Mtro. Gabriel Gómez Ochoa
Introducción
La política monetaria mundial en los últimos años tuvo un claro ciclo marcado, primero, por la crisis financiera global (CFG) y, después, por los efectos del choque pandémico iniciado a principios de 2020 y las medidas para enfrentarlo.
En principio, la Reserva Federal (FED) ya había comenzado a aumentar su tasa de interés de referencia en 2017, después de haberla tenido prácticamente en cero para contrarrestar los efectos recesivos de la CFG. Sin embargo, para combatir los efectos de la pandemia, en marzo de 2020 dicha tasa cayó hasta 0.125% y se mantuvo así hasta mediados de 2022, cuando la inflación en realidad ya estaba desbordada. En poco más de un año (marzo 2022-mayo 2023) la tasa de la FED pasó de 0.125 a 5.125%.
La política monetaria en México no se puede apartar de la de EUA para evitar movimientos abruptos de capital y mantener estable la paridad cambiaria. Esto implica que, en ocasiones, Banxico se enfrente al dilema de atender el nivel de precios o el tipo de cambio.
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Política Monetaria y banca comercial
A pesar de que el nivel de financiamiento bancario en México es de los más pequeños en países similares, la banca privada es la principal fuente de financiamiento para el sector privado, esto es, empresas como hogares. Por ello su papel es fundamental en la asignación de recursos.
Este sistema bancario mexicano, además de pequeño, ha sido muy rentable, es muy sólido y está concentrado en siete grandes bancos, cinco de ellos filiales del exterior. Al definir las tasas que cobra por sus créditos (activas) y las que paga por los diversas formas de captación (pasivas), contribuye a definir los proyectos que se financian y el volumen de ahorro financiero.
Debido a estas atribuciones los bancos desempeñan un papel central en la transmisión de la política monetaria, ya que cuando el banco central modifica su tasa de referencia, las tasas de crédito y depósitos se deben mover en el mismo sentido (aunque con diversas proporciones).
Este canal de transmisión, denominado de crédito, permite que al banco central afecte a la demanda agregada y con ello influya en el nivel de precios. No obstante, para que este canal sea efectivo se requiere un sistema bancario eficiente.
Política monetaria y estrategia de los grandes bancos en México 2019-2024
El periodo revisado estuvo marcado por los efectos de la pandemia, especialmente por el cierre parcial de las economías, y por las políticas aplicadas para contrarrestar dichos efectos; tal situación se agravó por las consecuencias de la invasión rusa a Ucrania y su efecto sobre precios fundamentales para la producción. En prácticamente todo el mundo se relajaron las políticas monetaria y fiscal, lo que posteriormente desembocó en aumento inesperado de precios y consecuentemente, aunque un tanto tarde, la aplicación de políticas restrictivas, que incluyeron niveles de tasas de interés inusualmente altas.
La política monetaria en México siguió esa secuencia (la fiscal no) y la banca se adaptó a esa situación mostrando tanto la flexibilidad de su negocio como el poder que ostentan para preservar sus intereses, aún en el corto plazo.
Como casi todas las actividades, la banca tuvo una reducción sustancial de sus utilidades en 2020 (no tuvo pérdidas); sin embargo, mediante la reestructuración de sus activos y pasivos, así como el ajuste de sus precios, se recuperó al año siguiente y en los últimos tres del sexenio logró acumular ganancias como nunca antes en el presente siglo.
En efecto, ante un panorama incierto, los grandes bancos del sistema bancario mexicano optaron por modificar la estructura de sus activos, favoreciendo las operaciones con valores (gubernamentales principalmente) y derivados, en detrimento del crédito. Por el lado de los pasivos, se orientaron hacia la captación más barata (a la vista) en ves de las inversiones a plazos. Todo esto, más la capacidad para definir precios de sus operaciones en general, permitieron a los siete grandes bancos de México no sólo librar el choque que significó la pandemia, sino aprovechar la política aplicada para maximizar sus utilidades.
Conclusiones
En un sexenio difícil para la actividad económica, los grandes bancos en México, gracias a la flexibilidad de su operación y al poder que como grupo detentan, fueron capaces de aprovechar la coyuntura de lucha contra la inflación para obtener una rentabilidad de su capital (ROE) mayor que los anteriores regímenes del presente siglo, todo ello a pesar de una postura ideológica aparente irreconciliable.