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• El pueblo tarahumara atrapado en emotivo libro

Modernidad Tarahumar. Seguir Siendo Rarámuri, es el título del libro, del doctor José Luis Bermeo Vega, que el Programa de Humanidades y de Pedagogía de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán presentaron en el Auditorio de Posgrado.

Junto a la doctora Lorena Beatriz Garcés Zepeda, académica de Pedagogía de esta Casa de Estudios, Bermeo Vega dijo que en uno de sus viajes al pueblo Tarahumara conoció al jesuita Ricardo Robles, quien llevaba un diario en donde registraba todas las actividades y costumbres de los Rarámuri.

Un diario que el jesuita escribió por 12 años con la intención de que la iglesia conociera a fondo a este pueblo y no fuera tan agresiva. Sin embargo, la muerte lo sorprendió y fue allí cuando Bermeo Vega, que estaba en España, se dio a la tarea de rescatar todo ese acervo.

Y lo logró, tanto que el doctor se enamoró de los Rarámuri, a quien considera que no se aislaron en las montañas, sino que más bien los orillaron pero que resultó benéfico porque así han podido sobrevivir a pesar de los embates que han sufrido por parte del llamado progreso.

El académico Bermeo Vega, indicó que existen realidades duales, es decir, muchos mundos en nuestro país. Y uno de ellos es dicha etnia, a quienes hay que respetarlos en todos los sentidos y no intentar ingresarlos a nuestra sociedad porque tienen universo propio.

Un mundo regido por sus costumbres, festividades, dioses, el entorno: las montañas, en donde las distancias entre casa y casa, pueblo a pueblo son enormes, de muchos kilómetros, factor ha moldeado su resistencia que es de aproximadamente 1500 años.

Indicó que para ellos los malos son la gente blanca, por codiciosa, ambiciosa, perversa y malvada, por lo que realizó cierto ejercicio, con un billete de 50 pesos que en Occidente se pueden comprar varias cosas, sin embargo, para el Rarámuri no significa nada ya que lo valioso para ellos es el maíz, la tierra, el sol, el agua, con quienes viven en armonía.

Lo mismo pasa con su bebida, el Tejuino, maíz fermentado con aproximadamente 6.9 grados de alcohol, que beben en las fiestas, con duración de hasta nueve 9 días, para convivir tranquilamente. Pero si aparece el alcohol todo aquello terminará al romperse la armonía.

Frente a un grupo de la licenciatura de Pedagogía, el también antropólogo indicó que la educación es el camino correcto, pero hay que entender que cada etnia tiene su universo, costumbres y tradiciones, por lo que hay respetarlo y no tratar de ingresarlos a la sociedad de occidente pensando que es lo correcto.

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