donde obtuvo el título en la licenciatura en Actuaría.

Decisión que cambió totalmente su vida, pues todo indicaba el camino a la albañilería, sin embargo, gracias al campus universitario mudó el overol por el traje; la pala por la pluma; las botas por mocasines y el implacable sol por reconfortante aire acondicionado de las oficinas.

Cambios, admitió el veracruzano, por la fortuna de contar con excelentes maestros como el ingeniero Gerardo de Lizarriturri y Olagüe, por descubrir el Centro de Computo, situaciones que lo alejaron de dudosas compañías, encarrilándolo por el sendero académico.

Camino pletórico de éxitos, de sangre auriazul, legado plasmado en la familia pues uno de los dos hijos que ha procreado le expresó la intención de seguir el sendero integrándose a la Máxima Casa de Estudios de la Nación, provocando el llanto del egresado de Acatlán. 

“Un día mi hijo Leonardo se levantó y dijo que quería estudiar medicina. Le pregunté en qué escuela y me contestó que quería ser Puma, como yo”, rememoró, sin contener el llanto.

Prácticamente de sol a sol  

Con extenuantes jornadas de trabajo con los Diablos Rojos, prácticamente de sol a sol, todos los días de la semana, tiene a su carga el control de prácticamente el estadio Alfredo Harp Helú por completo, nada sucede ahí sin el consentimiento, aprobación del actuario Barón Flores.

Todo ello lo tiene satisfecho al comprobar que aplica toda la experiencia que ha adquirido en diversos trabajos desempeñados, tanto en el ámbito público como en la iniciativa privada.

Del actual trabajo, Juan Osvaldo admitió que paulatinamente conoce más sobre deportes, gracias al perfil técnico y las permanentes ganas de triunfar, sin importar el campo que pise. 

En cuanto a la incursión de los Diablo Rojos del México en la Bolsa Mexicana de Valores, enfatizó la idea de unir las dos pasiones del empresario Alfredo Harp Helú, propietario de los escarlatas: el beisbol y la BMV. 

“Para ello había que profesionalizar todos los procedimientos del equipo. Profesionalizar todas las operaciones, administrativas, técnicas y deportivas, con el propósito de tener ganancias, ofrecerle al público ganancias para que se animen a comprar acciones, lo más importante”, finalizó diciendo el egresado en Actuaría de Acatlán, entrevistado en las oficinas del infierno, en la Magdalena Mixiuhca. 

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