En la Unidad de Investigación Multidisciplinaria II de la Facultad de Estudios Superiores Acatán, Óscar de la Borbolla presentó su libro La rebeldía de pensar, un ensayo donde reflexiona preguntas como: ¿Qué es pensar?, ¿por qué soy?, ¿por qué hay que ser?, cuestiones irresolubles que, según palabras del autor, nos mantienen permanentemente pensando.

El maestro Miguel Ángel de la Calleja López, académico de nuestro campus, mencionó que en el libro se lee la frase “Admito ser Dios”, que, en comparación con lo acostumbrado, de la Borbolla no escribe como un latigazo para luego argumentarlo, sino que llega a la frase después de una secuencia de idas y vueltas del pensamiento. “El libro nos pone en las puertas, en la entrada maldita que es pensar y rebelarse”, expresó.

El licenciado Luis Felipe Estrada Carreón, docente de la FES Acatlán, resaltó que el escritor deja entrever en las páginas que lo que los seres humanos tenemos en común no es el pensar, sino la capacidad de conquistar el pensamiento, pero “no todos piensan, o más bien, no todos lo saben hacer”.

En un mundo regido por el éxito, sobre todo económico, vale la pena conquistar una de las mayores libertades, la del pensamiento, por ello, en 119 páginas del libro, de la Borbolla invita a buscar esta libertad, instiga a que se asuma esa rebeldía e insta a asomarse al abismo y experimentar el vértigo de pensar en lo insoluble, externó Estrada Carreón.

A partir de la obra, la doctora Laura Páez Díaz de León, secretaria de Posgrado e Investigación, reflexionó sobre la crítica, elemento central con el que nos hemos rebelado en la modernidad, además, destacó la importancia de apostar por el diálogo, pues cuando éste no existe, difícilmente se da el pensamiento.

Óscar de la Borbolla, docente de la FES Acatlán y doctor en filosofía, explicó que comúnmente usamos el pensamiento como una herramienta para resolver problemas, sin embargo, puede ser una actividad más compleja. El escritor acotó que las verdades son descansos en el proceso de pensar, por ello la duda nos sirve como un mecanismo para rebasar certezas, buscar nuevas soluciones y seguir moviéndonos como especie. “Pensar lo insoluble nos mantiene permanentemente pensando”, reafirmó.

El escritor expresó que el pensar por su cuenta reafirma su individualidad, aunque esto también lo hace ser consciente de su soledad y lo enfrenta con la muerte; sin embargo, contrario a lo que le decía su abuela, cree que la felicidad y el pensamiento se pueden reconciliar. “Sí, me voy a morir, pero me voy a morir porque estuve vivo y no tenía ningún motivo por el cual haber venido a la existencia. Puedo ser completamente feliz porque no esperaba nada”, concluyó.