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Diana Laura García Hernández, estudiante de la carrera de Arquitectura y bicampeona en la Universiada Nacional, jamás imaginó que esa niña hiperactiva a la que nunca le gustó jugar a las muñecas y prefería salir a dar vueltas por la cuadra en la primera bicicleta que sus padres le regalaron, en unos años se convertiría en bicampeona nacional universitaria de un deporte como la halterofilia.

Recuerda que siempre buscó un deporte en el que pudiera sacar toda esa energía guardada: buscó en el basquetbol, voleibol e, incluso, en el fútbol soccer, pero ninguno la atrajo y esa etapa, de primaria y secundaria, se mantuvo en dos ruedas.

Fue entonces que esa chica “activa, comprometida y poco tolerante”, como ella se describe, llegó a la Escuela Nacional Preparatoria 8 Miguel E. Schulz, y encontró la actividad deportiva de la cual se enamoró y en la que comenzó a escribir una historia de éxito que hoy la tiene en lo más alto en la categoría universitaria, pero que busca crecer a otros niveles.

“Nunca supe que me iba dedicar a este deporte. Fue cuando llegué a la Prepa 8 y por mera curiosidad pregunté por él, hice las pruebas, vi que tenía aptitudes y comencé desde cero a prepararme. Lo que me enamoró de este deporte es que desde el principio fue como una competencia interna y me encantan esos retos, por lo hiperactiva: entonces comencé desde levantar un palo de escoba y una barra para la técnica, hasta comenzar a cargar los discos con mucho peso, pues los torneos me fascinan, porque te pones objetivos para alcanzar y los fui logrando poco a poco y ahora es algo que no puedo dejar y más por lo que me ha dado este deporte”, destaca.

La estudiante del cuarto semestre en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán confiesa que su primera idea era ser una buena exponente en la halterofilia, pero conforme fueron pasando los entrenamientos, sus preparaciones y los torneos ganados comenzó a ponerse metas, como lo fueron los campeonatos juveniles, luego los inter escolares hasta lo que hoy la tiene como la mejor: la Universiada.

“Fue un trabajo de poco a poco, de la mano de mi entrenador César Jiménez Vázquez, a quien siempre le agradeceré todo lo que hace por mí. Estoy feliz de poder ser bicampeona en la Universiada, fue una meta cumplida, me sentí mejor con los cambios que se hicieron en peso corporal. Esta vez gané al levantar 96 kilos de arranque y 122 en envión en la categoría de 64 kilos y son números que me hacen pensar en algo mejor”.

CICLO DEPORTIVO

Gracias a estas dos medallas y a pasados triunfos, Dina Laura busca la oportunidad de subir de nivel para poder competir en eventos de mayor exigencia, por lo que espera cerrar bien este año de competencias para entrar a nacionales clasificatorios para poder ser seleccionada mexicana.

“Es una de mis metas, estoy consciente que la exigencia es mayor, pero de acuerdo a mis números puedo pensar en ello. Ahorita me queda una competencia nacional en San Luis Potosí y el campeonato juvenil en Quintana Roo, para cerrar el año con un torneo clasificatorio que me puede dar la pauta para que el año siguiente busquemos entrar a torneos de otro nivel. Sueño con algún día estar en una competencia internacional y buscar el podio, pero poco a poco buscaremos las instancias para ganarnos la oportunidad de un selectivo y a ver qué pasa. No tengo prisa, pero tampoco tengo límites, y sé que lo lograré”, señaló.

NO DESCUIDA ESTUDIOS

La joven de 20 años sabe muy bien que a la par de los triunfos deportivos, tiene el reto de llevar a buen puerto su carrera de Arquitectura, la cual ha podido compaginar muy bien con los entrenamientos y competencias, por lo que espera seguir hasta terminarla.

“Voy poco a poco, estoy metiendo materias que me ayuden a continuar mi preparación. Me gusta este desafío de poder estar en la carrera y lograr terminar. Hasta el momento el apoyo de mis compañeros y profesores ha sido buena; eso me compromete mucho más para salir adelante”.

“Penosa”, más no tímida, Diana Laura agradece todas las muestras de cariño de la gente cuando la reconoce, aunque eso no le hace “perder el piso”, sabe que muchas cosas han cambiado a raíz de su exitosa carrera deportiva, pero se lo toma con calma: no lo marean esos triunfos, al contrario, la ubica más.

“Agradezco mucho cuando me reconocen y me echan porras, no voy por la escuela diciendo que soy la bicampeona ni presumiendo, son cosas que no me gustan; las entiendo porque así pasa, pero prefiero mantenerme con este perfil, ser la misma mujer hogareña que disfruta entrenar, competir, estudiar y pasar el tiempo que me resta con mi novio Joel Orozco, quien también es compañero de equipo, ir al cine o pasar un rato agradable”, finalizó.

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