Biiniza Ordaz Mijangos recorrió más de 700 kilómetros para alcanzar su sueño: ganarse un lugar en la licenciatura de Diseño Gráfico en la UNAM. Después de dos intentos para conseguirlo, logró su ingreso a la Facultad de Estudios Superiores Acatlán y, con ello, inició su etapa universitaria, en la que, está convencida, se requiere de estudio, esfuerzo y  dedicación.

Originaria del Istmo de Tehuantepec, de una comunidad llamada Unión Hidalgo, en el estado de Oaxaca de Juárez, Biiniza (brisa del mar, en la lengua zapoteca) está convencida de que ha valido la pena el sacrificio de estar fuera de casa, en otra ciudad, con otras costumbres y lejos de su familia, para concluir sus estudios profesionales y convertirse en una gran diseñadora editorial.

Con el apoyo del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad de la UNAM, la alumna de segundo semestre obtuvo una beca que le apoyará a continuar este largo, pero satisfactorio camino. “Me enteré de la beca por una amiga que también salió de mi comunidad a estudiar la licenciatura; me ayuda mucho, porque mi carrera es muy costosa y me sirve para algunos materiales”, la beca también contempla el acompañamiento de un tutor que los apoya en su desempeño académico y los impulsa a desarrollar proyectos de investigación.

Consciente de su identidad universitaria, porta los colores azul y oro con orgullo, el mismo que la identifica con su región y su cultura: la zapoteca. “Tenemos una gran riqueza cultural, los que han salido de nuestra comunidad se sienten honrados de pertenecer a ella y ése es mi caso”. En su tiempo en la Universidad ha notado que su cultura está presente, “en mis trabajos siempre se reflejan, las flores de los huipiles y lo colorido de los bordados”.

Unión Hidalgo, Oaxaca, limita al norte con los municipios de Juchitán de Zaragoza y Santo Domingo Ingenio, al sur con la Laguna Superior, al este con los municipios de Niltepec y San Dionisio del Mar y al oeste con el Municipio de Juchitán de Zaragoza y se distingue por ser una región llena de tradiciones. “Lo que más destaco de mi comunidad es el respeto y la tolerancia a la diversidad sexual. Desde siempre los muxes (homosexuales en zapoteco) han sido parte importante en las familias, ya que cuidan a sus padres cuando llegan a viejos, además, realizan varios oficios, como los bordados en los vestidos, reconocidos en todo el mundo”, explicó.

Sobre los pueblos originarios, la penúltima hija de cuatro hermanas y la primera en su familia en salir de casa, insistió en que “es importante rescatar nuestras raíces, las cuales se están perdiendo, ya varios de mis amigos allá no hablan ni entienden el zapoteco y aquí en la ciudad hay personas que ni siquiera saben que existe el Istmo de Tehuantepec, no saben qué es, que existen las tehuanas, trajes regionales, que es algo muy representativo del país”.

Alertó que mejor en el extranjero conocen su cultura y viajan para ver sus tradiciones, “es contradictorio que estando tan lejos se interesen por mi región y los que estamos aquí, los chavos, en la ciudad, no le damos la importancia suficiente”.

Destacó que jóvenes del Istmo, al terminar su preparatoria, deben viajar a Juchitán o Ciudad Ixtepec o bien emigrar a Tuxtepec, la Ciudad de Oaxaca o la Ciudad de México para continuar sus estudios profesionales. “Los chicos que venimos de otros lugares tenemos que dar un plus para permanecer en las aulas, es muy difícil estar aquí; en este tiempo he crecido mucho, he aprendido mucho, debemos honrar a la universidad” y recomendó a sus compañeros aprovechar al máximo la oportunidad que tienen de pertenecer a la Máxima Casa de Estudios.