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En la conferencia Genealogía de la violencia en el contexto de la Política y el Derecho, impartida por los integrantes del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT), del posgrado de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, la maestra en Política Criminal, Ixchell Aguilar Mejía, resaltó que, desafortunadamente y de acuerdo con cifras oficiales, en nuestro país muere una mujer -niña, joven o adulta- por feminicidio cada cuatro horas.

Agregó que se ha registrado un notorio incremento de este tipo de delito en los últimos cinco años, considerando que entre 2003 y 2015 en 25 entidades se abrieron 313 averiguaciones previas y, en 2015 se incrementó esta cifra en un 122%, mientras que en año 2016 la problemática se agudizó.

Al concluir su intervención lamentó que el feminicidio no se clasifique como tal, puesto que aún se considera dentro de una esfera privada y no de un acontecer público en que la muerte de una mujer se produce por el simple hecho de ser mujer.

Por su parte, el maestro José Luis García Espíndola explicó que la genealogía de la violencia nos permite entender las pautas que le dan origen, ya que consiste en realizar un estudio de los archivos genéticos que dan origen a la sangre de una raza, de una familia o de una generación a partir del seguimiento de la ascendencia de un tronco racial, así como la tradición de su linaje y lenguaje consanguíneo.

Explicó que la fundación del derecho que se sostiene en la violencia deriva en la creación de sistemas jurídicos positivos al funcionar como elementos discursivos legitimados por la política para sostener relaciones de dominación entre vencedor y vencido.

En tanto, el Dr. Klaus Theodor Muller Uhlenbrock, quien encabeza este grupo de investigación, destacó que no hay violencia irracional y resaltó los diferentes tipos de violencia, destacando el caso de la violencia por omisión, sobre lo cual el maestro en Derecho José Carlos Nussbaumer Ayala precisó que sin lugar a dudas la violencia por omisión del estado mexicano ha sido un elemento generador de crisis social.

El abogado litigante y académico de la UNAM explicó que la violencia puede tener diversas modalidades o formas de manifestarse; puede decirse que se manifiesta a través de acción u omisión, y esto ha sido un criterio que ha sido sostenido y se ha materializado en instrumentos jurídicos, tanto nacionales como internacionales.

En su estudio remarca que en el índice de percepción de la corrupción de 2017, de 180 países, México se ubicó en el lugar 135, donde el número 1 sería el país menos corrupto y el 180 el país más corrupto. “Nos encontramos atrás de todos los países de Latinoamérica, solamente atrás de Haití, Paraguay, Guatemala, Nicaragua y Venezuela”, señaló.

Afirmó que relatores de la Organización de la Naciones Unidas (ONU) han mencionado reiteradamente lo peligroso que resulta ser defensor de derechos humanos en México, ya que uno de cada tres es asesinado, lo que los sitúa como sujetos con un alto índice de mortalidad, superando incluso a quienes practican cualquier deporte extremo.

Concluyó que en el norte del país los feminicidios tienen dos caras, porque por un lado es el asesinato de las mujeres, pero también porque son violencia por omisión, que es inherente a la violencia por acción. Un no hacer de autoridades que no realizan sus acciones conferidas, porque “La violencia está rebasando los esfuerzos de la sociedad, está generando crisis a nivel internacional, está generando desplazamientos de sociedades enteras y no solamente se da esto en un contexto de matanzas, de bombas, tanques, sino también de ojos que observan pero no hacen nada, de manos que no trabajan y no están dispuestas a ejercer aquello para lo que en teoría están ahí”, acotó.

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